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La voluntad, es poder

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Los y las que me seguís desde hace años en el blog sabéis de sobra que siempre he tratado de dejar aparte de mi propia opinión conceptos como la religión, la política o los deportes (que suelen ser tres áreas conflictivas que suelen llevar a muchos puntos de vista distintos y, ante todo, respetables). Pero también como sabréis ya a estas alturas, desde que nací pertenezco a una tierra, a un lugar en el que, sea por las circumstancias que sea, siempre hemos intentado reclamar algo que no se nos puede o quiere otorgar.

Hoy los ciudadanos y ciudadanas de este lugar estamos convocados a dar nuestra opinión (de manera legal, ilegal, más o menos vinculante, pintadlo del color que queráis) y tenemos numerosos argumentos para defender nuestra voz ante el mundo.

He decidido hacer un ejercicio de documentación para que podáis comprobar, por vosotr@s mism@s, a qué me refiero con todo esto que os he explicado más arriba. De la lectura del interesantísimo e imprescindible "Les desventures de Port Aventura", obra del genial Roger Jiménez, se desprenden multitud de datos pero hay un capítulo en concreto en el cual veréis rápidamente la queja y estupor que el pueblo catalán lleva años expresando de muy distintas maneras.


Me quiero centrar en el episodio en el que se comenta, de manera detallada, el momento en el cual España perdió la oportunidad de oro de poder construir, gestionar y beneficiarse de la existencia de un posible Disneyland España. Una posibilidad que andó por despachos, reuniones y contactos durante 2 años a mediados de los 80 y que el libro recoge de manera magistral.

Os invito a hacer una profunda lectura y a sacar, al final de la misma, vuestras propias conclusiones:

"Una vez encarrilado el proyecto japonés, Disneyland se marcó el objetivo de implantarse en Europa y encargó los estudios de viabilidad a sus directivos Richard A. Nunis y Jim Cora. Sondearon las autoridades de Francia, Italia y España y administraron tanto la confidencialidad como las filtraciones a la prensa para obtener las mejores condiciones posibles de cada uno de los gobiernos respectivos. Al enterarse de esto, la Generalitat de Catalunya, que había estado marginada del proceso y descartada por el gobierno de Madrid, se puso directamente en contacto con la Disney y le hizo la entrega de un impresionante estudio con el título de "Preliminary Report on the possibilities and feasability of Catalonia as the location for a Disneyworld-Type of entertainment and leisure complex".

La parte de la selección de los emplazamientos posibles era técnicamente impecable y era la aportación del equipo del director general de Urbanismo, Joan Antoni Solans. El conjunto del estudio ofrecía datos de emplazamiento estratégico en el Mediterráneo, clima ideal, buenas comunicaciones, buenas infraestructuras, buenos servicios públicos, una economía desarrollada y con un importante sector terciario, una población con un buen nivel de renta media, una estabilidad política del gobierno autónomo, la primera zona turística del Estado y una buena calificación profesional de los trabajadores.

Aparte de los estudios cartográficos y de las fotografías aéreas, se hizo un vídeo de personalidades políticas y empresariales que garantizaban su soporte al proyecto. Pero todo ello no sirvió de nada cuando, en octubre de 1986, Javier Solana, por entonces portavoz del Gobierno, anunció que se presentaría una "oferta única" a la Disney.

Ello significaba una puñalada definitiva al plus que las autonomías estaban dispuestas a aportar (que en el caso de la Generalitat de Catalunya ascendía a 25000 millones de pesetas, que es exactamente la cifra que marcó la diferencia y que inclinó la balanza a favor de París).


[...]

Acto seguido, comenzaron a presionar a los americanos (Disney) con el fin de que aceptaran emplazamientos que no tenían nada que ver con el rigor o el más elemental conocimiento del mercado turístico. Primero les hicieron visitar con calzador la finca de La Almoraima, expropiada a Rumasa. Después los forzaron a orientarse hacia la finca que Entursa (la empresa de turismo del Instituto Nacional de Investigación) tenía en Almería. Y siempre hubo una voluntad: que Eurodisney fuera a parar a Andalucía.

Hasta el punto de que se llegó a ofrecer contrapartidas al megaproyecto de la Expo'92 de Sevilla, con multitud de negocios para adjudicar a los americanos si escogían una localización andaluza. Una insistencia digna de la mejor causa, porque en materia de marketing una empresa privada no puede estar por tonterías ni dedicarse a corregir las desigualdades internas de los países donde se instala.

Su trabajo es ganar dinero y, por lo tanto, elegir el mejor emplazamiento en función de criterios de estricta rentabilidad. Cosa que rompía naturalmente la sintonía entre unos fríos expertos guiados por el análisis del coste/beneficio y unos funcionarios españoles empeñados en imponer localizaciones irracionales por motivos puramente políticos.

Así, pues, esta disparidad de criterios y de manera de enfocar las cosas entre burócratas de aquí y empresarios químicamente puros de allí seguro que también hizo producir malas vibraciones que contribuyeron al fracaso definitivo.


[...]

Veamos por la vía del contraste cual fue el comportamiento de los gobernantes de Madrid. En primer lugar, decidir desde un buen principio que querían situar el proyecto en Andalucía. Y cuando finalmente se convencieron de la firmeza en la negativa de los interlocutores y que ni la población, ni la renta, ni las infraestructuras, ni la distancia de los principales mercados emisores permitían seguir con el sueño de pensar con el deseo, orientaron toda su poderosa artillería en favor de la propuesta alicantina. Les salió aún así un problema inesperado: al enterarse el conseller de Comercio y Turismo de la Generalitat (Francesc Sanuy, de lo que estaba pasando y del hecho que Madrid descartaba sistemáticamente la alternativa de Catalunya, se estableció directamente contacto con la Disney, cosa que naturalmente se tradujo en la obvia e ingenua pregunta de los americanos: ¿Y porqué no Catalunya? Y también en una ingenua respuesta, que consistió en decir que ni tan solo la habían nombrado, aún siendo la primera zona turística del Estado, por la sencilla razón de que no había ningún terreno adecuado y disponible.


[...]

Las otras condiciones son fáciles de adivinar. Buenas comunicaciones y proximidad a la autopista, no situarse lejos del litoral para poder tener un buen puerto deportivo, espacio suficiente para la instalación de campos de golf, etc. Y eso era lo que las autoridades catalanas les ofrecieron en tres localizaciones posibles: Torroella de Montgrí, Altafulla y Vila-Seca/Salou. Las negociaciones se mantuvieron en secreto hasta el final del proceso con el fin de evitar las compras especulativas en un momento en que los agentes de fincas del país recibían múltiples ofertas de compra y de trabajo de detectives.

Toda la prensa apuntaba, por ejemplo, a l'Ametlla de Mar como el emplazamiento elegido sin que la noticia tuviera los más mínimos fundamentos. Y por otro lado, en Girona nadie no sospechaba que también había un posible emplazamiento en sus comarcas.


[...]

A la vista de la oferta presentada, los americanos exigieron visitar Catalunya y el gobierno central no se pudo oponer por más tiempo. Se redactó, eso sí, un informe absolutamente inconcebible. Un papel en el cual un gobierno, el de España, desaconsejaba la instalación en uno de sus territorios, Catalunya, con argumento absolutamente peregrinos, discriminatorios y falsos.


[...]

En ver que a la Disney no se la podía hacer pasar por el aro y que ya no querían más exploraciones en Andalucía, se puso rápidamente en marcha la operación "Marqués de Griñón". Según publicó la revista Tiempo el 9 de febrero de 1986, sin que nunca nadie lo haya desmentido, el ilustre aristócrata y marido de Isabel Preysler, formó junto con su esposa una sociedad para comprar unos terrenos de 1000 millones de pesetas, que les habían asegurado que el gobierno recompraría en pocos meses por 10000 millones con el fin de colocar el parque Disney. [...] La maniobra provocó la huída del caso de Enrique Barón, que no quería prestarse a unas operaciones con un marrón tan visible, y también a la indignación de Francisco Fernández Ordóñez, presidente del Banco Exterior de España, que veía como el Banco de Alicante (filial suya) tenía, además, que financiar el marqués que consentía todas estas operaciones más que dudosas.

Imaginen la cara que debieron poner los americanos en ver como, desde las más altas instancias del gobierno, ya se repartían los beneficios de su negocio inmobiliario antes de comenzar y como la falta de sumisión del ministro Barón le había costado el cargo en una destitución que dejó paso a Abel Caballero, más conocido en Catalunya por Caïm Caballero, en virtud de su visceral antipatía hacia nuestro país. Pero es que Barón, como mucha otra gente, seguramente pensaba que había amenidades y distracciones que cada uno tenía que pagarse de su bolsillo y amistades que no se pueden propiciar con el fondo de los presupuestos generales del Estado.


[...]

¿Qué decía entonces el informe que el gobierno de España envió a la Disney? Que en Girona no se podían instalar porque hacía mucho frío, y para acabar de enredar la cosa se refería a las temperaturas de Girona capital y no a las del litoral gerundense y que, además, el fuerte viento de tramuntana era un viento destructor y devastador en aquellas tierras. Posiblemente, no se dieron cuenta de que la Disney se gana muy bien la vida con su parque de Orlando, en Florida, país de los huracanes más fuertes del mundo.

Y decía también que en Tarragona ni pensarlo, porque había la petroquímica y unas centrales nucleares muy peligrosas y capaces de disuadir los posibles visitantes de pasar unas vacaciones en una especie de Chernobil. En cambio el informe no decía en ningún lugar que en las localizaciones propuestas en Alicante había antecedentes de inundaciones con víctimas mortales y destrozas sin igual en ningún otro lugar de la Península y que, a parte de las violencias periódicas del terrible Xúquer, existe también la central nuclear de Cofrents.

En otras palabras, el Gobierno hacía el trabajo sucio de los franceses y descalificaba las posibilidades de Catalunya, su emplazamiento más competitivo, para ir a favor exclusivamente de una alternativa con menos posibilidades pero bendecida por el partido gobernante.

Realmente, un caso sin precedentes en los anales de los disparates de los que lanzan piedras a su propio tejado y una imperdonable actitud de los que decidieron que valía más la pena que se lo llevaran los franceses antes que Catalunya saliera beneficiada. ¿Cómo puede un gobierno, que tiene que ser por definición imparcial y objetivo, tomar partido en contra de la única carta que puede jugar con garantías de éxito simplemente por desamor a una zona con personalidad propia y porque hay un gobierno de signo político diferente?

Se ve que la frase fue: "De ninguna manera, sólo faltaría que le diéramos esa baza a Pujol". Con un total olvido de lo que tienen que ser las relaciones institucionales y la regla de oro de la democracia, que es la de respetar los dirigentes que el pueblo ha elegido en cada caso.

Parecía que la función del gobierno central tendría que haber sido ofrecer unos incentivos de aplicación general y permitir que, después, cada autonomía añadiera los complementos que estimase oportunos. Eso es lo que precisamente quiere decir autogobierno. Pero no, las autoridades de Madrid optaron por la vía uniformista y amenazaron a la Disney con que, si aceptaba ayudas de las autonomías, ellos restarían las cantidades equivalentes de los estímulos ya prometidos.


[...]

Es evidente que un gobierno central no puede discutir en qué prioridades se quiere gastar el dinero una autonomía y que, por lo tanto, lo que hicieron los ministros en Madrid era perfectamente ilegal. Pero ¿qué empresa multinacional con un mínimo de cabeza se arriesgaría a hacer un favor a un país si el propio gobierno le anuncia represalias en caso de que se equivoque de emplazamiento? La cosa, por supuesto, era como para huír, que es, naturalmente, lo que hicieron."

*****

El libro de Roger Jiménez narra las vicisitudes y dificultades que se crearon desde que Disney clamó su interés por establecer un campo de operaciones turísticas en Europa en febrero de 1984 pasando por la proclamación oficial de París como capital elegida para tal propuesta en diciembre de 1985.

Finaliza, como es lógico, con la inauguración de Port Aventura en 1995 (¡más de 10 años después!) con la espectacularidad y el correctísimo trabajo que tod@s conocemos ya a estas alturas:


Parque temático pionero en España desde sus inicios hasta el día de hoy, cara visible de la maltrecha imagen de los parques de atracciones y temáticos del resto del país alrededor del mundo, ejemplo más que convincente de un modelo de inversión y estudio extremo de mercado y, sin más, el mayor éxito que este país ha cosechado hasta la fecha en materia de construcción y gestión de un parque temático rentable.

Se dijo que no a Disney en Catalunya. Se dijo que no a Parc Asterix en Catalunya. Pero finalmente la voluntad dio paso a la realización del sueño, a la búsqueda de los mejores recursos, a la construcción de un ideal desde su base y, para escarnio del resto, fue un sueño productivo y único como ha sido, es y será el parque de la Costa Daurada.

Es el humilde y claro ejemplo que hoy, como catalán que soy, os ofrezco para darnos cuenta todos y todas de que la voluntad es un poder que crece más allá de los deseos o prohibiciones que se opongan a dicha voluntad.

La voluntad, le pese a quien le pese, siempre es poder.

Magic Kingdom - Main Street, U.S.A.

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Todo mundo apasionante tiene un principio, toda aventura tiene un comienzo y toda gran idea se sirve de una gran inspiración. Así pues, como ideó Walt Disney a mediados del siglo pasado, todo gran parque temático debe tener una gran main street, un elemento del que os he hablado largo y tendido en el blog en diversas ocasiones, como cuando nos paseamos a través de la genial main street de Islands of Adventure (Port of Entry).

Una main street es, por así decirlo, la tarjeta de presentación de cualquier parque, la zona que suele acompañar la entrada principal y que sirve como plataforma de entrada y salida de los visitantes del parque, por lo que es un área generalmente con viales grandes, grandes zonas de descanso, muchas tiendas (para aprovechar flujo de visitantes en todo momento) y los edificios de servicio más básicos del parque.

Como no podía ser de otra manera, la main street de Magic Kingdom, el parque protagonista de Walt Disney World en Orlando, es totalmente ejemplar. Muy parecida a sus hermanas de los distintos parques Disney repartidos en todo el mundo, pero con elementos de inspiración que la diferencian ligeramente del toque francés de Disneyland Park París o de la inspiración californiana en el Disneyland de Anaheim.

Adentrándonos en Main Street, U.S.A

Main Street, U.S.A. (el nombre que recibe esta primera área del parque) se nos presenta con un estilo inspirado en los años 20, en un momento en el que los coches y ferrocarriles empezaban a reemplazar masivamente ya a los carruajes y donde la burguesía ostentaba constantemente su poder mediante bonitas y recargadas fachadas en sus casas. Así es como se nos presenta el primer edificio que nos encontramos al llegar a la entrada del parque, correspondiente a la estación de tren de Walt Disney World Railroad:


En este punto podemos girar a izquierda o derecha ya que hay accesos a ambos lados para pasar por debajo de las vías del tren y pasar a observar, por ejemplo, la estación desde su parte posterior, tan o más bella como la fachada delantera:


En este punto se presenta ante nosotros un gran espacio abierto en el cual reina en el centro un enorme mástil con bandera norteamericana (como no podría ser de otra manera). En el centro de esta plaza podemos localizar en numerosos momentos del día diversos personajes Disney con los cuales podremos sacarnos una fotografía de recuerdo:


A mano derecha y ocupando prácticamente todo el lateral de la plaza localizamos la preciosista fachada del Town Square Theatre, donde podremos encontrarnos en un distendido mini-show con el protagonista del parque (Mickey Mouse) y compartiendo hueco con la fachada también nos encontramos con el primer restaurante del parque, el Tony's Town Square Restaurant:


Justo al otro lado de la plaza, a mano izquierda, encontramos dos edificios de distinta índole, en el más prominente de ellos nos topamos con el City Hall, que vendría a ser el ayuntamiento de esta particular ciudad y que es el centro neurálgico de información y atención al cliente del parque. Aquí podemos informarnos acerca de las instalaciones, los servicios, las ofertas o incluso los objetos que hayamos podido perder en el parque:


Y junto al City Hall encontramos un edificio más coqueto y menor que pertenece al Main Street Chamber of Commerce, o lo que es lo mismo, el lugar donde podremos pasar a recoger, a última hora de la jornada, los objetos de merchandising que hayamos adquirido en el parque (un servicio muy típico de EEUU que poco a poco empieza a implantarse de manera masiva en Europa):


La plaza ofrece únicamente un vial posible (a no ser que volvamos hacia atrás) y este es el que nos dará acceso a la main street propiamente dicha y ya directamente a la plaza que contiene el Cinderella's Castle. En una de las esquinas que conectan la plaza con la avenida principal encontramos la imponente fachada del Emporium, la tienda de souvenirs más grande de Magic Kingdom y donde podréis encontrar, literalmente, todo:


Es recomendable utilizar esta galería (ya que todas las fachadas de el lado izquierdo de la calle están interconectadas entre sí mediante esta tienda) a última hora, para así evitar la riada humana que se concentra en la propia main street:

El aroma de los años 20

Accedemos ya a la arteria principal de este área temática, la que conectará la entrada con la plaza principal del castillo. Esta avenida de una veintena de metros de ancho nos muestra, a lado y lado, fachadas de distinta inspiración arquitectónica, pero basada en 2 conceptos muy Disney. Por una parte inspirada en el barrio donde creció el propio Walt Disney a principio del siglo XX y por otra en las calles y fachadas que aparecían en el film La Dama y el Vagabundo, conocida cinta de la compañía del ratoncito orejudo:


A izquierda y derecha veremos edificios de dos o tres plantas donde se utiliza en todo momento la perspectiva forzada, una técnica muy arraigada al uso en los parques temáticos ya que permite a los imaginers crear edificios con apariencia mucho mayor cuando en realidad sus medidas son más bien discretas. Alguno de los trucos de esta técnica incluyen el hecho de que las ventanas del primer nivel de los edificios son ligeramente mayores que las del segundo o tercer nivel:


Se utiza también el truco del cambio de escala progresivo conforme los edificios se alejan de la entrada principal. Así cuando accedemos al parque los edificios son realmente imponentes y gigantescos en sus medidas y conforme avanzamos en dirección a la plaza del castillo van disminuyendo en tamaño, pero no en detalle. Así se nos ofrece la sensación de que la calle es mucho más grande e intimidadora de lo que en realidad es:


Como podéis observar a lado y lado de la avenida prácticamente todo son tiendas, a excepción de un par de restaurantes. En esas tiendas podemos encontrar todo tipo de material exquisitamente ordenado y completando escaparates y rincones donde un auténtico fanático de Disney vaciará probablemente su cartera hasta la extenuación. Sirva de ejemplo esta fotografía (entre decenas) a uno de los escaparates de Emporium:


A mitad de la Main Street U.S.A. y como ocurre en otras hermanas de la misma, encontramos un pequeño callejón de unos 30 metros de longitud donde podemos descansar en tranquilidad mientras nos viene a la nariz el irresistible aroma de baggels, cupcakes, tartas y demás pastelería ya que aquí hace acto de presencia la Main Street Bakery (a la izquierda en esta fotografía):


Continuad fijándoos en la fotografía de arriba, observad el diminuto edificio que se adivina al fondo de la calle, con fachada de color amarillo. Parece muy alejado de nosotros, pero lo cierto es que como os comentaba apenas nos separan de él una treintena de metros. Aquí es donde, quzás, más se pueda intuir la falsa perspectiva de la que os hablaba.

Llegando ya al final de la avenida y tras haber visto no menos de 20 casas de distinta distribución, decoración y estilo (rematadas la mayoría de ellas en madera) nos encontramos con el último edificio antes de llegar a la plaza de castillo, cuyo interior alberga el Plaza Ice Cream Parlor, un local de restauración que, como su propio nombre indica, nos servirá helados artesanos y deliosos sundaes.

Observad en este último edificio de la avenida como se nota, de manera exagerada, el contraste de proporciones y escala. Mirad las personas en la calle y comparad su medida con las ventanas y balcones del segundo y tercer piso. Comparad también la medida de este edificio (que debe rondar los 10 metros de altura), con las imponentes fachadas del Emporium o el Town Square Theater que veíamos al principio de esta visita:


Y sí, no lo he dicho hasta ahora, pero tuve la mala (malísima) pata de que el único día en el que me llovió a pequeñas rachas durante la jornada fue el día en que visité Magic Kingdom. Un problema el de la lluvia que se presentó en varias ocasiones durante mi visita y que me fastidió realmente mucho a la hora de poder sacar generosa cantidad de fotografías de otros lugares del parque. Pero ya llegaremos a ese punto.

Se descubre la gran joya Disney

Dejamos atrás ya la desbordante cantidad de detalle en el theming de la Main Street U.S.A., atrás quedan las hileras de fachadas en preciosa madera y de repente el espacio se abre mucho más ante nosotros, mostrándonos un vial anchísimo que en realidad es un puente de medidas gigantescas por debajo del cual pasa uno de los numerosos ríos que cruzan el parque constantemente. Y sí, por fin el parque nos desvela el gran misterio, por fin se nos muestra el corazón de todo parque Disney, el icónico e inimitable Cinderella's Castle:


Cinderella's Castle pertenece a la família de castillos que reinan en el centro de todo parque Disney y comparte protagonismo con el castillo de Tokyo Disneyland (ya que el resto de castillos son los de Cenicienta y Blancanieves). En este caso nos encontramos ante una edificación de 58 metros de altura, de inspiración barroca/gótica, con altas torres (27 en total) y reminiscencias esenciales de los grandes castillos alemanes y franceses. De un ligero tono rosado y tejados puntiagudos en un azul oscuro (a excepción de 2 torres en las que los tejados son dorados), la base del castillo está rodeada por una fortificación acabada en ladrillo de roca gris y un enorme portón al cual se accede tras cruzar el profundo foso que rodea el lugar.

Como no podía ser de otra manera, preside la zona más cercana al castillo y el auténtico epicentro del parque una estatua conmemorativa de Walt Disney con la que quizás haya sido la creación más recordada y rentable de su imaginario, el simpático y carismático Mickey Mouse:


La plaza del castillo ocupa una extensión de terreno amplísima (mucho más amplia de lo que cualquier fotografía pueda hacer justicia) y viene a ser el lugar de reunión de la mayoría de visitantes a la hora de establecer rutas por el parque ya que desde esta misma plaza se extienden  6 tentáculos en forma de viales que permiten adquirir rutas distintas a distintas áreas repartidas alrededor de la plaza. Rodeando el círculo central de la plaza podemos encontrar un buen puñado de estatuas de bronce que representan los personajes más destacados de la factoría, como este simpático Dumbo:


Y detalles que añaden encanto propio al parque (algo en lo que, por otra parte, Disney viene siento un experto desde el inicio de los tiempos) como este pivote de acero con anilla para atar los carruajes tirados por caballos en distintos momentos de la jornada o para distintas ocasiones donde se tercie el uso de estos animales:


Vale la pena indicar que en el interior del castillo podemos encontrar el centro por antonomasia de todas aquellas princesitas que sueñen con igualar o imitar a su princesa Disney favorita. La empresa del ratoncito sabe que el negocio ahí es extremo y para ello ofrece dos alternativas altamente rentables para los sufridos padres. Por una parte Bibbidi Bobbidi Boutique, la tienda por antonomasia de complementos, vestidos, objetos y maquillajes varios relacionados con el mundo de las princesas y que transformarán a cualquier niña en su personaje femenino favorito de Disney y Cinderella's Royal Table, el restaurante más caro de todo el parque y el que permite, a su vez, poder cenar en exclusiva con las princesas de la factoría allí presentes.

Pese a todo no basta con ensalzar la imagen del castillo de día con sus imponentes torres repletas de artilugios y trucos de perspectiva falsa. No basta con poblar el interior del castillo de negocios altamente lucrativos y máquinas registradoras que no dejen de sonar. Disney sabe que juega una baza inigualable con su estructura central y, cuando cae la noche, la usa como sólo Disney sabe usarla, de manera magistral:


Cuando llega la hora de echar el cierre al parque colisionan 2 espectáculos que (avisad@s quedáis) pueden llegar a tocar sensiblemente vuestro corazoncito. Por una parte asistimos a un show audiovisual de proyecciones, música, luces e incluso actores llamado Celebrate the Magic, en el cual el castillo se irá transformando en decenas de versiones del mismo castillo a medida que transcurran clásicos de toda la vida unidos a nuevas creaciones (desde El Rey León hasta Cars pasando por Pocahontas o Wall-e).

Y una vez finalizado este espectáculo audiovisual sin precedentes empieza la verdadera traca final:


Un castillo de fuegos artificiales llamado Wishes Nightime Spectacular en el que el parque invita a sus visitantes a soñar por última vez en su estancia, a cerrar los ojos pensando en vuestra historia Disney favorita y abrirlos de golpe para recibir un efecto de luces, sonido, color y muchísima fantasía, todo ello aderezado con la espectacular iluminación del castillo (¡más de 200000 bombillas LED!). En este punto es prácticamente imposible no haber soltado ya una lagrimilla, o por lo menos contener una.

La auténtica prueba de fuego de Disney (y por extensión de este área Main Street U.S.A.) llega en el momento en el que las decenas de miles de visitantes del parque deciden abandonar el mismo en vista de que el espectáculo ha acabado y el recinto cierra sus puertas hasta la siguiente jornada. En ese momento se activan varios dispositivos de distribución de personas ya que la avenida principal de la Main Street es, literalmente, un corazón que no deja de bombear gente y más gente:


Pese a todo la organización es impecable y es realmente difícil observar cualquier tipo de tapón o barrera humana. Llegado ese punto lo más recomendable es que os metáis a vuestra derecha en la galería Emporium, donde pese a que encontraréis también muchísima gente comprando (sobretodo en las colas de pago), el volumen de visitantes es mucho menor y os permitirá acortar tiempo para poder tomar el monoraíl de vuelta al hub de parkings o de autobuses, lugar donde probablemente habréis iniciado el viaje al Magic Kingdom.

*****

Y hasta aquí llega esta primera entrega del análisis que haremos poco a poco (ya se sabe: vísteme despacio que tengo prisa). Hasta aquí hemos podido ver el poderío de Disney magnificado en forma de un área totalmente servicial, medidora de pasos, carretera de visitantes y camino de entusiastas.

Main Street U.S.A. es una obra de ingeniería en sí misma a la hora de ordenar, distribuir y gestionar flujos de gente, así como una gigantesca y genialmente tematizada máquina de generar dinero. Realmente os invito a que os paséis por las cajas de Emporium para ver los centenares de dólares que se pueden facturar en apenas unos minutos (y la tienda está abierta y vendiendo prácticamente desde primera hora del día).

Hasta este punto hemos podido familiarizarnos con el ambiente de Magic Kingdom, su belleza y buen gusto por los detalles así como por los trucos para hacernos sentir inmersos en la magia (¡que no trucos de magia, cuidado!). A partir de esta Main Street U.S.A. vamos a ir descubriendo una por una las áreas que conforman uno de los parques temáticos más grandes del mundo.

Magic Kingdom - Tomorrowland

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Tras haber levantado el enorme telón de  presentación de Magic Kingdom y haber descubierto ya los primeros detalles de una espectacular Main Street U.S.A., nos encontramos frente al imponente Cinderella's Castle, dispuestos ya a empezar a estirar del hilo de la curiosidad, del interés por conocer palmo a palmo, ride a ride, todos los rincones del parque pionero de este Walt Disney World de Orlando.

Como ya os comenté durante la gestación de esta serie de entradas, la primera área temática en la que pondremos pie es Tomorrowland, un área que alimenta la inquietud que Walt Disney tuvo siempre acerca del futuro, de la vida del hombre en el espacio, del progreso y de la evolución tecnológica, con tintes de ciencia ficción y de futurismo de los años 60.

Bienvenidos al futuro... según Walt Disney

Para desplazarnos hacia Tomorrowland tendremos que girar a mano derecha si nos situamos justo frente al castillo de Cinderella's Castle, allí encontraremos una pasarela de unos 10 metros de anchura que cruzará en forma de puente uno de los numerosos ríos que conectan con el foso del propio castillo:


Con Tomorrowland tuve un gran problema a la hora de sacar fotografías ya que, como sabéis, utilizo para ello una cámara reflex de Nikon. Durante mi visita en 2 ocasiones a la zona recibí sendos chaparrones terribles que hicieron que apenas pudiera sacar la cámara en espacios muy cortos de tiempo, lo justo que dejaban las molestas gotas de  agua que caían insistentemente. Por eso veréis en muchas fotografías todo mojado y por eso hay rides y lugares a los que no les pude sacar ni una instantánea. Pese a todo probé algunas de las rides y os las comentaré igualmente, acompañadas de fotografías que sí he localizado en la red.

Para entrar en Tomorrowland pasaremos bajo un gran arco metálico en el que veremos, de forma panorámica, gran parte del theming y estructuras de edificios que nos acompañarán durante todo el paseo:


Y es que el acceso al área está mezclado con rocas de un color rosado/terroso que recuerdan bastante a las formaciones rocosas a pie de mar. A nuestra izquierda, según accedemos, nos encontraremos con el edificio que alberga la ride de Stich's Great Escape! mientras que a la izquierda se abre paso el edificio que alberga Monsters, Inc. Laugh Floor:


Aunque no se si se puede apreciar bien del todo, tanto uno como otro edificios tienen, en su fachada y rodeándolos por completo otra ride más, los raíles cubiertos de Tomorrowland Transit Authority PeopleMover, de la que os hablaré más adelante:


La sensación que ofrecen estos grandes pabellones se escapa un poco de la espectacularidad que, quizás, puedan ofrecer el resto de áreas temáticas ya que como suele ocurrir de manera generalizada en muchos parques temáticos, esta primera área temática es mucho menos detallada, más impactante y visual que el resto. Aquí encontraremos estructuras metálicas, antenas, generadores, propulsores, cohetes... todo ello conforma un tejido temático muy denso, pero que escapa mucho de la admiración conforme nos acercamos a los edificios, resultando algo toscos y fríos:


La primera ride que nos encontraremos en el área de Tomorrowland conforme accedemos a ella es, a mano izquierda, Stich's Great Escape! una ride que combina el concepto show con pequeñas pinceladas de simulación y dark ride, aprovechando una de las grandes bazas de Disney que es el inmenso y avanzado uso de la animatrónica, reproduciendo una historia interactiva del monstruito Stich (recordemos que es una de las criaturas menos rentables de la compañía) en una aventura espacial con otros extraterrestres. Una ride que ha cambiado de ambientación y tecnología en diversas ocasiones y que podríamos clasificar como de rareza 100% Disney:


Lamentablemente el tiempo es oro y pese a que Stich's Great Escape! no pude probarla, sí que pude pasarme justo por el pabellón de enfrente, en cuyo interior podemos encontrar Monsters Inc. Laugh Floor:


Si os he de ser sincero, entré en este edificio sin tener ni idea de qué me encontraría exactamente. Me imaginaba quizás una dark ride interactiva o tal vez alguna especie de simulador, dado el tamaño del pabellón que acogía la ride. Y si he de ser más sincero todavía, las colas, ambientadas en un estilo futurista cartoon, tampoco ayudaron demasiado a encarrilar mi idea:


Por suerte al acercarme a las puertas de acceso y gracias a la información de carteles y pantallas de vídeo, empecé a sospechar en qué tipo de "ride" me había metido. Y es que Monsters Inc. Laugh Floor no es una ride en sí, tampoco es un teatro a la vieja usanza, ni tampoco un simulador. Es un concepto que Disney explotó muchísimo durante la década pasada y se trata de un teatro interactivo virtual en el que diversos personajes de la película Monsters Inc. de Disney actuarán frente a nosotros de manera virtual pero a la vez interactuarán con el propio público, como si de una stand-up comedy americana se tratara:


El tema es que durante el show, que dura unos 20 minutos, Mike Wazowski se convertirá en el maestro de ceremonias que irá conduciendo todo el espectáculo a base de chistes, chascarrillos y gracietas que en muchas ocasiones implican enfocar directamente al público mediante una cámara y que el "monstruo" hable contigo, pantalla mediante. La verdad es que es toda una experiencia diferente, una mezcla entre comedia tradicional, monólogo y espectáculo interactivo que jamás repite estructura porque entre otras cosas el público varía y la improvisación del actor que se esconde tras el sistema de motion capture es diferente pase a pase:


Al salir de esta inquietante pero recomendable experiencia (¡calculad muy bien los tiempos!) me encontré de nuevo con la lluvia y el chaparrón, por lo que tuve que desplazarme deprisa y corriendo por las numerosas galerías y balcones que ofrece el área a modo de refugio. En uno de esos desplazamientos pude ver, de cerca, una de las rides más icónicas de los parques Disney y que en este adquiere una relevancia temática bastante remarcable. Me refiero al Astro Orbiter:


Una spin-ride cargadísima hasta los topes de theming (de hecho el theming en esta ride viene a ser el 80% de lo que vemos en realidad) y que incluso en momentos de lluvia intensa como me encontré yo, sigue funcional y "comiendo personas". Tampoco tuve el placer de probarla (porque a primera hora de la mañana en un parque lo que menos apetece es calarte ya para el resto del día), pero pude apreciar el gigantesco tamaño de la decoración que la rodea:


Como os he dicho anteriormente, para el Tomorrowland de Magic Kingdom se optó por un sistema de transporte panorámico llamado Tomorrowland Transit Authority PeopleMover que, en palabras del propio Walt Disney, podría significar el futuro en el transporte en las grandes metrópolis. Y sí y no. Tuve la oportunidad de probar esta ride de transporte eléctrica (ya que si os fijáis durante todo su recorrido ofrece cobijo mediante largas pasarelas techadas) y la verdad es que me dejó bastante tibio.


Por una parte esperaba quizás una interactuación mayor con el entorno, por otra parte me esperaba una complejidad superior al tratarse de una ride Disney, pero lo cierto es que esta PeopleMover resulta ser un monoraíl algo más complejo con algunos pasajes indoor a través de maquetas, con audio durante todo el recorrido y con tal cantidad de parones en el recorrido que lo convierten en una ride más bien flojita y prescindible si, como os he dicho antes, debéis economizar la estancia en el parque.

Distribución irregular de rides

El Astro Orbiter de este Magic Kingdom se sitúa, a su vez, en una inmensa plaza circular que presenta a su alrededor, como si de un gran abanico se tratase, una oferta en rides de corte familiar bastante insípidas a mi parecer, pero dignas de nombrar igualmente.

Por una parte tenemos la olvidada Buzz Lightyear's Space Ranger Spin:


O el enésimo intento de Disney por colar una franquicia como Toy Story de la manera más económica posible a través de una ride que podría haber dado muchísimo más de sí que con esta simple dark ride shooter de segunda división, alimentada tan solo por el hecho de usar la luz negra en la totalidad del recorrido y unos animatronics más bien sencillos y discretos. Nada espectacular, cabe decir:



Lo más remarcable en este caso es el hecho de que al tratarse de una dark ride de carga continua es lo que en la jerga de parques llamamos una "come-personas", una ride que permite que el flujo intenso de visitantes que pasa en todo momento por esta Tomorrowland sea absorbido en grandes cantidades y, en resumen, una ride que jamás nos ofrecerá demasiados problemas de colas. Por todo lo demás, prescindible en cada una de sus insípidas salas fosforito.

Junto a ella se abre paso una de las rides más míticas del parque y que, por otra parte, gozan de una fama más bien apagada con el paso de los años. Me refiero a Walt Disney's Carousel of Progress:


Un concepto que el propio Walt Disney quiso desarrollar más allá de la ride que presentó junto con General Electric en 1964 en la Feria Mundial de New York. Posteriormente la ride pasó a situarse en el Disneyland de Anaheim (California) desde 1967 hasta 1973 y de allí pasó a construirse y reinaugurarse para Magic Kingdom desde 1975 hasta la actualidad. En la actualidad ostenta el título de ser el show de parque más longevo de EEUU y tiene, por así decirlo, el honor de ser la que aseguran fue la ride favorita del propio Walt Disney en persona, que le dedicó años y años a su concepción y diseño y que pidió, expresamente, que jamás dejara de funcionar.

Quizás por eso se trate de una ride con muchísima carga melancólica y reminiscencias de un pasado ya demasiado lejano, pero su estructura, a la vez de la singularidad de sus animatronics y músicas, hacen de ella todo un icono de la concepción de entretenimiento e imaginación de las cuales Disney hace constantemente gala. Si tenéis curiosidad por saber de dónde sale el Historama de Europa Park, pasaos por Carousel of Progress y sabréis la respuesta.

Ya al salir de esta mítica ride/show nos encontraremos con otra de las grandes protagonistas de cualquier parque Disney que se precie y que además es el primer credit del parque que probaremos. Me refiero a la icónica Space Mountain:


Con una interesantísima historia tras su concepción, construcción y evolución, la Space Mountain de Magic Kingdom es la primera de todas las Space Mountains que existieron en todo el mundo además de ser la coaster en pie y funcional más antigua de todo el estado de Florida, concebida como una evolución temática tras la exitosa Matterhorn Bobsleds en el Disneyland original de Anaheim, su encargo se hizo a la empresa dominante por entonces en concepto de acero: Arrow Dynamics. Y pese a que inicialmente la idea era de que constase de 4 tracks por los que discurrirían los trenes, finalmente se optó por lo único que la tecnología dominante en aquella época permitió: 2 tracks.

La experiencia en Space Mountain dista muchísimo de la que se pueda tener del ejemplo parisino, ya que en esta se olvida la dinámica steampunk y se opta por un viaje estelar mucho más futurista a la par de tradicional:



Los trenes le otorgan una posición y una dinámica distintos a los de la Vekoma de París, pero a la vez le restan una intensidad que sí se consigue con las inversiones de la francesa. En el ejemplo de Magic Kingdom se opta por un viaje repleto de curvas, hélices y, sobretodo, cambios constantes de altura que aportan un par de generosos y simpáticos airtimes y que, sorprendentemente, no la convierten en una máquina de dolor como cabría esperar de una coaster que cuenta ya con casi 40 años de vida. Me pareció bastante entretenida y suave, a la par de divertida e imprevisible. Un buen credit que apenas roza la intensidad, pero que puede ser una buena experiencia para los más jóvenes de la casa.

La última ride a la que vale la pena echar un vistazo es Tomorrowland Speedway, que inició su andadura con la apertura del parque en 1971 pero que bebió desde un principio de la inspiración de su prima cercana: Autopia. Los inicios de la ride fueron con otro nombre (Gran Prix Raceway), pero numerosos cambios de patrocinadores, modificaciones en el track y en el theming general y relanzamientos de la ride han hecho que finalmente haya pasado a llamarse Tomorrowland Speedway:


Consistente en un larguísimo recorrido de coches alimentados por gasolina y guiados en todo momento por un raíl central, Tomorrowland Speedway es un clásico entre clásicos que ni siquiera la mismísima lluvia pudo parar el día en que puse pie en Magic Kingdom. Pese a todo, sí que fue un impedimento a la hora de poderla probar ya que, como podéis comprobar por las dos fotografías, el recorrido entero de la ride es outdoor, por lo que podías empezar el recorrido seco pero llegar empapado a la estación de carga/descarga. No me la quise jugar:



De nuevo he de disculparme por el hecho de cargar muy pocas fotografías de Magic Kingdom que por supuesto doy por hecho que no hacen justicia a lo grande, completa y riquísima que es este área conforme al resto de áreas del parque.

Tomorrowland es quizás el área en la que más trabajo el propio Walt Disney durante su estudio y diseño, años antes de que la muerte se lo llevara e incluso muchos años antes de que el propio parque abriera sus puertas. Así que si visitáis Magic Kingdom probablemente sea en Tomorrowland donde veáis más material inspirado directamente en Disney y en sus conocimientos o ingenios futuristas que, en muchas ocasiones, no distan demasiado de lo que nos podemos encontrar hoy en día, entrados de lleno ya en pleno siglo XXI.

Nombro a título presencial ya la existencia de 4 restaurantes en toda el área a los que no accedí por el hecho de no poderme pasear tranquilamente por el área sino ir pasando de balconada en balconada gracias a la copiosa lluvia: Cosmic Ray's Starlight Café, Auntie Gravity's Galactic Goodies, The Lunching Pad y Tomorrowland Terrace Restaurant.

*****

Finalizo aquí un completo repaso a Tomorrowland, la primera área temática completa por la que nos paseamos en este análisis profundo que realizaré de Magic Kingdom. Entiendo que quizás hasta ahora os haya decepcionado un poco la poca cantidad de fotografías o la escueta relación de documentación, pero como comprenderéis, me encontré en la bochornosa situación de tener que lidiar con una tormenta bastante intensa y no pude estar demasiado por la labor de probar todo lo que encontraba.

Pese a todo, vale la pena indicar que Tomorrowland es espectacular y bastante grande en su extensión, aunque he de decir que quizás me sentí más seducido y sorprendido por la versión francesa de la misma, mucho más inspiradora y detallista. Esta Tomorrowland se deja llevar más por la imaginación excelsa de Disney y por el hecho de intentar dibujar en el horizonte un futuro utópico, diferente y algo más espacial que el que en realidad se ha acabado desarrollando.

Por suerte, la lluvia cesó justo cuando abandoné el área de Tomorrowland así que mañana, cuando nos adentremos en la gigantesca área de Fantasyland, nos encontraremos con muchas más fotografías y una documentación algo más cercana al parque, no os preocupéis amigos y amigas ;)

Magic Kingdom - Fantasyland

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La lluvia por fin me dio un respiro y dejó paso al calor y la humedad típicas de Florida. Parecía que por fin el día se arreglaría y el único agua que mi cuerpo recibiría sería a base de salpicaduras varias en algunas rides (ya llegaremos a ese punto).

Otra de las particularidades de las áreas temáticas de Disney es que jamás están marcadas totalmente por vallas o arcos de introducción temática, por lo que normalmente hay un trayecto de unos 10-20 metros en los que se mezcla el theming y pasamos de repente a estar en la nueva zona temática. En el caso de Magic Kingdom el paso entre Tomorrowland y Fantasyland era una ride clásica de Disney: Mad Tea Party, o lo que es lo mismo, la clásica spin-ride del Sombrerero Loco:


Fantasyland es, sin ningún lugar a dudas, el área temática más grande y repleta de rides de todo el parque. A través de ella cambiaremos en varias ocasiones de ambientes, pero se podría decir que es quizás la zona en la que más nos sentiremos identificados con las películas de la factoría, así como con los detalles y personajes más reconocibles.

Galería animada de ayer y de hoy

El primer ejemplo (y uno de los más icónicos de los parques de Disney) es una ride que recientemente recibió una actualización, ampliación y lavado de cara, me refiero a la famosa Dumbo:


La verdad es que es impresionante ver el mimo y esmero por el theming para una ride de este tipo, puramente kiddie. Más aún si tenemos en cuenta que recientemente se añadió un duplicado a la misma ride. Es decir, ahora la capacidad se duplica ya que no hay una Dumbo, sino que son DOS, una al lado de la otra. La visión de ambas tan juntas es, esencialmente, surrealista.


Cerca, muy cerca y siempre rodeando la nueva coaster de Seven Dwarfs Mine Train (la cual encontré todavía en obras puesto que no se inauguró hasta meses después) encontramos un buen puñado de rides integradas con más o menos acierto en el mundo de la fantasía de Disney, como puede ser la simpática The Many Adventures of Winnie the Pooh, una dark ride sensiblemente más sencilla que el resto de dark rides a las que Disney nos tiene acostumbrados pero que realiza un juego muy ambicioso de luces, sonido y escenografía:


Es una auténtica come-personas, así que no temáis entrar para probarla, ya que aunque veáis gente en las colas es posible que el ritmo de carga sea el de ir caminando hasta llegar a vuestro tren y riddear directamente. Merece la pena riddearla, sin lugar a dudas.

Junto a Dumbo podemos encontrar el segundo credit de todo el parque, una coaster muy coqueta y bien llevada que recibe el nombre de Barsntormer y que gira entorno a las peripecias de un acrobático Goofy (Great Goofini):


Una junior coaster custom de Vekoma más, con un añadido de una hélice más al layout que suelen presentar este tipo de coasters y, como es natural, un nivel de theming y customización superior (estamos hablando de Disney, claro). Pero no deja de ofrecer la "suavidad" de una junior coaster más, con pequeñas vibraciones producidas por el alto nivel de ciclos por día que se le cargan y más teniendo en cuenta el juego de peraltes que se lleva uno en todo su layout:


Con un theming inspirado directamente en el mundo de las piruetas aeronáuticas Barnstormer no deja de ser una coaster muy familiar, pero con una finalización en el detalle muy digna, de las de alto nivel. Todos los objetos cuidan y miman el detalle hasta el último nivel y mires donde mires te sientes plenamente integrado en el mundo circense y acrobático. De hecho incluso los trenes de la coaster son pequeñas avionetas. Se da incluso la curiosidad de que la hélice que decora el morro del tren deja de funcionar una vez para el tren en estación y se pone en funcionamiento una vez sale el tren en dirección al lift:


Como ha quedado claro, esta primera región del área de Fantasyland se centra en el mundo de la fantasía circense, por lo que no podía faltar theming referente a esta temática repartido en las zonas comunes y de descanso, como es el caso de esta comitiva circense en forma de pequeño trenecito, cuidadísimo de detalles y repleto de elementos móviles y pequeños chorritos de agua traicionera. Tiene nombre también, ya que el parque lo considera una ride más, su nombre es Casey Jr. Splash 'N' Soak Station y se sitúa justo frente a la estación de tren que conecta directamente con la Walt Disney World Railroad:


Como es de imaginar, en este rincón del parque predomina en todo momento tanto la música de origen circense como los sonidos y efectos típicos de este tipo de películas animadas. Pueblan también todos los caminos un montón de cartelería variada, muy colorida y anunciando lo que podemos encontrar en el Pete's Silly Sideshow, una de las dos carpas de circo presentes en la zona. En esta primera podremos localizar alguno de los personajes más animados de la factoría para poder realizarnos fotografías típicas de recuerdo:


En la segunda carpa, de un tamaño algo mayor, colores azulados y con un tamaño sensiblemente superior, nos encontraremos uno de los rincones que más me gustó no solamente del área, sino de todo el parque, Big Top Souvenirs:


Al contrario de lo que podría parecer, en el interior de esta carpa no encontraremos una pista de circo, ni gradas, ni trapecios, ni siquiera payasos o equilibristas, sino que nos encontraremos con una extensión enorme de productos y souvenirs del parque y una zona central en la que podremos adquirir helados, pasteles, galletas y delicatessens inspiradas directamente en el mundo Disney:


Entre todos los productos que podremos localizar en el lugar está uno de los más demandados no solo en esta tienda circense, sino en todo el parque: las palomitas de sabores. Las hay de un sinfín de variedades y varían según el área del parque en la que nos encontremos, pero podemos encontrar bolsas de palomitas con sabor a pimienta, a caramelo, a cacahuete o a cereza. En este caso os muestro una cuya variedad era caramelo con anacardos y almendras:


En mi caso, y al ser ya media mañana, decidí darme el caprichito de un pastelito de zanahoria con virutas de chocolate blanco y negro. ¡Pura delicia!:


Tomadas fuerzas ya con el pastelito me dispuse a continuar mi viaje por esta interesantísima Fantasyland, un área mucho más abierta y agradecida temáticamente y que veía como poco a poco se iba completando con los trabajos de theming en la montaña de Seven Dwarfs Mine Train. En este caso esta es la cara por la que se accede a la coaster, como podéis observar los edificios que se ven tras las vallas son los de acceso y tienda del futuro credit:


 La verdad es que el aspecto de toda el área y la coaster, desde la barrera, era inmejorable. Además no siempre uno tiene el privilegio de poder asistir en directo a los trabajos de theming y construcción de un proyecto como este. A falta de haberla visto en funcionamiento, me arriesgo a decir que Seven Dwarfs Mine Train es un señor creditazo, muy familiar en su concepción, pero que marcará tendencia en ese terreno y tipología de coasters de ahora en adelante. Queda todavía la duda de si convivirán mucho tiempo este credit y el de Barnstormer que os he mencionado antes, separados apenas el uno del otro por poco menos de 200 metros de distancia.

Chapuzón a las profundidades marinas

Tiempo ahora de centrarnos en la gran novedad del parque para 2013 (aunque en realidad la ride en sí fue inaugurada en diciembre de 2012, pero ya sabéis, en una región donde las temporadas de parques quedan desfiguradas debido a la buena climatología durante todo el año, no hay temporadas). El hecho es que Under the Sea - Journey of the Little Mermaid me pareció una señora JOYA, posiblemente una de las mejores dark rides que he probado hasta ahora dentro de su categoría, que vendría a ser la de ese tipo de dark rides donde los protagonistas indiscutibles son los animatronics:


El trato exterior que se hace del aspecto general, el ambiente, los edificios y ese clásico transporte temporal a un mundo distinto al que tan bien nos tiene acostumbrados Disney en este caso se eleva hasta la excelencia difícilmente superable. Echad un vistazo sino a uno de los tantos rincones que ofrece la ride en el exterior, en su versión de día (que ya de por sí es exquisita) y en su versión nocturna que ya directamente es para quitarse el sombrero por completo:


La historia nos introduce por completo en el mundo marino gracias al perfecto trabajo de tematización en forma de rocas artificiales (porque sí amigos y amigas, lo que veréis en estas fotografías es un trabajo de escultura, pintura y construcción en cemento, madera y acero), con un punto extra debido a la iluminación nocturna que adquiere unos tintes realmente mágicos conforme se pone el sol en el parque de Orlando:


Poco a poco el camino de acceso a la ride nos va introduciendo más en el interior de las rocas a través de pequeñas grutas que van profundizando y convirtiéndose más en auténticas cuevas en las que, mires donde mires, encontrarás detalles (y algún que otro hidden Mickey). De hecho es la primera ocasión en la que me encuentro que un animatronic de tecnología compleja ameniza con sus indicaciones y chistes las colas, en esta ocasión se trata de la gaviota que podemos ver en las películas archiconocidas de La Sirenita:


Una vez completamos una compleja maraña de cuevas, pasadizos en roca y rincones misteriosos, accedemos a un pequeño palacio encastado en la roca, el palacio donde nos esperará la hilera de conchas de mar en la que deberemos embarcar para iniciar nuestra aventura. El detalle está no solamente en el mural trasero (un enorme panel de unos 30 metros de anchura con preciosos y detallados paisajes clásicos del cuento clásico) sino también en la cinta transportadora que va a la misma velocidad que las góndolas de esta dark ride. La carga aquí es totalmente continua, sin parar, por lo que sí, lo habéis adivinado, estamos ante otra come-personas en toda regla:


Del recorrido que uno hace a través del interior de esta dark ride poco os podré comentar que no hayáis visto ya en decenas de vídeos y on-rides que se han colgado ya en Youtube y demás lugares, pero si lo que buscáis es un recorrido complejo, con distintos niveles y alturas y de una duración superior, esta Journey of the Little Mermaid no es vuestra ride. Es más, el layout se divide en 6 puntos de interés básicos o dioramas, divididos en: inmersión, presentación de La Sirenita, baile bajo el mar, el mundo oscuro de Úrsula, el beso y el final feliz.

Pero como os he dicho al principio, lo que os dejará con la boca abierta aquí es la inmensidad y complejidad de los animatronics. Juegan directamente en otra liga, se nota clarísimamente que son los puntos fuertes de la dark ride y es a donde constantemente enfocan las góndolas. El nivel de movimiento y detalle es tal que incluso el pelo de La Sirenita se mueve de manera ondulada como si flotase bajo el agua, además de que jamás veréis un movimiento repetido ya que, por lo que los propios programadores comentaron, el movimiento de cada animatronic lleva una automatización de alrededor de 2 minutos, así que es muy poco probable pasar por al lado de uno de ellos y que haga el mismo movimiento durante los 10 o 15 segundos que tú estarás mirando:


Como también era de esperar, el gigantesco animatronic de Úrsula acapara absolutamente todos los elogios. Si los de La Sirenita o la gaviota son dignos de admirar, el de la malvada malgadísima de La Sirenita adquiere ya tintes de obra de arte por completo. Todo, absolutamente TODO se mueve aquí. Y no con movimientos mecánicos, sin pistones, sin sonidos robóticos, incluso sin el efecto de "rebote" de las piezas mecánicas que suelen ofrecer la mayoría de animatronics. En este caso podemos percibir el movimiento de sus cejas, su respiración, el pliegue de sus dedos, la consistencia de la papada, el pelo, los tentáculos. Todo. Lo único malo es que para ser el punto más admirado y esperado de toda la dark ride (para qué engañarnos) es también el punto más fugaz. Apenas tendremos 10 segundos para admirar los malignos cantos y hechizos que Úrsula hace a La Sirenita a través de su bola de cristal:


Al salir de Journey of the Little Mermaid uno no puede hacer más que aplaudir. Disney demuestra, en rides como esta, que la solera que ha adquirido a lo largo de todas estas décadas en investigación y perfección de un tipo de rides donde, por otra parte, fueron los creadores e inventores años atrás. También vale la pena decir que el dinero invertido en la construcción de esta ride (rondando los 20 millones de dólares) está totalmente justificado segundo a segundo de los 5 minutos que dura la experiencia.

Fantasía medieval made in Disney

Pero la reforma que ha sufrido durante estos últimos años la Fantasyland de Magic Kingdom no solamente comprende la construcción de la coaster de Vekoma o de la dark ride de Under the Sea -  Journey of the Little Mermaid, sino que se extiende a otras dependencias y edificios que quizás hayan obtenido menor atención por parte de los medios, pero que también vale la pena visitar y observar dado su grandísimo nivel de detalle y esmero a la hora de reproducir todo aquello que vemos en distintas películas de la factoría del ratoncito Mickey.

Por ejemplo, justo al salir de Journey of the Little Mermaid nos encontramos con una pequeña plaza adoquinada que nos recordará rápidamente al pueblecito donde Bella cantaba y paseaba alegremente durante la famosa película La Bella y la Bestia. Así pues tenemos un par de edificios a modo de cafeterías:


O la protagonista de esta zona, la Gaston's Tavern, una taverna donde principalmente podemos encontrar gastronomía en forma de ensaladas, hummus, pierna de cerdo y demás delicias con un inconfundible toque hogareño, todo ello presidido por una gran fuente con una inconfundible estatua del descarado de Gastón como protagonista:



Por último y antes de regresar a la zona más céntrica del parque, nos encontraremos con una amplia área dedicada en exclusiva a lo que Gaston's Tavern ya nos había introducido varias decenas de metros atrás: el castillo de Bestia.

En este punto localizamos Be Our Guest Restaurant, otro de esos típicos restaurantes de carta donde Disney nos ofrece la posibilidad de poder comer o cenar acompañados de los personajes Disney y donde se nos ofrece interactuación a la par de un rico y variado menú con auténticas exquisiteces. Mucho ojo tanto con el concepto de economía (como es lógico, no es este un restaurante de hamburguesas y pizzas, sino de platos con un coste ciertamente elevado) como con el concepto de reservas. Las colas que pude observar tanto a media mañana como a la hora de la cena no eran ni medio normales:


Junto a este Be Our Guest Restaurant y vale la pena indicar que de manera un poco marginada o apartada, podéis encontrar una ride interactiva llamada Enchanted Tales with Belle, cuya presentación a finales de 2012 supuso el pistoletazo de salida a las presentaciones e inauguraciones que se han ido sucediendo en estos últimos 2-3 años en Fantasyland. Allí encontraremos varias salas en las que, de manera similar a como ocurre con Monsters Inc. Laugh Floor, interactuaremos en una rica mezcla de animatronics, personajes virtuales y actores y actrices para conocer historias de pura fantasía Disney. Si lleváis pequeños con vosotros, es un lugar de visita o-bli-ga-da.

Retorno a la auténtica esencia

De lo que no cabe duda cuando uno ya ha probado, riddeado y paseado por las nuevas instalaciones que Disney se ha encargado de diseñar, construir y presentar durante estas últimas temporadas, es de que la compañía aquí ha gastado un dineral, una enorme cantidad de dinero en algo que sorprendentemente podemos visitar en menos de una simple hora, pero que como es lógico alimenta hasta el infinito la mercadotecnia que se puede vender.

De hecho os digo todo esto cuando, recuerdo, Seven Dwarfs Mine Train todavía no estaba ni haciendo testings. Así que imaginad como posteriormente Disney multiplicó más todavía el éxito de un área que os puedo asegurar que enamora con solo visitarla desde el exterior.

Pero volvemos a lo tradicional y nos acercamos poco a poco de nuevo al centro del parque. En esta ocasión y casi sin darnos cuenta habremos llegado a la parte trasera del Cinderella's Castle, donde los elementos de fantasía serán quizás más típicos y principescos, algo que habíamos dejado atrás en esta nueva Fantasyland pero que ahora recuperaremos por completo a nivel estético.

Lo primero que veremos será el reciclaje que Disney hizo, años atrás, de 2 de las torres que debían completar el castillo y que fueron desechadas por problemas estructurales y de cargas. Ambas se erigen en una especie de formación temática a modo de muralla. Es curioso ver como un elemento del que cualquier parque se habría deshecho sin problema, Disney lo aprovecha y lo camufla entre sus paseos y jardines como un elemento arquitectónico más del entorno:


Cerca del centro localizamos otro local de restauración con un nivel de theming y de perspectiva forzada mucho más evidente en esta ocasión. Hablo del Pinochio Villa's House, un enorme restaurante indoor en el que podremos degustar sabrosas pizzas y nuggets cocinados en distintos estilos y menús:


A estas alturas del recorrido se abre ante nosotros otra de esas enormes plazas rodeadas de rides (algo que ya no es de extrañar en la concepción y estructuración que hace Disney de sus zonas temáticas). En este punto encontramos en el centro de la plaza una ride clásica más (y ya van...), hablo del mítico Prince Charming Regal Carrousel, lugar de paso imperdible para cualquier fanático de la fanfarria y la estética de princesas, caballitos, carruajes reales y demás mitología Disney:


Justo frente al Prince Charming Regal Carrousel nos encontramos con otra ride clásica (y es que este nudo del parque os puedo asegurar que durante todo el día lo encontraréis llenísimo de gente y, sobretodo, carritos de niños pequeños. Os recomiendo mucho que si tenéis intención de riddear algo en esta zona adquiráis previamente el FastPass ya que hay una afluencia de público masiva.

La ride en esta ocasión es Mickey PhillarMagic, un teatro 3D con proyecciones, música, sonidos y algunos efectos que conciben una dimensión distinta al gusto por la música clásica de los más pequeños de la família. Un show visual y auditivo completísimo, muy entretenido y que disfruté con absoluta devoción. Recomendadísimo si lo que queréis es descansar las piernas durante los 15-20 minutos que puede durar la proyección y si os queréis llevar una grata sorpresa al final de dicha proyección (y hasta aquí puedo leer):


Y no paramos de enlazar rides clásicas de Disney porque nada más salir de Mickey PhillarMagic nos encontramos con una de esas rides que si no la riddeáis tampoco os perderéis nada del otro mundo, pero que si no lo hacéis automáticamente podéis pasar a ser considerados auténticos herejes del mundo Disney. Me refiero a la nombradísima Peter Pan's Flight:


Una dark ride transportada mediante monoraíl suspendido obra de una irreconocible Mack Rides en tiempos en los que la compañía se dedicaba más bien a facturar rarezas de coste casi incalculable como esta. Nada del otro mundo, ya os digo, encontraréis bonitos dioramas como aquél en el que sobrevolaréis gran parte de un Londres en miniatura, pero más allá absolutamente nada más. Una ride cuidada con mucho mimo y cariño, pero que requiere de una actualización urgente, a mi parecer:


Y frente a esta Peter Pan's Flight, completando y conjugando el último callejón de esta Fantasyland más oldschool encontramos el que posiblemente sea el hit parade más importante de los parques de Disney hasta el presente (con el debido respeto del castillo de princesa que todas las ediciones alrededor del mundo tienen). Me refiero al clásico entre los clásicos, la largamente copiada pero jamás igualada It's a Small World:


Lo veis bien, 25 minutos de cola para una dark ride acuática que tiene una carga tremenda, rapidísima y muy dinámica (ello os puede dar una idea del colapso de gente que se sucede en estas rides durante todo el día). Constantemente se lanzan barcazas llenas de gente a través de los pasillos y salas donde, con la conocida banda sonora que caracteriza esta ride alrededor de todo el mundo, disfrutaremos de numerosos escenarios repletos de graciosos animatronics caracterizados en distintas regiones y culturas de todo el mundo:


Una ride que empezó su andadura en 1966 en Disneyland California a raíz de la atracción original diseñada dos años antes para la Feria Mundial de New York (como sucedió con Walt Disney Carrousel of Progress) y que representaba el pabellón que Pepsi diseñó por entonces en colaboración con Unicef, en homenaje a todos los niños del mundo. Tal fue el éxito por entonces que Disney decidió implantar la idea en su pionero parque californiano y, más tarde, se extendió como una tradición al resto de parques de la franquicia (incluída la versión parisina):


Os aviso desde ya como os avisé en su día en el análisis de Disneyland Park París: saldréis de la ride tarareando o silvando la dichosa canción. Es inevitable.

Lo que nos queda por ver ya en estos últimos rincones del área, justo antes de enlazar con la siguiente área temática (Liberty Square) es una sucesión de preciosistas y bellos paisajes en los que el juego de perspectivas vuelve a ser el protagonista indiscutible, junto a un trabajo de jardinería absolutamente brutal. Echad un vistazo además, de nuevo, al juego de iluminación, color y ambientación que se realiza en el cambio temporal entre el día y la noche en este paisaje creado con la famosa torre de Rapunzel:


Creada este pasado 2013, esta pequeña zona ajardinada y de descanso se hizo con la intención de equilibrar el theming y la consistencia temática de toda el área de Fantasyland y para presentar, excusas comerciales aparte, una zona dedicada Tangled (Enredados), la película con la que la compañía pasó de puntillas por otro de esos clásicos cuentos.

Viendo esta última parte de Fantasyland cualquiera diría que nos encontramos en una villa alemana o suiza, a los pies de las montañas nevadas y observando un coqueto riachuelo abriéndose paso entre las casitas con acabados de madera:


Pero no. Estamos en Magic Kingdom, un parque que como reza el eslogan principal de la compañía, es "Where the dreams come true" (donde los sueños se hacen realidad).

También será a última hora del día, en la oscuridad de la noche, donde podréis observar también la uniformidad de ostentación del Cinderella's Castle, iluminado por completo también en su parte  trasera:


En resumen, Fantasyland es un área temática enorme que ya de por si guardaba un encanto sin igual años atrás y que en las últimas 5 o 6 temporadas se ha convertido en la niña bonita de las inversiones de Disney en el parque. Inversiones que han traido consigo el toque mágico de franquicias como Bella y Bestia, Blancanieves o La Sirenita y que además han vuelto a poner sobre la mesa el trabajo y la altísima calidad de los acabados a los que Disney y su equipo de imagineers están dispuestos a acostumbrarnos:


Un lugar en el que verdaderamente soñar irá más allá de un propósito para convertirse en una realidad.

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Y hasta aquí esta exhaustiva visita a través de, quizás, la zona temática más cargada y repleta de detalles que pueda presentar en la actualidad Magic Kingdom en Orlando.

Os puedo asegurar que he tenido que elegir con muchísimo cuidado dada la cantidad de fotografías que saqué de detalles y más detalles que me iba encontrando por todos los rincones. En ocasiones, como en las colas de Journey of the Little Mermaid, uno ya no sabía hacia qué lado mirar para no parar de encontrarse pequeños adornos, corales, tesoros o rocas.

Sin duda alguna estamos ante la enésima demostración de que existe la excelencia en el diseño y concepción de parques y, por esta vez, Disney se lleva la palma cuando se trata de adaptar sus más conocidos clásicos.

Magic Kingdom - Liberty Square

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Posigamos nuestro apasionante viaje a través de las amplias y concurridas calles de Magic Kingdom, el parque más grande y repleto de detalles de todo el complejo de Walt Disney World.

A estas alturas del recorrido nos hemos maravillado ya con la acogedora avenida de Main Street U.S.A., hemos viajado a través del tiempo y el espacio gracias a la futurista Tomorrowland y nos hemos adentrado en el maravilloso mundo de la fantasía de los cuentos clásicos de Disney en la encantadora Fantasyland.

Tiempo ahora de entrar y respirar aires de historia a través de la sobria Liberty Square, posiblemente el área temática más pequeña de todo el parque, pero contenedora de 3 de las rides más míticas (que no extremas, no os emocionéis) de todo el parque.

Viaje por la vieja America

En esta ocasión el theming nos evoca a un viaje temporal a través de la época post-colonial de los EEUU, desde un remoto 1670 hasta mediados del siglo XIX. Tanto los edificios como la estructura de los viales inspira aroma de madera, puertos repletos de inmigrantes recién llegados del viejo continente, adoquines y la Guerra de la Revolución Americana de 1776:


Concebida para ser un anexo inicialmente del Main Street del Disneyland de California, el área temática finalmente se pasó a los planes de Magic Kingdom para ser construida e inaugurada coincidiendo con los actos de celebración del bicentenario de la guerra y otorgarle al parque un valor histórico extra de cara al entusiasta norteamericano (terriblemente aficionado a este tipo de temática).

Se da la casualidad de que Liberty Square es además del área más pequeña, la única que hasta el día de hoy, tras 40 años de existencia, no ha recibido jamás una actualización o ampliación en toda su extensión. Se conserva tal cual se inauguró en 1971 e incluye, en su carga histórica, reproducciones tanto de la campana quebrada (o Liberty Bell) como del Liberty Oak (un roble que fue trasplantado directamente en la plaza principal del área y que contaba antes de su movimiento con 100 años de vida).

En definitiva, el viaje a través de Liberty Square significa una oportunidad única para conocer algunas de las raíces históricas más fuertes del país norteamericano:


Como os comentaba, la pequeña ruta que hacemos a través del área nos llevará por distintas épocas de la vida de EEUU en estos últimos siglos. Todo empieza en una vieja mansión situada en un lejano 1670 y que, tosca y amenazante, se presentará ante nosotros nada más salir de Fantasyland:


Efectivamente estamos hablando de Haunted Mansion, la que fue la segunda casa encantada que existió en los parques Disney y una de las 4 que podemos localizar hoy en día alrededor del mundo (5 si también contamos Mystic Manor, de Hong Kong Disneyland). Inaugurada en 1971 junto con la apertura del parque, significó una evolución natural del concepto que se había creado años atrás en el Disneyland original de Anaheim (California) y se remendaron multitud de fallos y errores que la dark ride californiana había ofrecido durante los 5 años de planificación, diseño y construcción hasta su inauguración.

Terror made in Disney

La Haunted Mansion de Magic Kingdom afortunadamente no llevó tanto trabajo, pese a que su diseño ofreció retos creativos mucho mayores ya que el parque pretendió sentar un precedente (como ocurre siempre con Disney). Nada más entrar a la zona vallada de la finca, accedemos a través de jardines repletos de elementos fúnebres tales como un cementerio olvidado en el tiempo:


En nuestro paseo nos encontraremos los caricaturescos ancestros cuya aportación fue básica para poder conservar, en su fantasmagórica presencia, la mansión de estilo neoyorquino:


 Pero lo más significativo de Haunted Mansion, como de todas las dark rides de terror de Disney, es que constantemente se juega con los efectos ópticos y cierto halo espiritual, como en el concepto de que este carro fúnebre está tirado por un caballo... ¡invisible!:


 El paseo por los laberintos de lápidas y recordatorios tienen una genial mezcla de ingenio, ironía y humor que hacen que por ejemplo la tumba del capitan Culpepper Clyne rezume constantemente agua a través de varios agujeros a modo de fuentes, por lo que el capitan no está enterrado, sino que flota:


Vale la pena indicar que durante las colas de acceso a la famosa dark ride (calculad entre 10 y 20 minutos siempre) se entretiene al viajero con diversos efectos situados en tumbas interactivas donde el tacto, el oído y la vista son básicos para obtener una experiencia totalmente envolvente.

Pero lo que realmente más importa de Haunted Mansion tiene lugar en su interior, un acceso al cual llegamos por la parte trasera de la mansión y que tras varios pasillos nos conducirá a un rincón largamente añorado por cualquier fanático de Disney, que es el acceso mediante truco óptico (no desvelaremos más spoilers) a la estación de la ride. ¿Qué secreto esconderá la sala de los misteriosos cuadros alargados?:


 Tras la salida de dicha sala, nos adentraremos en una gran estación de carga ambientada en un oscurísimo salón donde constantemente oiremos gritos, sollozos y las luces que cuelgan del techo tintinearán constantemente, para poner nervioso al personal en su espera a poder riddear en las góndolas que nos pasearán por el interior de esta Haunted Mansion:


 Como entenderéis, no desvelaré demasiado sobre el interior de la dark ride, solo diré que es un auténtico disfrute para todos los que amamos este tipo de rides, con un sinfín de guiños a las historias de terror más auténtico, una simpática  ruta a través del cómico sentido del humor que el terror más burlón pueda ofrecernos y un recorrido, en cuanto a ambientación, realmente espectacular. Cuando uno riddea cualquier mansión encantada de Disney se da cuenta de dónde han salido todos los trucos visuales, mecánicos y sonoros del 99% de las dark rides de terror de todo el mundo.

Paseos navales y presidentes

Salidos ya de la terrorífica Haunted Mansion es momento de encontrarnos con un viejo conocido de los parques Disney y que es prácticamente inevitable que pase desapercibido en uno u otro momento de nuestra visita ya que nos lo encontraremos a lo largo no solo de esta Liberty Square, sino también durante la siguiente Frontierland. Me refiero cómo no al gran barco de vapor de Liberty Square Riverboat:


Como en la mayoría de rides y rincones de Magic Kingdom, el Liberty Square Riverboat guarda tras de sí una fascinante historia en los más de 40 años de vida del parque. Inicialmente se construyeron 2 barcos de vapor para una ride que desde su inauguración de llamó Mark Twain Riverboat. Esos dos barcos se llamaron Admiral Joe Fowler y Richard F. Irvine (aunque el segundo no fue añadido hasta 1973, tras el éxito y necesidad de un segundo barco para facilitar buenos tiempos de carga).

Un incidente en forma de choque en 1980 causó el desmantelamiento de la primera de las dos embarcaciones (quedando desde entonces únicamente a flote la Richard F. Irvine, que es la actual que veis en las fotografías), aunque se comenta que el motor fue recuperado para Disneyland Tokyo y las campanas son usadas a día de hoy por los ferrocarriles que recorren el parque a través del Walt Disney World Railroad.


Posteriormente, en 1996 el parque decidió cambiar el nombre de la ride a Liberty Square Riverboat, para darle más consolancia con el resto del área temática y dejarla tal cual la localizamos hoy en día. Una ride que básicamente nos ofrece un paseo a bordo de un gran barco de vapor que tomaremos en el muelle de Riverboat Landing:


 Habiendo regresado ya de nuestra pequeña aventura a bordo del Richard F. Irvine, es momento de continuar nuestra ruta por la Liberty Square, encontrándonos ahora la tercera gran e icónica ride, una de las más admiradas y aplaudidas de todo el parque y símbolo inequívoco del poder yankee. Me refiero cómo no a Hall of Presidents:


Una ride/show (tipología a la que uno ya llega acostumbrado una vez ha recorrido esta proporción de parque) en la que el espectador es invitado a presenciar una sabia mezcla de show visual, musical, auditivo y, cómo no, con el componente clásico de Disney (el Mc. Guffin, que podríamos llamar) que es el uso de la animatrónica y la robótica de cara a sorprender gratamente.

Pero no nos adelantemos. El aspecto de este Hall of Presidents es, como cabía esperar, tan tan sobrio que uno bien podría sentirse como en la recepción de la mismísima Casa Blanca, rodeado de moqueta azul, banderas, paredes iluminadas de manera equilibrada y, en general, la sensación de que en cualquier momento aparecerá por cualquiera de las puertas un importante mandatario internacional:


Una vez pasamos por diversas salas de esta índole, es momento de acceder a un gran teatro en el que el escenario, de una anchura realmente impresionante, está estratégicamente orientado de cara a los expectantes visitantes, iluminado de cara a un brillante tejido azul a modo de telón y con un testimonial medallón institucional en el centro:


Tras unos minutos de espera es momento de dar paso al apagado de luces, el tejido azul brillante pasa a ser unas largas cortinas que se despliegan y descubren una pantalla panorámica triple, en la que se sucede un vídeo-montaje en el cual nos explican de una manera muy patriótica (tampoco cabría duda de que sería así) la historia más triunfal y gloriosa del país de EEUU:


Pero para qué nos vamos a engañar, el vídeo puede ser muy instructivo y la imponente voz de Morgan Freeman se hace agradable a los actos que en él narra, pero el punto más interesante, aquél en el que de repente uno no puede más que abrir boca y ostentar mandíbula es el instante en el cual desaparecen las pantallas para dar paso a un estrado en 3 niveles donde podemos encontrar los 43 animatronics que conforman los distintos presidentes que ha tenido, a lo largo de su historia, Estados Unidos:


La presentación corre a cargo de un imponente Abraham Lincoln, el animatronic más complejo de toda la sala, cuyo discurso inicial de presentación va acompañado de una clase magistral de animatrónica en la que la figura animada se levanta y nos habla de tú a tú con una naturalidad pasmosa y movimientos genialmente calculados, cercanos a la espontaneidad humana.

Tras ese discurso hay una presentación rápida de cada uno de los presidentes en orden de mandato para, finalmente, escuchar un speech del presidente actual (en este caso Barack Obama), grabado directamente por el mismo presidente años atrás, en el momento de su elección.

Hall of Presidents es otra de esas múltiples muestras por parte de los imagineers de Disney del potencial que la compañía del ratoncito orejudo puede tener en el ámbito del uso de animatronics respecto al ocio o a la representación real o ficticia de personajes. Una oda a la tecnología usada hoy en día y que bebe directamente de sus orígenes a mediados del siglo pasado, cuando Walt Disney decidió replicar al mismo Lincoln en la feria de Nueva York de 1964.

Demos un agradable paseo

Salidos ya de esta espectacular (y oculta) ride, continuamos nuestro paseo por esta coqueta aunque amplia área temática, llegando al centro neurálgico de la misma, cuya existencia otorga el nombre a la misma área temática (Liberty Square, plaza de la libertad). En dicha plaza encontramos tanto el roble centenario de la libertad, la campana de la libertad y distintos edificios de restauración como el Liberty Tree Tavern, el The Diamond Horseshoe o el Liberty Square Market:


Sorprende y llama la atención el hecho de que, por la noche, el área adquiere tintes mucho más solemnes y se convierte prácticamente en un área de paso (al no ofrecer grandes fachadas ni rides vistosas en su concepción externa). Podría parecer incluso que paseamos por un tranquilo pueblo de costa o arraigado a la calmada orilla del Mississipi:


En mi caso opté por una tranquila y desasogada pausa sentado en el Liberty Square Market, tomándome un refresco helado y contemplando la bonita estampa que dibujaba en los oscuros cielos la luna de aquél día:


Y presenciando, de paso, uno de los múltiples desfiles de los que podemos disfrutar en el parque, como es el de Main Street Electrical Parade, un clásico también en toda la fanfarria electro-visual de Disney, consistente en una amplia colección de carrozas iluminadas con millones de lucecitas LED y acompañadas de algunos de los personajes Disney más conocidos y típicos:


Liberty Square resulta ser un área equilibrada, muy sobria en su concepción, con apenas una pizca del típico humor y brillo que quizás las otras áreas pueden ostentar de una manera superior, pero que en su propia seriedad atesora el valor de la propia área temática. Es quizás el área más realista de todo el parque ya que directamente (a excepción de Haunted Mansion) nos narra hechos históricos y registrados de una historia bastante reciente, por lo que apenas utiliza licencias ni mucho menos narrativa imaginativa.

¿Buscáis intensidad o emociones extremas? Probablemente Liberty Square sea una decepción para vosotr@s, quizás sintáis que os falta mucho más contenido, que el área es demasiado tranquila y que los 300-400 metros de longitud de su sendero principal carecen de aquella sal que ameniza de gracia el resto de áreas.

¿Buscáis reproducción fidel de un entorno, de unos hechos históricos y de un estilo de vida de cierta época en la historia del país? Bienvenidos y bienvenidas, Liberty Square es vuestro rincón y ese perrito caliente regado de un sabroso refresco frío en la Liberty Tree Tavern es vuestra recompensa.

*****

Sobrepasamos el ecuador ya de nuestra interesante visita a lo largo de las 6 áreas temáticas de las que podemos disfrutar en este fabuloso Magic Kingdom del imponente Walt Disney World.

En esta ocasión nos hemos topado con un área que demuestra ofrecer el mismo componente que el resto en el conjunto: es única y diferente. Sin llegar quizás a la categoría o la espectacularidad del resto de áreas, sí que se convierte en imprescindible a la hora de otorgar rigurosidad histórica y seriedad al grupo de zonas temáticas del parque.

No os engañaré, Liberty Square no fue mi área temática favorita en Magic Kingdom, pero tampoco mi visita a este área supuso un descontento del todo. Quedé plenamente satisfecho tras la visita a sus 3 importantes rides y el grato recuerdo de las sensaciones que me facilitó de cara a llenar el baúl de los recuerdos de Disney.

Magic Kingdom - Frontierland

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¡Bienvenid@s al salvaje oeste! Bueno, más bien al salvaje pero edulcorado oeste... o mejor pensemos en que acabamos de entrar en un área del oeste más de no ser porque la mano que esculpe ahora cualquiera de los elementos del área es Disney y su enorme equipo de imagineers y que sacan a relucir elementos que nunca antes se pueden haber tratado en un área de far west (de las centenares que deben haber repartidas por todo el mundo).

Olvidad para empezar el aspecto desértico de la mayoría de áreas de esta temática. O por lo menos olvidad el trato total como desierto y centraros más en un abanico extenso de posibilidades temáticas que deriven desde los verdes bosques del norte hasta los áridos páramos de Texas. Añadid a esa extraña coctelera el hecho de que encontraremos personajes e historias de Disney (dos cucharitas de azúcar) y que nos moveremos en el tiempo hasta una fecha cercana a 1880, cuando la fiebre del oro era la comidilla de absolutamente cualquier norteamericano de pie:


Mezclar, agitar y servir en una buena jarra para acabar deleitándoos ante la originalidad y la magnificencia de un área far west bien particular. Sed bienvenid@s, como os decía a la vieja y polvorienta Frontierland.

El lejano oeste... en el "este"

Frontierland fue una apuesta sólida y muy consolidada desde mediados de los 60, cuando el planning y diseño de Magic Kingdom rondaba ya por las oficinas Disney. El razonamiento para tal entusiasmo respondía al hecho de que el público mayoritario de Florida, acostumbrado a un clima de lagos y humedad, ofrecería una curiosidad inusitada respecto a los paisajes desérticos y lejanos de la mitología de los cowboys y las expediciones mineras.

Pero pese a que ese ímpetu siempre estuvo presente, el área en sí ha evolucionado, cambiado y sido rediseñada en multitud de ocasiones, por lo que lo que hoy vemos finalmente es una evolución más o menos accidentada de lo que significó aquella primera Frontierland a principios de los 70.

Realmente la evolución desde Liberty Square hasta Frontierland está, cronológicamente hablando, muy bien llevada. Me refiero a que en Liberty Square se narran hechos históricos de una America convulsa e intensa y en Frontierland nos remontamos a la época en que la identidad y patriotismo norteamericanos eran ya una marca registrada y asentada desde hacía décadas.

Dicho esto, la estructura de gran parte del área es de mirador, es decir, a nuestra izquierda (si venimos de Liberty Square) se levantan edificios de mayor o menor tamaño que derivan en barreras naturales y visuales y a nuestra derecha encontramos un enorme río/lago cuya valla de protección es el límite natural para el visitante. Difícilmente encontraremos edificios a nuestra derecha, más allá de algún puesto de snacks o el embarcadero de algo a lo que más adelante llegaremos.

El primer edificio como tal que localizamos en el área es el Frontier Trading Post, un coqueto y bien discreto edificio de una sola planta donde encontraremos principalmente souvenirs y merchandising de dimensiones reducidas. Lo que viene siendo una tienda de recuerdos en toda regla, amenizada durante la mayoría del día por una banda de música country en el portal de acceso a la tienda y la grata compañía de algunas garzas reales (y reales, de verdad) que pululan por los tejados y porches del lugar:


Más adelante localizaremos el Country Bear Jamboree, un local dedicado en exclusiva a un simpático show en el que una serie de osos (animatronics) nos deleitarán con alegres canciones ataviados con vestidos típicos de la época en la que nos movemos por Frontierland. La ride tiene sus orígenes en un concepto que el propio Walt Disney planeó para el fallido Disney's Mineral King Ski Resort, un complejo hotelero y turístico en el que se pretendía cubrir un flanco de ocio que todavía hoy se le resiste a la compañía del ratoncito orejudo.

Avanzado mucho ya el diseño y construcción de la ride, Disney decidió que estrenaría una versión adaptada de la misma en el parque original de Anaheim y, dado el éxito que supuso su funcionamiento (todavía latente a día de hoy) se decidió incorporarla también al Frontierland de Orlando:


Como os decía, uno de los pocos edificios que encontraremos a nuestra derecha, pegado prácticamente a la orilla del río es el Westward Ho, un diminuto puesto de snacks y comida rápida donde os recomiendo encarecidamente que adquiráis, si pasáis por delante, un cubo de palomitas recién hechas. Posiblemente las mejores palomitas que haya comido jamás en un parque. Pasar por la calle y no caer hipnotizado ante el aroma a mantequilla de este característico alimento es casi imposible:


Acto seguido encontramos el que es el restaurante más grande de toda el área y uno de los más visitados en todo el parque, se trata del Pecos Bill Tall Tale Inn and Cafe, cuya fachada e interior reciben una dosis extra de mimo y cariño en la concepción del diseño propio de aquella época y consiguen un resultado realmente fotogénico:


En su interior localizaremos media docena de salones de distinta índole y medida, desde pequeños patios iluminados hasta arcadas de madera con fuentes ornamentales. Pero lo que os puedo asegurar es que en este rincón se comen unas hamburguesas con guarnición de puro y duro vicio (quizás tengáis que rascaros un pelín más el bolsillo, pero nada más allá de 5$ extra a lo que os puede costar un menú similar en cualquier otra hamburguesería comercial):


Para que os hagáis una idea del trasiego que llevaba yo el día que visité Magic Kingdom, todo el recorrido que estoy haciendo por las áreas temáticas es el que hice yo en su día, tal cual. Comí en este Pecos Bill Tall Tale Inn and Cafe a eso de las 17:00, porque algo que suele ocurrir con frecuencia cuando un parque de atracciones o temático te embelesa de tal manera, es que pierdes el hambre con el afán de poder riddear y visitar absolutamente todo.

Montaña rebosante de agua

Durante unos 300 metros hemos visto como se abrián a lado y lado edificios inspirados en aquél lejano oeste, con cierto toque distinto y una historia particular tras cada una de las fachadas. Ahora es momento de que Frontierland nos muestre su potencial como área y nos ofrezca el genial catálogo de majors de las que disfrutaremos. Preparad el chubasquero, la cámara fotográfica y el catalizador de emociones fuertes porque aquí llega el plato fuerte del área.

La primera señal de que algo cambia aquí es un monolito estilo cartoon coronado por un simpático conejo en el que se nos anuncia la genial Splash Mountain y que, como podréis observar, en su base hace las veces de parking de carritos:


Y efectivamente, se abre ante nosotros una de las muchas "montañas" del parque, quizás una de las más icónicas y a la vez de las más caras. Splash Mountain llegó a Frontierland en 1991 con una temática plenamente marcada por la película real/de animación de Song of the South, donde personajes animales interactúan en todo momento con seres humanos de carne y hueso y se mantiene una clásica visión musical de la narrativa:


Para su creación se derrumbó por completo la estación original del Walt Disney World Railroad (que pasó desde entonces por detrás de la montaña), se construyó una estación elevada nueva y se desechó por completo el proyecto de Western River Expedition, una ride acuática en barcas que debía ser la sustituta de Pirates of the Caribbean pero que finalmente dejó paso a la mítica ride acuática que podemos encontrar en Adventureland:


La estructura o viaje que realizamos en esta ride es muy amplio y yo diría que es una de las rides con más tiempo de narración (si nos basamos en todo el conjunto de colas de acceso, estación, ride en sí y salida) de todo el parque entero.

Todo empieza en un granero al que accedemos a través de uno de los laterales de la montaña y que nos introducirá de lleno en un mundo repleto de excavaciones, minas, madrigueras y rincones repletos de theming. Es el punto de no retorno, una vez atraviesas la puerta de este granero te aguarda la diversión... y el remojo:


Tras un laberíntico recorrido de accesos y pasillos varios, llegamos por fin a un patio abierto que hace las funciones de estación de carga. Y atención porque la carga es rapidísima, genialmente coordinada y en pocas palabras: espectacular. Barcas aparecen constantemente cargando y descargando, por lo que el flujo de carga es continuo (las barcas nunca paran a no ser que haya un caso necesario, la cinta siempre está en movimiento):


Una vez superamos un par de curvas donde una simpática ranita nos va introduciendo a la historia, es el momento de entrar en un queso gruyère de theming, cavernas, dioramas con animatronics, juegos ópticos y, como es logico, lifts y drops que harán que vayamos incrementando nuestro nivel de humedad por completo. Como podéis observar en esta fotografía, también nada más salir podemos recibir agua de salpicaduras laterales:


No quiero desgranar el layout ni la historia de la ride porque tiene mucha migaja y porque considero que hay que vivirla para poderla entender. Pero solo os diré que hay multitud de tramos, que es mucho más larga de lo que parece y que uno se pregunta a menudo, cuando ronda a 12 o 15 metros de altura respecto al suelo, en qué maldita posición de la montaña se encuentra en ese mismo instante ya que hay tramos en los que salimos por completo de la formación rocosa para volver a adentrarnos más tarde, en apenas unos segundos:


Aunque el protagonista indiscutible de toda la ride, como suele ocurrir en los flumes, es el final drop, en esta ocasión una rampa de 45º de inclinación y 16 metros de altura que os mojará. Y sí, lo digo sin tapujo alguno: os mojará. Avisad@s quedáis:


Como habréis podido ver en un par de instantáneas que riegan esta entrada, la "montaña" de Splash Mountain es una mole de theming bastante enorme, pero lo que resulta todavía más impresionante es el trato de los alrededores, convertidos en una mezcla de barrancos, madrigueras, raíces sobresaliendo y... obviamente, tiendas como la Briar Patch, situada justo a la salida de Splash Mountain y lugar de paso obligatorio para todos los que riddeen esta particular montaña agujereada:


Como antes mencioné, la estación del Walt Disney World Railroad la encontraremos justo detrás de la montaña, elevada a unos 8 metros de altura y cuya dirección es directamente la estación que encontramos al principio del todo, en Main Street U.S.A.

Pico, pala y carretillas

Dejamos atrás ya Splash Mountain, olvidamos las arboledas que nos acompañaban todavía en el área de Frontierland y ahora nos colocamos ya, por completo, el disfraz que muchísimos parques temáticos se han encargado de colocar a sus áreas temáticas inspiradas en el far west: el disfraz desértico.

Pese a que el paisaje sigue ofreciendo un sinfín de pinceladas verdes, lo cierto es que la paleta cromática varía drásticamente en este último rincón del recorrido, pasamos a ver todo de colores marrones, terrosos y ocres y el mayor verde con el que nos encontraremos a partir de ahora es el de los numerosos cactus que pueblan las colinas rojizas de un clásico entre clásicos, me refiero a Big Thunder Mountain:


Como sabréis los que hayáis puesto pie en París (o si no lo habéis hecho, ya os lo digo directamente) Big Thunder Mountain no se caracteriza por ofrecer una espectacular fachada repleta de gigantescos detalles, sino más bien se presenta como una discreta mina de finales del siglo XIX en pleno rendimiento y actividad. Si nos atrevemos a curiosear a través de sus pasillos (asumiendo el riesgo que finalmente comportará) nos encontraremos con pequeñas oficinas, maquinaria, compartimentos y objetos que tienen que ver directa o indirectamente con el mundo de la minería:


Lo bueno de este viaje explorador es que nos daremos cuenta de que estamos atrapados entre la espada y la pared cuando, de repente, los pasillos desciendan, las intermitentes luces de gas empiecen a fallar y nos encontremos sin escapatoria en el único medio para salir de esta improvisada exploración minera, que no podía ser de otra manera que a bordo de un genialmente decorado tren minero:


Es a partir de ese túnel de salida donde Big Thunder Mountain se abre por completo y nos muestra su lado más espectacular y desafiante. Abandonamos por un momento la oscuridad de las minas para ver que vamos a encarar altísimas colinas, desfiladeros y barrancos. Es imposible seguir el recorrido entero del tren a través de las sinuosas vías que se extienden por todo el terreno:


Aquí es donde el concepto "mountain" cobra total vida y se nos presenta en forma de hélices, curvas peraltadas, pasos estrechos, multitud de pasos por puntos de choque y algún que otro animatronic que ayudará a complementar la experiencia 100% minera de Big Thunder Mountain:


El layout no ofrece en ningún momento un drop espectacular (de hecho la máxima altura de esta coaster es de unos 15 metros, no esperéis grandes medidas), sino más bien una sucesión de pequeñas colinas, mini-drops, peraltes descendentes y ascendentes y una retahíla de guiños a las fuerzas G que, sin significar grandes esfuerzos para los que no gusten de las subidas y bajadas, sí que conformarán un layout divertidísimo e inigualable:


Es quizás la manera que tiene Vekoma, en su versión más sofisticada de proyecto (ya sabemos que Disney paga muy bien este tipo de credits) de curar su principal fallo reconocido alrededor del mundo que es el de las transiciones a peraltes calculadas prácticamente a ojo.

Hay leves, muy leves vibraciones y un par de transiciones que quizás os muevan más del asiento de lo que os esperábais, pero en general la suavidad hace acto de presencia y en general podríamos estar hablando de un credit correcto. Sin demasiadas pretensiones, pero con una escenografía totalmente envidiable:


Se me hace realmente difícil una comparativa entre esta Big Thunder Mountain y la versión parisina (pese a que disten muchísimo en concepto y desarrollo, también). Quizás dependería más bien de lo que busquéis en cada una de ellas porque creo que más bien únicamente comparten el nombre y la temática, el resto son dos mundos. La francesa es mucho más intensa, más rápida y más dinámica (a pesar de casi duplicar la longitud de la norteamericana), aunque por el contrario la versión de Orlando es mucho más divertida, irregular, creativa y tematizada.

Ambas se disfrutan mucho por igual (y probablemente ambas constituyan el mejor credit de sendos parques), pero compararlas entre ellas no es realmente tarea fácil.

Al otro lado del lago

Y aunque Splash Mountain y Big Thunder Mountain sean dos majors con una solera envidiable por parte de la gran mayoría de parques temáticos, hay un elemento de Frontierland que me robó por completo el corazón y que es de esas típicas piezas a las que uno sucumbe no por su fachada y su apariencia grotesca, sino más bien por la sencillez del concepto en sí. Me vengo a referir a la Tom Sawyer Island.

Creada como un apéndice de Frontierland, a medio camino entre los puertos coloniales de Liberty Square y las cabañas de forajidos y cowboys, la isla de Tom Sawyer es un rincón para la aventura, la imaginación y la creatividad que pocos, poquísimos parques han tenido el valor de saber gestionar en una sola ride o zona en todo lo que llevo visitado hasta ahora.

Situada en dos diminutas islas,  la Tom Sawyer Island vendría a ser una zona/área a la que únicamente podemos acceder mediante unas embarcaciones motorizadas y tematizadas en balsas que se dedican a pasar de lado a lado de la orilla del río, de un pequeño muelle a otro pequeño muelle y que salen cada 5 minutos aproximadamente:


Una vez la balsa motorizada nos deja en tierra firme, es el momento de vestirse con las mejores galas de los auténticos exploradores y conquistar la isla. Para ello se nos alienta a través de carteles escritos a mano en grandes tablones o, como en este caso, un precioso mapa ilustrado cuyas referencias deberemos memorizar para el resto de nuestra particular aventura:


La idea es que las islas esconden tras de sí una docena de rincones "singulares" donde podemos interactuar con el entorno, con su terreno, con sus pasadizos o caminos y, sobretodo, con la idea de dejar atrás las grandes rutas por senderos de decenas de metros de anchura. Aquí nos meteremos en caminitos de apenas un metro de ancho y muchas veces nos cruzaremos con otros pequeños "exploradores".

Os pongo un ejemplo. Poco después de salir del muelle de la isla nos encontramos una formación rocosa artificial en forma de entrada de mina excavada por el hombre. Junto a esta entrada localizamos un simpático cartel de madera cuyo texto, en inglés, reza:

"La misteriosa mina del viejo Scratchs. He explorado muchas viejas minas, ¡pero esta es la mejor de ellas! Extrañas cosas ocurren aquí dentro así que mantén ojo avizor y no pares para nada. Tom"

¿Qué decís... entramos? ¡Adelante!


Y en esto consiste gran parte de la isla, en adentrarnos en cuevas, pasajes, puentes y bosques para descubrir joyas temáticas tan geniales como esta mina que discurre por unos 30 o 40 metros a través del interior de la isla, desarrollándose en distintas galerías y pasillos de ricos colores terrosos:


O por ejemplo tener que cruzar estrechas pasarelas móviles de madera que flotan sobre el agua en inestables y balanceantes toneles con la única ayuda de una barandilla de cuerda:


O adentrarnos en una segunda isla mucho más grande a través de un largo e inestable puente colgante hecho totalmente de madera y cuerda:


Hasta llegar a plantarnos en el mismo interior, coquetamente decorado y tematizado, de un desafiante Fort Langhorn:


Una vez creáis haber explorado todos los pasajes y puntos de interés de la isla (molinos de viento, cabañas, toboganes, senderos empedrados, riachuelos, fuentes, balconadas, etc.) el mecanismo de vuelta al mundo mágico de Disney es tan sencillo como esperar unos minutos en el muelle por el que accedimos a la isla, montar en la balsa motorizada y regresar a la otra orilla.


Tom Sawyer Island es, en definitiva, un ejercicio magistral de tematización, de adaptación al entorno y de creación pura y dura. Algo que demuestra que no siempre deben ser las rides mecánicas y las atrevidas coasters de acero o madera las protagonistas del paisaje de un parque y que, en ocasiones, simplemente el uso de un recurso natural como es una o varias islas, tal cual, puede facilitarnos experiencias tan ricas como esta. Un ticket a la fantasía y la imaginación.

Brillo bajo la solemne oscuridad

Y como ocurre con el resto de áreas tal como lo hemos visto hasta el momento, cuando el sol cae y el negro manto de la noche empieza a cobrar protagonismo, el área de Frontierland sucumbe también al encanto que la luz tenue y bien usada puede otorgarle.

Las calles de Frontierland son en realidad durante toda la jornada un bullicio de gente, sobretodo en la parte que conecta desde Liberty Square hasta Adventureland (el último área de la cual os hablaré mañana). Es entonces cuando cobran protagonismo los puestecitos de snacks, palomitas y refrescos y también es en ese momento donde las piernas, cansadas y agotadas por el duro trasiego de toda la jornada, os pedirán más descanso y por lo tanto podréis observar con detenimiento el resplandor del entorno tematizado de Big Thunder Mountain o Splash Mountain:


De la montaña por cuyo interior discurre el flume del parque tan sólo hace falta observar la siguiente fotografía para darse cuenta del importante y predominante tono amarillento y rojizo, producto de la exposición directa en los tonos puros de tierra y roca de los que hace gala la impresionante estructura montañosa:


Y en Big Thunder Mountain sucede algo similar, aunque potenciado de una manera absolutamente genial como es el hecho de combinar los colores del reflejo amarillo y rojizo con destellos y enfoques secundarios con colores fríos como el azul o el lila, combinación que produce un contraste perfecto y que potencia mucho más las galerías y extraños elementos de theming que predominan en la escarpada mina:


Amén de que todo queda totalmente acentuado por el hecho de que cada pocos segundos vemos pasar, a lo largo de las galerías y puentes de madera, veloces trenes mineros que con su estridente ir y venir remarcan un ambiente a medio camino entre lo muerto y lo salvaje:


Vemos pues que, con el detalle de la iluminación y teniendo en cuenta la constante banda sonora country que predomina en todos los altavoces (ocultos, claro), Frontierland eleva el nivel de calidad que ya de por sí teníamos por las nubes quizás un par de palmos más en dirección hacia la excelencia y nos embauca, en los últimos minutos de vida del parque por ese día, en un manto de melancolía instantánea. No queremos irnos de este parque porque este parque lo es todo para nosotros en ese momento:


Frontierland es un área orgánica, repleta de detalles hasta niveles insospechados y que tiene en su haber el poder de poseer dos de las majors más bestias y tematizadas de todo Magic Kingdom.

Si a todo ello le sumamos un casi enfermizo trabajo de ambientación, adecuación y estudio de marketing, viales y servicios, Frontierland se suma a ese distinguido y reducido grupo de áreas temáticas perfectas, quizás renqueantes en cuanto a cantidad, pero totalmente rebosantes en cuanto a calidad.

*****

Y hasta aquí llegamos con el análisis de hoy por el cual nos hemos sumergido por completo en la historia y folklore norteamericano durante las últimas décadas del siglo XIX.

Una época en la que los caballos, la madera y el oro eran el ingrediente básico cuya espátula eran los rifles y revólveres que cada habitante sostenía entre sus manos. En Magic Kingdom, el parque puntero de Walt Disney World en Florida, cambiamos esas desafiantes armas por palomitas, cambiamos los sombreros de ala ancha por las mochilas y definitivamente lo que no cambiamos es la experiencia que tuvieron aquellos valientes y aguerridos vaqueros, en su ansia por descubrir y explorar una tierra repleta de naturaleza y aventuras.

Nos queda una última área, una nada más. Y ya tras la visita a esta podremos decir definitivamente que Magic Kingdom es un gran parque, un parcazo, con todas las de la (despiadada) ley.

Magic Kingdom - Adventureland

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Turno en esta ocasión para la última (o primera, según como se mire) área temática de Magic Kingdom en Walt Disney World. Hasta ahora hemos podido explorar el futuro, la fantasía, la historia y el salvaje oeste, pero Walt Disney (y por extensión todo el equipo de imagineers y creadores de esta enorme burbuja de negocio) se guarda todavía el último as en la manga, una última temática que embaucará probablemente el corazón de los valientes exploradores y exploradoras más pequeños de la casa: Adventureland.

Realizamos un cambio bastante progresivo entre los cobrizos colores del far west americano y los ocres amarillentos de un lejano Caribe, donde las casas de tejado bajo y anaranjado nos saludan a nuestro paso y en adelante se extiende un área temática que provocó en mi sentimientos ciertamente encontrados.

¡Yo ho, yo ho!

Si tuviera que dar mi más sincera opinión, creo que Adventureland es el área más inconexa y temáticamente desperdigada de todo el parque, una maraña de pinceladas coloniales que despistan entre ellas y que hacen perder la noción de un lugar o cultura concreta. De hecho podremos localizar en este área 3 estilos bien diferenciados: el mundo de la piratería caribeña, el mundo del oriente medio y el mundo de la Polinesia tribal. ¡Y todo ello en apenas 500 metros de recorrido!

Pero empecemos por el principio y dejemos la opinión personal para el final. Según venimos del polvoriento Frontierland, como os decía, empiezan a emerger casitas de planta baja coquetamente decoradas con pintura ocre y balconcitos repletos de flores mientras que a nuestra derecha se extienden arboledas enormes que limitan el concepto de distracción visual típico de los parques temáticos. Los imagineers quieren que mantengamos la vista a nuestra izquierda, queda claro:


La primera atracción con la que nos encontraremos tal cual lleguemos al área es la de A Pirates Adventure - Treasures of the Seven Seas:


Añadida este pasado 2013 como impulso de atención para los visitantes a un área ciertamente envejecida, nos encontramos ante una experiencia de walkthrough cuya existencia sólo puede ser producto de un gran parque temático como Magic Kingdom o, en todo caso, la gran Universal. El hecho es que accedemos a una pequeña caseta donde un genial ride-op nos da la bienvenida y nos explica brevemente el funcionamiento del invento.

Se nos otorga un talismán hexagonal que deberemos usar para activar todo lo que encontremos a nuestro paso. Primero sincronizaremos la pieza de plástico con unas pantallas táctiles presentes en el mismo edificio, se nos otorgará una misión (entre 6 distintas) en forma de mapa y acto seguido podremos empezar nuestra aventura interactiva.

Como me imagino que quizás es difícil de comprender (ya que por desgracia es altamente difícil encontrar un concepto así por estas tierras) he creído conveniente mostraros un vídeo donde os quedará algo más clara la magistral idea llevada a cabo por Disney:


En realidad no es más que una excusa para 1) Absorber familias y grupos con niños (el target ideal del parque) y 2) Alentar a la compra en la tienda que encontraremos al final de la aventura, repleta hasta los topes de objetos relacionados con los tesoros y la piratería en general. Otro tanto más que se marca el parque con el uso de algo tan interactivo como unas piezas de plástico, unos sensores, una docena de animatronics sencillos y, sobretodo, mucha imaginación.

¡Continuamos!

Sorprendentemente Adventureland es, junto a Tomorrowland, la única área temática que está clara, clarísimamente marcada por un arco de entrada en la cara de acceso desde Frontierland. Un hecho bastante significativo ya que, como os decía anteriormente, el cambio estético desde el lejano oeste hasta el exótico Caribe queda quizás demasiado difuminado en este caso. Pese a todo, el arco de acceso es bello, robusto y muy acorde con todo el aspecto general del área, por lo que contamos con madera, cemento y teja real, olvidad imitaciones de materiales baratas:


Ante nosotros encontraremos un tranquilo poblado insular, con reminiscencias costeras y decoración que evoca a las playas cubanas, los colores vivos de las fachadas, las grandes y solemnes palmeras observándonos a nuestro paso y un sinfín de carretas, paquetes, hamacas y terrazas en las calles que nos transportarán de lleno a la tierra que años atrás empezaron a ver los conquistadores europeos.

Inmerso en este ambiente nos encontramos el primer edificio de restauración del área, el Tortuga Tavern, donde podremos saborear deliciosos burritos y ensaladas frescas:


Encontraremos por el camino diversos espacios arquitectónicos que acompañan a los edificios principales de tiendas y rides y que ayudan a la ansiada inmersión temática. La vegetación siempre es rica y densa, otorgando toques mucho más orientales gracias a las grandes plantaciones de bambú:


Y rápidamente, casi sin tiempo para digerir el cambio temático y el nuevo buceo por theming detallado, Disney y por extensión Adventureland nos presenta su gran apuesta, una de las rides más icónicas de Disney y que, en la última década, ha supuesto una caja registradora constante para la compañía del ratón orejudo. Os hablo como no podría ser de otra manera de Pirates of the Caribbean:


Inaugurada en 1973 (2 años después de la apertura oficial del parque) la ride en realidad supuso una corrección en el planning original de los imagineers, cuya intención era la de otorgar la importancia de una boat-ride de este tipo a la mencionada Western River Expedition, cuya construcción jamás se llevó a cabo y que años más tarde se convirtió en Splash Mountain (como os expliqué en la entrada de Frontierland).

La explicación era bien sencilla: la gente de Florida y alrededores está muy familiarizada con el ambiente caribeño y tropical de la estética pirata, además de conocer de sobras la inspiración arquitectónica de New Orleans en cuya arquitectura se basaban incialmente los planes de construcción de Pirates of the Caribbean. Pero para sorpresa de los imagineers, el público que accedía a Magic Kingdom en 1971 conocía de sobras la fama de la ride en su primera versión en California y demandó de manera masiva su construcción en la versión de Orlando, algo que tardó apenas un par de años más en ocurrir.

¿El resultado? Adiós a Western River Expedition, hola a Pirates of the Caribbean:


El resto lo conocemos ya de sobras: una major ride conocida por tod@s de manera internacional y llevada a cabo ya en 4 de los Disneyland del mundo entero. La ride nos introduce de lleno en el mundo de los saqueos y extorsiones de los corsarios salvajes de aquella época y lo hace introduciéndonos en un mundo repleto de oscuridad, suciedad y un evidente toque marino.

El acceso a la ride lo hacemos a través de un gran hall de grandes vigas de hierro en cuyo final, sobre dos arcos de piedra, un mural rezca en letras de pergamino la conocida frase: "Yo ho, yo ho, a pirates life for me!":


A partir de ahí entraremos en pleno mundo de mazmorras, pasillos y subterráneos. De vez en cuando nos encontraremos con esqueletos, cofres, paquetería varia y una inconfundible banda sonora que irá sonando y retumbando cada vez más en nuestras inocentes cabecitas. Estribillo altamente pegadizo, quedáis avisad@s:


Tras este ir y venir por laberínticos pasillos de piedra y madera, llegaremos por fin a la amplia estación de embarque, genialmente tematizada como si de un pequeño embarcadero se tratase:



Allí empezará nuestro viaje a través de los mares, desfiladeros y paisajes en general, mezclados con las aventuras, luchas y devenires de tripulaciones piratas, soldados coloniales y demás personaje salido directamente de esta rica temática. Y sí, identificaréis varios personajes aparecidos en la saga de películas y un final que... prefiero no desvelaros pero probablemente os encandilará. ¡Más ron para todos!

Aves, música... ¡y acción!

Una vez salidos ya de las profundidades de este oscuro Caribe, es momento de retomar nuestra ruta a través de Adventureland y es en este preciso momento donde aquella idea que nos seducía totalmente a la hora de presentarnos el mundo pirata se desvanece y entremezcla peligrosamente para confundirnos hasta el punto de necesitar cierta explicación lógica (que jamás llegará, para qué negarlo).

En este punto confluyen 3 inspiraciones temáticas de diversa índole y que sí, quizás podemos englobar en el mundo de la exploración y lo exótico, quizás en 1960 resultaban interesantes, pero en pleno siglo XXI se adivinan como una amalgama temática que despista y mucho.

Veamos, tras recorrer un bello pueblo caribeño se alza ante nosotros una imponente torre a modo de pagoda caribeña polinesia. ¡Primer cambio sin preaviso! Relajad el aliento y saludad a una de las creaciones más obsesivas del difunto creador de toda esta movida, me refiero a Walt Disney's Enchanted Tiki Room:


Otra de esas deliciosas mezclas entre el show y la ride interactiva que nos permitirán experimentar un espectáculo de música a la vez que admirar una cantidad enorme de animatronics bailando y danzando por encima de nuestras cabezas.

Os he de confesar que antes de entrar en esto no tenía ni idea de qué sería lo que me encontraría, por lo que me dispuse a dejar llevarme por la imaginación y fantasía de la que Disney creaba escuela y dar un chapuzón de fantasía imagineer. Aunque la verdad es que en la piscina de ese chapuzón encontré muy poca agua y perdí, por decirlo finalmente, una larga media hora que podría haber invertido en cualquier otro menester.

La visita a Enchanted Tiki Room empieza con un pre-show que localizaremos a escasos metros de haber accedido a la zona colindante a la pagoda. Allí localizaremos un pequeño cobertizo de paja y piedra en el cual se descubrirán, minutos más tarde, un par de divertidos tucanes apoyados en un inquietante totem tribal que resultará ser la encarnación de un dios polinesio:


Tras abrirse las puertas de la pagoda/templo, accederemos a una enorme sala en forma de cruz, cuyas aspas ocuparan numerosas filas de bancos de madera sin respaldo y donde se nos invitará a tomar asiento, sin más. Una vez los visitantes hayan completado el aforo (algo que se hace muy rápido, para ser honestos) las luces se apagarán y empezará un show en el que 4 aves serán las protagonistas indiscutibles del espectáculo: José, Michael, Pierre y Fritz.


Como habréis podido intuir por los nombres, las 4 proceden de distintos rincones del mundo y nos irán llevando por varias piezas musicales corales en las que cada vez actuarán más y más pájaros. Al final todo culmina en un coro enorme que incluirá también figuras tiki, totems parlantes e incluso fuentes y humo.

Como os he dicho el encanto en sí del show es el propio show y sus orígenes, ya que estamos hablando de una copia exacta de lo que fue la primera ride del mundo en incluir animatronics (me refiero al Enchanted Tiki Room de Disneyland en Anaheim, California). Esta versión de Orlando es producto de una restauración obsesiva cuyo origen se debe a un malogrado incendio producido en 2011 y que obligó a mantener la ride cerrada y en restauración, siendo reinaugurada para el 40º Aniversario del parque.

Dicho esto, salí de nuevo a las calles del parque y me encuentro con que de repente se había ido la luz:


Efectivamente, de repente oscurecía y el paisaje de esta Adventureland más tropical se tornaba oscuro e iluminado grácilmente por las tintileantes farolas y farolillos polinesios. Pese a todo, recupero alguna fotografía que lancé, de manera fugaz, antes de meterme de lleno en la olvidable Enchanted Tiki Room.

¿Dónde estamos exactamente?

Por ejemplo para ver la primera incongruencia temática severa del lugar. Justo delante de la pagoda exótica de la ride/show arriba mencionada, nos encontramos de lleno con The Magic Carpets of Aladdin:


Una spin-ride que preside por completo la plaza y que planta tiendas de lona ralladas, palmeras de planta baja y edificios imitando el acabado en mortero. Adiós a lo tropical, hola al Medio-Oriente.

No tendremos que alejarnos mucho para encontrar, de cara a la misma plaza que comulga y concentra todas estas culturas, otra de esas rides míticas sacadas directamente de la genialidad Disney y cuya experiencia no pude resistirme a probar. Me refiero a la inimitable y compleja Jungle Cruise:


Hemos visto de manera fugaz un toque oriental, pero rápidamente el parque nos lo hace olvidar a base de adentrarnos en la pura jungla, las espesas arboledas repletas de plantaciones tropicales y un seguido de cabañas y edificaciones acabadas con madera, cuerda y caña. Allí es donde se iniciarán las colas de acceso al pequeño embarcadero de la compañía Jungle Navigation Co.:


Una vez lleguemos al embarcadero, deberemos acceder a una de las 15 barcas de las que dispone la ride y cuya decoración, nombre y disposición interior varía entre una u otra. Cabe decir que en funcionamiento veremos simultáneamente solo 10 de las 15, por lo que la variedad será siempre un detalle a tener en cuenta a la hora de qué barca puede tocarnos en cada momento:


Tras la salida empieza un extenso recorrido a través de canales de oscuras aguas por los que la barca se moverá, evitando troncos y zonas de plantación baja y adentrándose cada vez más en una espesa jungla en la que nos encontraremos multitud de escenas repletas de animatronics que nos mostrarán la vida salvaje que se puede ocultar en la orilla del río Amazonas.

La particularidad más destacada, aparte del encanto propio de la ride en sí, es el hecho de que el conductor de la barca es a la vez el animador o speecher de la ride, así que será el encargado de desvelarnos la historia que se esconde tras un buen puñado de rincones, dibujando en todo momento en la imaginación del espectador escenas, nombres y un sinfín de chistes que tienen su base en un guión escrito, pero que dejan mucho espacio para la improvisación del propio conductor.


Finalizado ya el salvaje y movidito recorrido (porque sí, no es un paseo del todo apacible) la barcaza nos dejará en un segundo muelle de descarga tras el cual encontraremos aquél elemento tan innovador y para nada usado en este parque. Sí, estáis en lo cierto: la tienda de souvenirs y merchandising.

Volvemos al lejano Orien... ¿nesia?

Dejamos atrás ya las turbias aguas de Jungle Cruise para volver de nuevo a las tiendas y bazares que nos ofrece, discretamente, la incursión de las inspiraciones moriscas y egipcias a través de todo lo que rodea la ride de The Magic Carpets of Aladdin, que os nombré más arriba:


Como podéis ver, paseamos constantemente por un devenir de temáticas que, francamente, acaban mareando mucho al visitante, que se siente en una batidora cultural de referencias visuales.

Y como no hay dos sin tres, el área vuelve a dar un giro de tuerca más y volvemos de nuevo a pasearnos por una zona tropical, en esta ocasión más inspirada en el mundo africano aunque con una situación geográfica no muy definida. Nos encontramos aquí con la última ride del parque antes de regresar a la gran plaza del Cinderella's Castle y conectar con el inicio de nuestra aventura por Magic Kingdom. Como decía, hallamos en este punto el Swiss Family Threehouse:


Y de nuevo nos encontramos ante otra genialidad en forma de ride walkthrough, un agradable e inspirador paseo a través de un apéndice del área en forma de pequeña jungla costera y cuyo gigantesco árbol (¡más de 18 metros de altura!) nos acogerá durante el paseo, a través de un sinuoso y tortuoso camino de pasarelas, cabañas, estancias y escalinatas de madera donde se alojaron, tiempo atrás, la exploradora familia Robinson. Paso a mostrároslo en vídeo para que así podáis apreciar plenamente los detalles:


La verdad es que, de por sí, la ride puede parecer más bien sencilla o poco fascinante, pero es el hecho de que un solo parque como Magic Kingdom pueda albergar tal cantidad de rides de este tipo lo que lo convierte en una joya única.

Pese a todo vale la pena indicar que encontramos 4 versiones más o menos parecidas a esta Swiss Family Threehouse repartidas en otros parques Disney, aunque es esta y la versión de Tokyo Disneyland las que conservan plenamente todos los ingredientes originales.


La versión parisina y la californiana difieren ligeramente en el tratamiento y estructura del árbol, así como en ciertas medidas.

Saliendo de esta espectacular formación vegetal, será el momento de enfilar el camino que nos lleve, como os he comentado antes, ante el mismísimo castillo de Cenicienta, donde podremos iniciar de nuevo, tantas veces como queramos, nuestra aventura por este genial Magic Kingdom.

Como habéis podido ver, Adventureland esconde ciertas incongruencias y choques culturales que quizás responden a una obsesión del parque por presentar entornos exóticos o extraños para el visitante, a pesar de que hoy en día no nos sean tan remotos como quizás sí lo eran en el tercer cuarto del siglo pasado.

Sea como sea, no hay que restarle méritos a un área que es capaz de entrometernos en una encarnizada batalla entre piratas, adentrarnos en una espesa jungla repleta de feroces bestias, hacernos sonreír y bailar en una simpática pagoda polinesia o invitarnos a trepar por un gigantesco árbol en la búsqueda de la vida cotidiana de los Robinson.

*****

Como acabamos de ver/leer, Adventureland es un gran puzzle de pequeñitas piezas que se convertirá en la guinda de un pastel que, con esta última entrada, se completa y surge hermoso y sabroso.

Magic Kingdom queda pues destacado en el podio de los mejores parques temáticos del mundo, muy a la zaga de sus hermanos repartidos por todos los continentes y destacando en pequeñas pero no por ello insignificantes particularidades.

Un parque cuyo equilibrio de temáticas e intensidades es ejemplar, así como sus técnicas de muestra y ostentación de un theming que vivirá por muchas y muchas décadas en la memoria de quien lo visite.

Se que a estas alturas es prácticamente inútil que lo diga, pero si estáis un buen día de estos de paseo por Orlando y no sabéis muy bien qué hacer (tarea esta harto imposible) tomad un autobús o vuestro propio coche en dirección al Walt Disney World Resort y aparcadlo en el aparcamiento de Magic Kingdom. Tras llegar a las puertas del parque a bordo del monoraíl, vuestra imaginación y vuestras piernas serán el lienzo perfecto sobre el que Magic Kingdom se encargará de pintar el cuadro de vuestras vidas.

WANTED!

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A buen entendedor, pocas palabras bastan:
He decidido darme a la fuga, desaparecer y hacerlo de la manera más escandalosa posible. Desde hoy mismo ando desaparecido y en busca y captura. Aunque tranquil@s, mi paradero se conocerá mañana lunes.

¿A dónde habré ido a parar esta vez?

El gran viaje - Día 1

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Por fin ha llegado el momento de desvelar el misterio que he ido arrastrando estos días a través del blog. Ante todo, pido disculpas por haber alargado innecesariamente la espera (de hecho esto os lo tendría que haber explicado ya el lunes) pero al llegar a mi "destino" no pude tener el Wi-Fi que hubiera querido así que tuve que preparar el material y esperar a poder disponer de suficiente conexión como para poderos mostrar bien todo.

Dicho esto, aquí llega el primero de una serie de vídeos (y bitácoras) donde os explicaré dónde estoy, qué hago y un poquito de la jornada en general. ¿Desvelamos el secreto?



Efectivamente. Algunos de vosotros lo habíais dicho o habíais jugado la carta de la intuición de manera correcta. Mi viaje este pasado lunes fue nada más y nada menos que a Los Angeles, en California, EEUU.

Todo ha empezado a primera hora de la mañana, entorno a las 8:00 me he desplazado al Aeroport del Prat para tomar un avión que me llevaría directamente, mediante American Airlines, al aeropuerto JFK de New York. Tras un retraso de una hora, un avión más bien anticuado (olvidemos las pantallitas en el respaldo delantero), un cansancio cada vez más y más creciente y el temor a no poder tomar el vuelo de enlace, llegué a una ciudad fría y con lluvia.

Como era de esperar, perdí el vuelo que tenía de enlace con la misma American Airlines gracias al retraso y a que (para variar) me volvieron a retener en el servicio de Aduana por algún motivo relacionado con mi pasaporte. Afortunadamente esta gestión duró apenas 5 minutos, pero el vuelo inicial con destino a Los Angeles estaba ya perdido, llegué justo cuando cerraban la puerta de embarque (algo muy de película pero que en realidad me ocurrió).

Por suerte American Airlines es muy seria y demostró tener buenas dotes de comunicación con el usuario. En apenas 10 minutos tenía ya reasignado el vuelo y en tan solo una hora estaría volando en el siguiente vuelo hacia California:

El vuelo que cruza EEUU de punta a punta fue algo más tranquilo para mi, tanto por la duración (casi 4 horas menos que el de cruzar el charco) como por las instalaciones del avión, que eran de última tecnología y ofrecían esta vez sí pantallitas con material disponible. Aún así aproveché para dormir un poco más (apenas llevaba 2 o 3 horas de sueño en más de 24 horas de trabajo, preparación del viaje y vuelos).

Tras poco más de 5 horas, pisaba de nuevo suelo y esta vez ya para quedarme por unos días. Oficialmente había llegado a LAX (Los Angeles), la gran ciudad americana por excelencia.

Segundo objetivo, olvidar los euros y equiparme de dólares:

El tercer objetivo me llevaría a tomar un taxi y desplazarme al primer hotel ya que mis planes de hacer un poco de turismo por la tarde se vieron totalmente truncados por el hecho de haber llegado con 2 horas de retraso:

El primer hotel del viaje (Motel Santa Mónica) era el típico y tópico motel de carretera que todos hemos visto en películas y series: doble piso, ventanas al parking delantero y moqueta en el suelo. Realmente el motel no estaba nada mal, la verdad, unas condiciones de limpieza y mantenimiento muy buenas y realmente se estaba agusto. ¿El problema? El Wi-Fi. Inexistente. Lo comenté en recepción, dijeron que harían algo al día siguiente... y bueno os podéis imaginar cómo continúa la historia.

Cuando el día acabó llevaba cerca de 30 horas sin dormir, unas 14 horas de vuelo, miles y miles de kilómetros recorridos y 9 horas de diferencia horaria con aquél lugar del que había salido a primera hora de la mañana.

Lo maravilloso de viajar y de hacer este tipo de rutas, es que esto es sólo el comienzo...
"¿Qué invento es este?" Os estaréis preguntando. Pues bien, a lo largo de muchos y muchos viajes tanto cortos como largos me he dado cuenta de que al viajar a los parques, generalmente, uno descuida muchísimo su dieta y alimentación. Nos acostumbramos tanto a las hamburguesas, las pizzas o los fritos que nos olvidamos de que también viajando por parques podemos alimentarnos de manera más o menos sana sin caer en las grasas o la dieta fast food.

Por eso me he propuesto un reto extra para este viaje: cuidar mi alimentación. Y qué mejor lugar para cumplir el reto que haciéndolo en EEUU, capital por excelencia de las grasas saturadas y los aditivos.

Así pues os relataré, junto a la bitácora de cada jornada, un poco la dieta o lo que habré comido ese día para que podamos ver qué alternativas (sanas) ofrecen los lugares y parques donde pongo pie.

La dieta de esta primera jornada está compuesta por la comida del primer vuelo (un plato de pollo con arroz y verduras, una ensalada verde, un panecillo y tres galletas escocesas) y por lo que pude comprar a escasos 300 metros del motel donde llegué a última hora de la tarde, caída la noche ya:

Consistente en un wrap de pollo con salsa cesar y una bandejita de pedazos de frutas frescas (manzana, uvas, kiwi, mango, sandía, etc.). Para beber, en ambos casos, agua.

Se que os puede parecer una chorrada si ya de por sí lleváis una dieta sana o si creéis que no tiene nada que ver con los parques, pero os aseguro que cuando publico esta entrada llevo 3 días ya en EEUU y noto, con diferencia, el cambio en la alimentación y en los hábitos alimenticios.

¿Conseguiré cumplir el reto de la dieta sana parqueril?

Mañana os explico...

El gran viaje - Día 2

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Bienvenidos a esta segunda jornada de viaje a través de la calurosa y lejana Los Angeles. El episodio de ayer fue una especie de bienvenida, de acogida a tod@s vosotr@s y de recepción a lo que voy a ir narrando estos días siguientes, pero hoy ya nos vamos a poner de lleno con las bitácoras y el material documental que, probablemente, sean protagonistas de muchas entradas de cara a 2015.

Para empezar, el segundo capítulo en vídeo donde os muestro imágenes de algunos puntos donde hice visita turística el martes y que responden a los lugares que todos hemos visto en alguna que otra ocasión en series de televisión o películas:


Efectivamente, el segundo día de viaje lo organicé como un calentamiento antes de empezar intensamente con los grandes parques. Para ello distribuí el día en 3 partes: Santa Monica, Venice Beach y el teatro Kodak (lugar donde una vez al año se extiende la famosa alfombra roja de los Oscar).

El objetivo parqueril estaba claro: Pacific Park, un microparque alejado de absolutamente todo y que aparece, como un champiñón, allí donde menos te lo esperas:
 Pacific Park resultó ser un pequeño bombón, más turístico que relevante, para qué nos vamos a engañar, pero una buena joya en cualquier preciado tesoro de cualquier cazador de credits ya que en su interior nos encontramos con West Coaster, posiblemente la Vekoma más famosa del mundo (o la mas fotografiada seguro):
 El parque está construido encima de un muelle (o "pier" en inglés) y se extiende a lo largo de unos 300 metros con un grupo de rides de menos de una docena, de distinta tipología entre ellas pero quizás con un ambiente muy familiar y cercano, casi rozando lo infantil. De ello ya me encargaré de hablaros en un futuro capítulo de Vloggercoaster ;)

En el mismo muelle, en Santa Mónica, encontramos también el famosos final de la ruta 66, vía por excelencia de EEUU y alimento de numerosas leyendas, historias y demás narraciones:
 El parque se ve en apenas 10 minutos y, si te dedicas a riddear lo aprovechable que tiene lo tienes listo en 1 hora, así que me decidí a hacer un poco de turismo sano por Los Angeles y alquilé una bicicleta en el puesto que hay justo delante del pier. Una hora de alquiler 7 dólares y el paseo marítimo hasta Venice Beach (playa archiconocida de la ciudad) por delante:
 En Venice Beach veremos las típicas y tópicas escenas americanas con musculados patinadores, numerosas chicas en bikini, ambiente surfero, skaters y en general un montón de vida en la calle (y turismo, mucho turismo).

Pero desde hace poco más de un año hay cierto componente de estos lugares que es reconocible a leguas por los que jugamos (me incluyo) al famoso videojuego GTA V y es que en el juego se recrean, casi a la perfección, numerosos lugares que pude visitar en la realidad. El pier de Santa Mónica es uno (increíble el esmero por el detalle a la hora de programar absolutamente todo), pero hay otros, como por ejemplo el gimnasio público de Venice Beach:
 O los paseos con palmeras donde, probablemente, en alguna ocasión nos ha intentado acorralar la policía en una de muchas persecuciones:
 Una vez devolví la bicicleta me dispuse a tomar un taxi y enfilar el camino hacia el teatro Kodak, en el Downtown, la zona más comercial de la ciudad, por así decirlo. El taxista, un armenio llamado Max, me hizo una buena explicación de alguna de las movidas políticas y sociales que se viven ahora mismo en la ciudad, como por ejemplo el constante asedio que se le está realizando a Obama por parte de todos los flancos posibles.

Pero bueno, no estamos aquí para la política, sino para el disfrute. El Kodak Theatre, conocido por numerosas referencias visuales y significativas como su espectacular fachada:
 Por estar en el centro del conocido Paseo de la Fama (donde sí, puedes encontrar centenares de estrellas de famosos actores y actrices, cantantes, figuras de la televisión, etc). Y también por contener, en su entrada, las huellas de manos y pies de numerosos actores y actrices que así lo han decidido a lo largo de la historia. Es muy curiosa por ejemplo la huella de C3PO y R2D2, por cierto.

Y cómo no, era casi obligada la fotografía al monte de Hollywood con su icónico letrero blanco. Lo que pasa es que si alguna vez os venden que desde el Kodak Theatre es uno de los mejores puntos para sacarle foto, ¡miau! Os engañan. Con la cámara reflex y atinando al máximo, esto es lo que saqué:
 Se ve más la cruz brillante que han puesto a la izquierda que el letrero en sí. Pero bueno, poco a poco voy tachando elementos turísticos de la lista. A última hora del día me refugié de nuevo en el hotel (Santa Monica Motel) para tomar una rica y merecida ducha, recopilar el material que había grabado o fotografiado y preparar de lleno la visita del día siguiente que, esta vez sí, incluye un gran GRAN parque temático. Pero eso ya será material para la entrada de mañana ;)
Como ya os dije que haría, voy a dedicarme a relatar la "dieta" que seguí este segundo día en el que decidí hacer 3 comidas (el tiempo tampoco apremiaba mucho, así que no tenía demasiado para entretenerme y veréis que las 3 son de tomar rápido en cualquier sitio sentado).

Por la mañana me dirigí al Coffee Bean, un local situado justo a las puertas de Pacific Park y, esperando media hora a que abrieran el parque, me dispuse a tomar un desayuno con un café con leche y un croissant delicioso:
 A mediodía (más bien media tarde, porque eran las 4 o así) me dispuse a comer algo muy típicamente americano pero con cierto toque oriental. Se trata de un perrito caliente que en esta ocasión adquirí en uno de los puestecitos que hay distribuidos en el Pier y que respondía al nombre de Avocado. Consistente en el pan y salchicha típicos de siempre, pero añadiéndole aguacate, ligero toque de chili, cebolla y unas gotitas de lima. ¡Delicioso!:
 Y ya por la noche, tras una jornada agotadora de caminar, bicicleta y sol durante todo el día, me acerqué de nuevo por el Wallmart que había cerca del hotel y adquirí una bandejita de sushi (recordad que los Californian Rolls vienen de algún lugar llamado California jeje), una bandeja de fruta fresca similar a la del día anterior, una bolsita de frutos secos y una botella de agua.

Y con esto me fui a dormir. Bueno, con esto y con la imagen del ratoncito orejudo metida en mi cabeza ya que al día siguiente... bueno, eso os lo explicaré mejor en la siguiente entrada.

Mañana os explico...

El gran viaje - Día 3

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Tercera jornada de la ruta a través de los parques de atracciones y temáticos más famosos de Los Angeles (y por extensión, de California).

Como os comenté ayer, el segundo día con la visita a Pacific Park había sido un aperitivo, un pequeño entremés para llevarse a la boca justo antes del gran combo que me comería al día siguiente y que hoy os empezaré a relatar.

En esta ocasión lamento no poderos ofrecer un mini-vídeo de la aventura, ya que me dediqué más a fotografiar absolutamente todo y a disfrutar de las rides y coasters que me ofrecería el parque, pero tranquil@s porque al día siguiente sí saqué la cámara y sí habrá un nuevo episodio colgado en la página de Youtube de Bloggercoaster.

Dicho esto, tercer día, listo y preparado para visitar Disney California Adventure, el segundo parque, el más "pequeño" (en teoría) y una buena antesala de su antecesor, Disneyland, que visitaría al día siguiente:
 Un parque lleno de contrastes, de distintas temáticas y que, en general, da la sensación de ser un poco el cajón de sastre de Disney, donde los imagineers realmente pueden expandir sus ideas mucho más allá del mundo Disney, sin ceñirse de manera demasiado estricta a los personajes e historias que Walt creó décadas atrás.

El parque está dividido también en áreas temáticas (8, para ser exactos) pero estas varían mucho en función de su servicio y su finalidad. Llama la atención por ejemplo el hecho de que nos crucemos constantemente en Hollywood Land con tranvías que, a su vez, representan un medio de transporte para el parque. Además el área está cargada con una buena dosis de meticuloso theming y grandes rides como la dark ride de Monsters Inc. Mike & Sulley to the Rescue!:
O la omnipresente The Twilight Zone Tower of Terror, que pude probar en su versión californiana así como la de Orlando y la de París. Quizás deba repasar mucho las características de cada una de ellas para ver claramente la diferencia que ofrecen entre sí, pero así, a botepronto, la de París sigue llamándome la atención más que las americanas, aunque los exteriores de la de Orlando son exquisitos. Esta de California quizás sería la que me ha parecido más elemental de todas, pero a su vez es la que mejor operativa me ofreció (en tan solo 5 minutos estaba cargando en la primera sala preshow):
 Y dejando a un lado la insustancial A Bug's Land (espectacular en cuanto a theming, pero muy flojita en cuanto a contenido atractivo para los adultos), nos plantamos ahora ya sí en la joya de la corona, la nueva piruleta del parque y, desde luego, un auténtico tesoro, me refiero a Cars Land y su Radiator Springs Racers:
 MA-GIS-TRAL. No hay otro adjetivo más adecuado. Una masterpiece la veáis por donde la veáis, quizás a la delantera de las áreas más tematizadas y alucinantes que haya podido encontrar hasta el momento. Radiator Springs Racers no supera en intensidad y sensación de velocidad a su predecesora en Epcot (Test Track) pero en cuanto a inmersión, historia, narrativa, animatronics, ambientado, entorno y theming... ¡ay amig@s! Ahí la tortilla gira y Radiator Springs Racers se convierte en una clarísima vencedora, digna de los mejores galardones posibles:
Y pese a todo, la cosa no hace más que mejorar con la espectacular y genialmente calculada iluminación nocturna:
Otra de las grandes majors que tiene el parque, ya en el área de Grizzly Peak, es Redwood Creek Challenge Trail, unos alucinantes rápidos cuya extensión de terreno así como de theming supera sencillamente todo lo que podamos imaginar. De hecho mucho cuidado con uno de los numerosos elementos "extra" de su recorrido y la impresionante manera de resolverlo y llevarlo a cabo sin que nada quede a la vista, todo puro theming:
 Efectivamente Disney California Adventure también es el hogar de esa rareza de los parques Disney llamada Paradise Pier e inspirada en los parques de atracciones tradicionales que despertaron la imaginación de Walt Disney casi un siglo atrás. En este área podemos localizar la enigmática California Screamin', una coaster que no me dejó para nada indiferente, a pesar de que es un credit del que siempre esperas poder lograr un poco más, se queda corto en casi todos sus elementos. Sin airtimes, sin fuerzas G intensas, sin lanzamiento demasiado forzado, sin gran velocidad. En resumen: vamos a pedir a Intamin que nos construya un mamotreto de acero que jamás llegue a superar las expectativas del público, sea cual sea su edad o experiencia:
Y sí, también pude probar y de manera muy grata la icónica Mickey's Fun Wheel, una rareza realmente curiosa y que puedo certificar que le da una vuelta de tuerca más que interesante a las clásicas norias (que para qué vamos a negarlo, en muchas ocasiones dejamos atrás por falta de tiempo o de interés). Los balanceos "inesperados" son la clave y dependiendo del momento del ciclo en el que lo des, puedes llegar a adquirir una inclinación más que considerable, convirtiéndola en una ride más cercana a la intensidad que a la familiaridad:
Como supondréis, dejo en el saco un montón más de rides, majors, restaurantes y rincones que merece la pena ver con lupa. Es por eso que quizás este Disney California Adventure sea el siguiente parque Disney que analice en Bloggercoaster, primero porque me encantaron algunas de sus áreas (que más bien adquieren tono de majors para sus parques mayores, los Disneyland) y segundo porque es un parque que encajará muy bien con vuestras expectativas. Veréis como merecerá la pena echarle un vistazo.

Llevaba una idea ciertamente equivocada de lo que me encontraría en este Disney California Adventure. Pensaba que la restauración y gastronomía del parque se basaría más bien en un estilo más americano y repleto de comida "basura", pero nada más lejos de la realidad, encontré incluso más variedad y comida saludable en este parque que en su hermano mayor, el Disneyland.

Durante la mañana tomé un bol de cereales Fruity Loops con leche al que no pude sacar fotos ya que no disponía de cámara alguna, pero quede dicho que entorno a las 9 de la mañana esa fue mi primera comida de la jornada.

Una vez dentro del parque y a la altura de Cars Land (calculad entorno a las 11:30-12:00) compré una bandejita de fruta fresca, en esta ocasión mango cortado en grandes gajos y realmente delicioso a la sombra de los toldos distribuidos alrededor de la tienda de frutas y zumos Fillmore's Taste-In (donde vive la Wagon hippie de Cars, para entendernos):
 A eso de las 4 de la tarde me dispuse a hacer la comida importante del día y para ello aproveché mi paso por Pacific Wharf, un área del parque dedicada por completo a los restaurantes (sí sí, efectivamente NO hay rides ni espectáculos en ella). Estuve dando una vuelta para ver la variedad que ofrecían y tras unos 5 minutos me decidí por la Lucky Fortune Cookery, un restaurante puramente asiático en el que adquirí un recipiente lleno de arroz, verduritas picadas y ternera con salsa teriyaki, además de una botella de agua y una galletita de la suerte (que me dijo que ese día iba a descubrir algo asombroso... la lástima es que ya había estado en Cars Land, por lo que no acertó por poco):
 Y a última hora del día, a eso de las 7 de la tarde (el parque cerraba a las 8) no pude resistirme más y compré un cartón pequeño de las típicas palomitas que venden en las decenas de puestecitos que hay repartidos por todo el parque. Pasar por, qué se yo, 20 metros a la redonda de uno de estos carromatos y no comprar un paquete es realmente un acto de fe que llegada la última hora del día y con toda la caminata que me había pegado, bien merecía una concesión:
¡Deliciosas!

Y hasta aquí llega este tercer vistazo al viaje que voy completando estos días por Los Angeles. No olvidéis que quedan todavía por delante grandes gigantes que merecerá la pena observar bien de cerca porque alguno de ellos os puedo adelantar que me ha dejado realmente boquiabierto.

Mañana os explico...

El gran viaje - Día 4

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Ya estoy aquí de nuevo para ofreceros una nueva página más en esta entretenida bitácora a lo largo de los parques temáticos y de atracciones de la costa oeste, concretamente los situados en la zona urbana de Los Angeles.

Antes de nada, y para paliar el hecho de que en la bitácora anterior no hubiese un vídeo explicativo, aquí os presento el tercer episodio, en el cual os ofrezco imágenes del parque del que hablaré hoy, el Disneyland de Anaheim, el primero de todos:


Si me seguís a través de las redes sociales sabréis que este Disneyland en concreto consiguió, por fin, robarme el corazón. Ya lo dije (y lo reitero) que posiblemente sea, para mi, el segundo mejor parque temático del mundo de entre todos los que he visitado hasta ahora... y en según qué aspectos llega a ser el primero. No quizás por el nivel de innovación (tened en cuenta que se aproxima a los 60 años de vida), sino por el hecho que teniendo esa larga edad se conserve igual o mejor que uno de nueva generación y ofrezca un nivel de servicio superior a prácticamente todos.

Pero empecemos por el principio. La Main Street de este Disneyland no difiere demasiado a la de Orlando o París (de hecho, ambas beben directamente de esta), solo que con la diferencia de que el juego de escalas y estrategias visuales no está planteado, por lo que los edificios son bastante más pequeños y menos impresionantes que en los otros Disneyland. Las avenidas y gran parte del parque lucía ya la típica decoración navideña:

Cuando recorremos toda esta Main Street (y si los carros tirados por caballos, coches y tranvías nos lo permiten) llegaremos a la main plaza, donde encontramos el original, el auténtico, el primer castillo Disney. En esta ocasión es el de la bella durmiente, acompañado cómo no de la clásica estatua de Walt Disney con Mickey:
Lo que más me llamó la atención sin duda es aquello que todo el mundo explica: el tamaño. El castillo es, en comparación al resto de castillos Disney, diminuto. De hecho apenas llega a la mitad de altura, por lo que la sensación de grandeza se pierde por completo. Pero aún así presenta formas y decoraciones más clásicas y, al ser más pequeño, la jardinería y estructura de alrededor es más envolvente y presencial.

Hablando ya de las áreas, Tomorrowland me pareció igual de insustancial que en Orlando. Un área muy futurista, muy limpia, muy sobria en las formas, pero que no acaba de despertar del todo el alma del auténtico aventurero.

Aún así, sí encontré elementos que me llamaron la atención, como Space Mountain (que supera con creces a la de Orlando y se convierte en una divertidísima coaster indoor, con poca iluminación y elementos de theming, eso sí) o la singular Finding Nemo Submarine Voyage, una ride en la que te adentras, mediante un submarino, en parajes totalmente marinos... ¡bajo el agua!:

A muy pocos metros, perfilando el área de Fantasyland, encontramos la imponente figura de la mítica Matterhorn Bobsleds, una de las coasters más carismáticas de Disney y de la cual pude hacer un vídeo on-ride, como habréis podido ver en el episodio que os he colgado arriba.

Me encantó la idea de adentrarte una y otra vez por túneles a cada cual más largo y raro, con iluminaciones preciosas, brillantes minerales, cuevas frías o incluso algún que otro "chapuzón":

Ya en Mickey's Toontown, pasé para riddear Roger Rabbit's Car Toon Spin, una dark ride muy bien llevada, con una cantidad de efectos visuales y sonoros apabullante y, de paso, completar el credit de Go Coaster, una junior coaster de Vekoma que tiene como añadido una hélice más y que ofrece un nivel de theming superior al de cualquier kiddie que haya visto hasta ahora. De hecho incluso el lift ofrece unos brazos robóticos que mueven los engranajes del propio lift:

De regreso a Fantasyland hay un rincón que consiguió estremecerme por completo dada la gran belleza del mismo. No es ninguna ride ni coaster espectacular, es una especie de pequeña villa de inspiración alemana y en la cual encontramos algunos cuentos clásicos como la recientemente animada Rapunzel. El ambiente, la música y el theming de este rincón es superior por completo, una muestra bastante fiel de lo que son capaces los imagineers Disney:

Pasando cerca de Adventureland entré en Pirates of the Caribbean y ya puedo decir sin temor alguno que la mejor Pirates de todos los Disneyland está aquí. Sin lugar a dudas, ¡menuda dark-ride! Un montón de salas, una ambientación terriblemente buena, lluvia, sol, tenebrosidad, niebla y algo que hasta ahora ninguna dark ride de este tipo había conseguido: que el techo NO se vea. Tienen un sistema de proyección de nubes y vapor, que hace que lo que veas sea un cielo oscuro con nubes grises moviéndose por él, pero ni cables, ni chapas, ni focos ni nada, la iluminación está integrada en los distintos dioramas por los que transcurre la barca. Magistral:

Nos adentramos ahora de lleno en Frontierland para explorar las olvidadas minas del far west y encontrarnos con sorpresas... ehrr... fósiles. Desconozco cómo sería la anterior versión (ya que esta coaster fue restaurada durante el año pasado y mucho de su theming ha sido añadido o renovado), pero quedé totalmente encantado con la sensación de viaje que te da. El lift con las proyecciones y efectos de dinamita es demencial, brutal. Por lo demás, tanto en layout como en interacción con el entorno, similar a la de Orlando en muchos aspectos:

Cambiamos totalmente de aires para entrar en un área que permanece sin exportar al resto de parques de la franquicia. Me refiero a New Orleans Square, un área de tranquilidad, restauración y callejuelas que se cruzan entre sí a través de amplias fachadas de madera y forja, con alguna que otra tienda de souvenirs y material artesano en su interior. Realmente un área MUY bonita, muy relajante y que será la delicia de todo aquel o aquella que guste de la música dixieland, el ambiente bohemio y la refinada gastronomía de la época:
Sin ir muy lejos, en esa misma área temática pero apartada por completo, nos encontramos con la Haunted Mansion, la genuina, la primera. Con un aspecto mucho más sureño y una columnata de acceso, el problema que tuve aquí es que, cuando acaba Halloween y empieza la época de Navidad Disney se ocupa de tirar de la licencia de Pesadilla antes de Navidad y redecora por completo la ride.

Estoy seguro que sin toda la prostitución de elementos visuales de Jack Skeleton y compañía la ride alcanzaría cotas superiores de calidad, pero lamentablemente a mi no me cuelan este invento y todo el juego visual con luces negras y animatronics baratos no hizo más que empeorar mi impresión a cada sala que pasaba. Una auténtica pena:

Y ahora llegamos al límite del parque, el área de Critter Country (que en Orlando corresponde a Frontierland), un área donde encontraremos básicamente dos rides: por una parte la dark ride de Winnie de Pooh (bastante sencillita pero con un mecanismo de movimiento de coches algo singular) y la mítica Splash Mountain, clónica casi por completo de su hermana de Orlando.

Me pareció quizás que en esta ocasión el layout está algo más reducido que en la versión de Florida, pero tampoco me atrevería a asegurarlo al 100%. Aún así las salas con animatronics sí que son exactamente las mismas, así como la vertiginosa caída final que consigue alimentar el efecto de que te vas a mojar por todas partes pero llegas finalmente a la estación de carga sorprendentemente seco:

Dejé para el final de la jornada una exploración a fondo de Adventureland, tanto de Tarzan's Treehouse, como de Jungle Cruise (retematizada también con la dichosa decoración navideña, pero en esta ocasión con cierta excusa bastante aceptable) como de la superior Indiana Jones Adventure que me dejó completamente boquiabierto no por la ride en sí (que también), sino por las colas, que creo que hasta día de hoy han sido las más brutales que he recorrido jamás. Podías pasar de caminar por el interior de una cueva de roca repleta de chirriantes murciélagos:

A enormes cúpulas de templos abandonados y descubiertos por misteriosas expediciones de arqueología:

En definitiva, una ride totalmente redonda, con infinidad de niveles y espacios y con una capacidad de inmersión totalmente perfecta. Indiana Jones Adventure me pareció, junto con Pirates of the Caribbean, una de las mejores majors que he probado hasta el momento, capaz de ensombrecer a absolutamente toda coaster de decenas de metros que se le ponga por delante.

Oscurecía ya en el caluroso Disneyland, así que me dispuse a volver al hotel no sin antes pasar por delante del diminuto castillo y sacarle la fotografía de rigor, con centenares de miles de bombillitas LED que resaltaban sus picudas torres:

Lo cierto es que, visto así, quizás os parezca un parque Disney más y creedme, cuando os haga el análisis al completo intentaré que no sea así, que descubráis los detalles que lo hacen totalmente único.

Lo único negativo que puedo encontrarle a este Disneyland es el attendance. Es abrumador por completo ver como sea el día que sea del año o de la semana, el parque se abarrota hasta los topes. No me atreveré a apostar con cifras, solo diré que había tramos en los que caminar por las calles se hacía algo complicado (y lo veréis en algunas fotografías). Aún así la operativa excelente de las rides hace que las colas en ningún momento superen los 15-20 minutos, aunque sí es un parque totalmente recomendable para iniciarse en el juego del Fast Pass, como hice yo sacando no menos de media docena en todo el día.

Como ya sabéis, día a día de este viaje estoy intentando seguir una alimentación más bien sana, dejando de lado el prototipo de alimento rápido que se suele servir en mayoría aquí en EEUU. No quiere decir que si hacéis un viaje a uno o dos parques sea lo que haya que hacer, al contrario, va bien disfrutar de la gastronomía variada. Pero en mi caso es simplemente un experimento, un reto personal.

Bien, dicho esto empecemos por el primer aperitivo del día que corresponde a un almuerzo ligero en Tomorrowland a base de una bandeja de mango aderezado con gotitas de lima (explosiva mezcla) y una botella de agua:
A mediodía y para la comida fuerte del día tuve que recurrir al frito y pedí una especie de patatas fritas chip caseras (algo más gruesas y sabrosas que las de bolsa) cubiertas de una fina crema, trocitos de bacon y cebollino, acompañada la bandeja también de otra botella de agua (que si os fijáis, siempre compro la misma marca porque aquí hay como decenas de marcas y tipos):

Ese día llegué muy agotado al hotel y apenas tuve tiempo de preparar la entrada que os escribiría para el blog, así que decidí prescindir de la cena y descansar directamente, esperando al próximo día.

Y atención amantes de las emociones fuertes, porque el siguiente parque que pisaremos deja atrás las ideas del theming y la fantasía y entra de lleno a por la intensidad de las coasters vertiginosas. ¡El siguiente parque es Knott's Berry Farm!

El gran viaje - Día 5

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Continuamos la ruta por la famosa costa oeste de Estados Unidos y esta vez dejamos atrás los parques temáticos, que han protagonizado estas últimas entradas, para adentrarnos en algo que los norteamericanos saben gestionar muy bien: parques de atracciones.

Y esta vez nos desplazaremos a uno de los más conocidos internacionalmente, habitual de las cabeceras de noticias sobre el mundo de los parques y uno de los favoritos para los habitantes de Los Angeles: Knott's Berry Farm.

Como viene siendo costumbre ya, aquí os traigo un interesante video-resumen con lo más relevante de la visita que realicé al parque:


Y así va el tema, Knott's Berry Farm resultó ser un parque bastante sorprendente en alguno de sus ingredientes, pero que me ofreció una imagen un tanto gastada, quizás producto de una temporada veraniega a pesar de sus numerosas coasters únicas en el mundo y sus rides más que curiosas. Pese a todo deberéis tener en cuenta que Knott's Berry Farm se sitúa a menos de 15 minutos en coche del complejo Disneyland, por lo que es una opción más que válida para añadir a vuestro planning particular si estáis de visita por Anaheim:
Tenemos decenas de parques en Europa que nos ofrecen una Zierer y en todos ellos se hace un trato de este modelo de coaster bastante mediocre, por lo que la mayoría de veces pasa totalmente desapercibida para los entusiastas. Pero no es el caso de Jaguar, la Zierer de Knott's, la cosa cambia radicalmente. Añadámosle un espectacular theming, añadámosle una longitud de casi 800 metros (sí sí, leéis bien, 800) y una capacidad de 1800 personas por hora y la convertimos en una major como la copa de un pino:

Aunque si tenemos que hablar de majors, sin duda la que se lleva la palma en Knott's es Silver Bullet, de renombrada fama internacional, esta invertida de B&M se convierte en una "must do" de las que uno puede no esperarse especialmente cuando visita el parque, pero de las que se quedan grabadas a fuego en la memoria una vez uno sale del mismo:

Extremadamente fina, muy divertida, con una progresión de elementos que derivan en una sorpresa final en forma de hélice de la muerte donde, como ocurre en otras B&M's, encontraremos el nirvana de las fuerzas G positivas.

Y no hace más que ganar belleza conforme cae la noche sobre ella y los focos se encargan de realzar sus bellísimas tonalidades anaranjadas:

Aunque si hay un tesoro que el parque ha guardado celosamente durante muchos años y recientemente se ha encargado de pulir, ese es Calico Mine Co., una bellísima dark ride que nos llevará de viaje a través de unas profundas minas en las que nos encontraremos con distintas salas repletas de iluminación, sonido, efectos especiales e incluso explosiones o humo:

Realmente el trabajo que han realizado en ella para esta última tempoarada es loable, consiguiendo otorgarle un nivel de espectacularidad superior al de la mayoría de las dark-rides que podemos encontrar en otros parques de atracciones similares a Knott's. El momento de acceso y paseo por la sala de estalactitas y estalacmitas es para abrir boca por completo, sino observad:

Como habréis comprobado a través del vídeo que os he colgado más arriba, Timber Mountain Log Ride, el flume del parque, tampoco es moco de pavo. Al contrario de todos los flumes que he probado hasta el momento, este nos ofrece largas secciones indoor cargadas de animatronics así como un theming completo que adquiere unas medidas realmente gigantescas:

Y a pocos metros de este genial flume nos topamos con el verdadero gigante del parque, la famosa Xcelerator, una de tantas launcheds de Intamin que nos elevará hasta la friolera de 62 metros a una velocidad nada despreciable de 132 km/h, todo ello en un recorrido bastante suave para la edad que ya acumula, así como un cálculo de peraltes magistral al que ya nos tiene acostumbrados la compañía de origen suizo:

Pero Calico Mine Co. no es la única extravagancia del parque en cuanto a rides se refiere ya que también podemos encontrar esta especie de platillo volador giratorio, una rarísima spin-ride de Morgan (¡gracias Raúl!) difícil, muy difícil de ver o haber visto por Europa, per bastante común en ferias y pequeños parques norteamericanos:

Localizamos en este parque también la simpática Coast Rider, situada en la mini área Boardwalk Pier junto con un par más de spin rides tradicionales. La particularidad de esta wild mouse de Mack Rides es el hecho de que su layout es expandido, con mucha más suavidad de lo que suele ser común en estos credits, unos drops más veloces y unas curvas quizás menos pronunciadas que lo convierten en un credit ideal para todo aquél parque que quiera un credit compacto pero duradero en cuanto a maltrato continuado a sus raíles:

En el otro extremo del parque localizamos una curiosa manera de disfrazar una moto-coaster de Zamperla en una especie de paseo en caballo a través de parte del parque y por encima, en varias ocasiones, de una ride de rápidos. Tiene puntos temáticos muy bien conseguidos y la sensación general es de que han llevado el concepto familiar hasta otro nivel. Muy buen credit:

Y como no puede ser de otra manera, no hay parque de atracciones norteamericano que se precie que no contenga por lo menos en sus filas con una clásica woodie. En este caso la protagonista es GhostRider, castigadísimo credit en las valoraciones de los entusiastas pero una coaster que no me dejó indiferente. Quizás no contenga demasiados airtimes ni brillantes peraltes, pero ciertamente me pareció un buen credit para hacer vivir por completo la sensación de una woodie al estilo más tradicional, sin peraltes extremos o overbankeds como hoy en día:

Y llegados a este punto, recordándoos como siempre que en un futuro me encargaré de analizar al detalle este genial parque de atracciones, cierro la visita que realicé en una jornada completísima a Knott's Berry Farm, corroborando el hecho de que muchos norteamericanos lo cataloguen como su parque de atracciones favorito, obviamente no es un parque gigantesco al estilo Cedar Point o los más grandes SixFlags, pero sí es un parque que puede competir con otros grandes de la industria como podrían ser Hersheypark o Silver Dollar City.
Otra jornada más en la que traté de equilibrar al máximo la alimentación para hacer realidad un viaje lo más saludable posible en cuanto a gastronomía se refiere.

En esta ocasión dividí el día en 3 comidas, el desayuno, que consistió en un sabroso vaso repleto de trozos de frutas de la época (sandía, mango, piña, uvas y otra fruta de cuyo nombre no consigo acordarme pero que no suele ser muy común en Europa, similar al melón), acompañado además de la clásica botella de agua Dasani, que parece que me persiga a todas partes:

Para comer en esta ocasión la opción más "saludable" que localicé fue el restaurante de la cadena Panda's. Esta cadena se especializa en comida de estilo asiático así como su gran plato, el orange chicken, una pechuga de pollo cocinada con una salsa similar al teriyaki, muy sabrosa y melosa. Así que mi menú para el mediodía consistió en un arroz integral 3 delicias con una porción de orange chicken, una galletita de la suerte y, cómo no, la omnipresente Dasani:

Y por la noche me acerqué en un momento a explorar los alrededores del hotel (cercano a la avenida principal mediante la cual llegamos a los parques Disney) y encontré un gran hipermercado de la cadena Target, donde adquirí un hummus con olivas y un par de bollos bagel (riquísimos y muy tiernos). La verdad es que el hummus no estaba realmente como yo esperaba, así que acabé comiéndome uno de los bollos con hummus y el otro solo. Cena ligera:


Y así, con comida más bien oriental, nos acercamos al final de la bitácora del quinto día. Ahora hay que tomar fuerzas porque se aproximan 2 días de vértigo, literalmente, ya que nos aproximaremos hasta los alrededores de Santa Clarita, a las afueras de Los Angeles, para visitar el mítico, legendario y famosísimo Six Flags Magic Mountain (y si os dais un paseo por RCDB, rápidamente os daréis cuenta de lo mareante que puede significar hacer un "resumen" de una visita a ese coloso de los parques de atracciones).

Mañana os explico...

El gran viaje - Día 6

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Y por fin llegó el día. En la vida de todo entusiasta (no solo de parques, sino de cualquier afición que se precie) llega un momento en que se cumple un hito, se llega a una cumbre, se descubre una joya largamente buscada y, en mi caso, ese hito fue poner pie en Six Flags Magic Mountain, una de las mecas de los aficionados a los parques de atracciones.

Pero empecemos por el principio. Yo me situaba en Anaheim, que está al sur de Los Angeles y tenía que viajar hasta Santa Clarita, que está justo al extremo norte de la ciudad (más allá de las colinas que la rodean). Así que la jornada empezó con un largo y temprano viaje en taxi desde una punta a la otra. Temprano significa despertarse a las 4:00 de la mañana para que el taxi de espere a las 5:00 (y en toda esa hora uno pueda ducharse, colgar la entrada de ese día redactada la noche anterior, vestirse, arreglar y montar de nuevo la maleta y esperar al coche).

Pero tras una hora de tráfico ligero (el hecho de viajar tan pronto fue precisamente para evitar aglomeraciones de ciudad de primera hora de la mañana), llegué a Santa Clarita, que vendría a ser algo así como una pequeña ciudad encajada en el interior de un valle de sierras secas, casi desérticas:

Descansé en el nuevo hotel (Santa Clarita Motel) durante un par de horas y a eso de las 11 me encaminé hacia Six Flags Magic Mountain con un taxista que cantaba canciones de Elvis y The Platers en vivo y en directo y decía que mucha gente le recomendaba irse a buscar trabajo como cantante a Las Vegas. Por eso era taxista.

Una vez llegado a las puertas del mega-parque, actué con un poco de planificación y dado que en 2015 es muy posible que vuelva a pisar algún parque de la cadena Six Flags, me saqué el pase de esta temporada que, de paso, sirve también para la siguiente temporada:

Es curioso que viviendo como vivo en Barcelona ya posea 2 pases de temporada de Six Flags. Bien, una vez con el pase en mano, me encaminé a atravesar las discretas puertas de un parque nada discreto, ya veréis:

Aunque todavía tengo que pensar muy bien cómo voy a encarrilar un análisis de un parque de atracciones con 18 credits (se dice pronto), he decidido que mediante las bitácoras describiré brevemente los credits que riddeé (que fueron los 18, claro) en el orden específico en que lo hice, para que os hagáis una idea.

Empezé pues quizás por uno de los platos más fuertes (pero la verdad sea dicha, al ir con antecedentes quería más bien quitarme de encima el credit más que nada). El bicho en cuestión era X2, el credit que sentenció de muerte a Arrow Dynamics y que por mi podría convertirse en miles de latitas de refresco a modo de reciclaje porque, para qué nos vamos a negar, ni Dinoconda me gustó en su día ni X2 lo hizo ahora. Extremadamente intensa, vibrante, brusca y desconcertante. Pero supongo que hay a quien le debe gustar meterse en una lavadora en funcionamiento... pese a todo, me quedo antes con esta que con la "hermana" china:

El siguiente credit fue todo un clásico, Viper (también de Arrow pero de unos cuantos años antes):

Quizás se malinterpretó lo que dije ese mismo día de Viper mediante mi cuenta de Facebook. No me pareció para nada mala (de hecho la llegué a repetir en 3 ocasiones), lo único que quise decir es que por primera vez una arrow me ofrecía más comodidad en los corkscrews que en los loops. Porque la recepción y salida de cada uno de los 3 loops de Viper es una tortura para el cuello (especialmente la salida del primer loop, el encaje con la curva peraltada es comparable a un latigazo del mismísimo Indiana Jones en tu espalda). Pero pese a todo, ya os digo, la riddeé 3 veces porque me gustó:

La siguiente a tachar en la lista se convirtió, por arte de magia, en una de mis favoritas de toda la visita al parque. Cómo no, debía ser un producto 100% Schwarzkopf y me refiero a Revolution, la primera coaster de construcción moderna que utilizó el loop que conocemos todos hoy en día:

Puro diseño alemán, muy terrain (en todo momento vamos yendo y viniendo por las colinas del terreno) y con una recta + loop que es totalmente inolvidable, una firma única. El único pero (y es el que todo el mundo le pone) es el hecho de que Six Flags haya pecado de seguridad en este caso y haya añadido unos incomodísimos arneses over-the-shoulders a una coaster que, de por sí, podría funcionar perfectamente con un simple lapbar. Schwarzkopf se hartó de demostrar una y otra vez que se podía hacer sin problemas, pero Six Flags quiso ese "extra" de seguridad y le restó unos grados de belleza a un de por sí adictivo credit:

Tras el viaje a través de bosques y montañas de Revolution, fue momento de presenciar una lenta y triste agonía ya que me dispuse a riddear Ninja. Lo malo de visitar un parque con 18 credits como este Six Flags Magic Mountain es que ves contrastes muy diferenciados entre credit y credit, especialmente cuando ya cuentan con muchos años o, como en este caso, cuando los recambios y el mantenimiento se empieza a encarecer a niveles muy altos.

Es en ese momento cuando el parque prescinde de uno de los 2 trenes originales o cuando se llega al punto de que en la entrada de la coaster hay un cartel que reza algo así como "funciona con un solo tren para conservarla durante más años". Cuando un parque te dice eso y al entrar a las colas ves que todo está desconchado, roto y que le hace falta no una, sino varias manitas de pintura, es cuando ves herida de muerte una coaster a la que le deben quedar apenas las temporadas que le falte a Six Flags para saber qué nuevo bicho poner en su lugar:

Y pese a todo Ninja es una buena suspendida de Arrow, lo suficiente intensa como para estar en el linde entre familiar y extrema, lo suficiente fina como para mostrarnos alegremente el otro lado de la "montaña mágica" y lo suficiente capaz como para ser una come-personas en caso de disponer de dos trenes. Pero mucho me temo que ese momento, lo perdió ya hace tiempo.

Pero guardemos los pañuelos y fijémonos en una de las adquisiciones más recientes del parque y, me duele en el alma decirlo, uno de los fiascos más espantosos. Me refiero a Apocalypse: The Ride, una woodie de GCI que añade un valor extra al formato woodie mediante algunos efectos de tunelado y fuego, además de unas colas que gozan de un buen nivel de theming:


El fiasco en este caso es doble: por una parte la coaster está muy mal mantenida, la madera usada por GCI no aguanta bien el clima seco y árido del lugar y allá donde mires ves soportes resquebrajados y madera enblanquecida por el sol (mal síntoma para una woodie, os lo digo ya por adelantado). Por otra parte y es un motivo que desconozco el porqué, la coaster goza de muy poca fama en el parque, por lo que es relativamente difícil que os la encontréis con gente un día de attendance medio y esto, para ser una coaster que cuenta apenas con 5 años de vida, puede considerarse fiasco a nivel comercial.

Y ya por último el credit que dejé para última hora de la jornada fue Superman: Escape from Krypton, una coaster prácticamente indescriptible, sencillísima y que no deja absolutamente a nadie indiferente. Echad un vistazo a esta fotografía de la entrada, si os fijáis allí al fondo se ve una pequeña torre que parece incluso una torre que podría confundirse con una de las farolas del parque, ¿verdad?:

Pero cuando nos situamos al pie de la torre y observamos sus 127 metros de altura, la cosa cambia y mucho:

Esta coaster es pura adrenalina en apenas unos segundos. Primero por el lanzamiento que empieza con un "disparo" de velocidad que va progresivamente aumentando hasta llegar a unos vertiginosos 160 km/h, para luego elevarte poco a poco en posición vertical hasta 100 metros de altura (más unos 20 de posición de los raíles sobre el suelo). Si a ello le añadimos el hecho de que lo hacemos backwards (esto es, de espaldas) tenemos como resultado un menú de sensaciones digno del sibarita más exigente.

Consejo rápido e indiscutible: si la hacéis de noche la cosa adquiere tonos de memorable.
Como ya os he dicho, la jornada del sábado de visita a Six Flags Magic Mountain fue dura, muy dura. Tan dura, a nivel de parque, que con las ansias de riddear el máximo número de credits se me olvidó comer (y sí, en ocasiones uno se ciega y pierde totalmente la noción del tiempo hasta que ve que empieza a oscurecer y entra en razón).

Por eso al salir del parque y antes de llegar al hotel, decidí pasar por uno de esos grandes supermercados yankees y comprar algo para poder hacer una cena no muy copiosa, pero digna de un estómago que acusaba cierta hambruna. En este caso compré una bandeja que incluía en 4 compartimentos queso tierno, pavo fileteado, uvas y unas tortitas saladas (combinando las 4 cosas a la vez era algo así como tocar el cielo) y adquirí también una ensalada italiana que vendría a ser una versión de capresse raruna, con mezclum, mozzarela, olivas, cherrys y una salsa de módena muy rica. Todo ello regado con una botella de agua de... ¡oh! Por fin un cambio, en esta ocasión adquirí una botella más grande de Arrow Dynamics Head, una marca más que encontré en las miles de estanterías de aquella mega-store de comida:


Y hasta aquí la bitácora correspondiente a la primera toma de contacto con el gigante de Six Flags Magic Mountain.

Como podéis intuir (y os lo dejaré fácil, aquí está toda la lista de credits del parque) me quedaban todavía muuuchas coasters por riddear y de las que todavía os tengo que hablar mediante la siguiente bitácora y repito, las hice todas, así que las mencionaré una a una.

Lamentablemente mañana no podré escribir a tiempo la entrada porque, entre otras cosas, estaré aterrizando a Barcelona y recuperándome del jet lag, por lo que espero que más pronto que tarde os pueda relatar esta segunda visita al gran parque de las seis banderas y, de remate, ofreceros el vídeo de rigor con todos los momentos más destacados que viví en él (que fueron muchos, sí).

Mañana (o pasado) os cuento...

El gran viaje - Día 7

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Durante la anterior bitácora nos quedamos más o menos en el ecuador del gigantesco parque de atracciones Six Flags Magic Mountain. Durante esa visita pudimos ver algunos de sus credits más conocidos internacionalmente, pero nos quedaron un buen puñado de ellos por analizar, así que en este segundo día en el parque de Santa Clarita acabé de riddearlos todos, fotografiarlos y captar sus movimientos para mostraroslo a través de la bitácora de hoy.

Sin más preámbulos, el vídeo que os debía desde la anterior entrada y donde quedan reflejados la inmensa mayoría de credits del parque (que recordemos que son 18 en total):


Durante la segunda jornada de visita decidí girar a la derecha en vez de a la izquierda nada más acceder al parque, así rodearía la otra mitad del parque e iría tachando de la lista los credits que me faltaban por completar. Así fue como me encontré con la que ha sido la gran novedad del parque en 2013 y una de las más controvertidas de la pasada temporada, la magnífica y juvenil Full Throttle:

Realmente Full Throttle es una buena chuchería, con una dinámica algo mayor de lo que uno puede esperarse habiendo visto vídeos y fotografías de ella y con algunos puntos que no dejan de ser sorprendentes, como el frenado, lanzamiento backwards y launched forwards en dirección al retorno del loop, la baja (bajísima) velocidad a la que pasamos por la cúspide del loop o el ejecting airtime que experimentamos en el frenado final justo tras el drop que nos ofrece el mismo y gigantesco loop de esta coaster de Premier Rides:

Tras haber experimentado el lanzamiento, altura e inversiones de Full Throttle era momento de descubrir uno de esos trucos que no son demasiado agradables de descubrir y es que sí, 18 credits (con uno más en camino) es una cifra espectacular, pero hay que tener en cuenta que 4 de ellos son coasters de ámbito kiddie y, aquí viene el disgusto, las 4 están en un mismo lugar, juntas. Empecemos por la insulsa Canyon Blaster, una kiddie con todas las de la ley que pese a todo ofrece divertidos mini-camels donde quizás experimentéis algún escueto airtime:

Continuamos con la adquisición de esta misma temporada, Speedy Gonzales Hot Rod Racers, una tan innecesaria como insustancial 80STD de Zamperla que, eso sí, luce un bonito frente de tren:

A tan solo 20 metros nos encontramos con la mayor de las 4, la junior coaster de Vekoma llamada Road Runner Express y que juega apenas con un mínimo ápice de theming que la convierte en un credit bastante resultón, además de que el ciclo (en momentos de bajo attendance) es doble:

Y ya por último encontramos una auténtica rareza de la cual puedo decir que pude probar sus incómodas e innecesarias vibraciones, me refiero a Magic Flyer, una kiddie diminuta (apenas con un lift de unos 2 metros de altura) que guarda la particularidad de posiblemente ser un prototipo que data de 1946, aunque es propiedad de SixFlags Magic Mountain desde 1971 y es, junto con la familiar Gold Rusher, el credit más longevo que conserva el parque:

Dejando atrás este despropósito kiddie (que en realidad podría ser reducido a tan solo dos especimenes) nos topamos de repente con un auténtico coloso de acero, una leyenda viva en el parque y posiblemente una de las mejores coasters que todavía conserve en el interior este mágico recinto, me refiero a la imponente Goliath con su no menos imponente (y tematizada) entrada:

La historia que se esconde tras este credit y su constructora es ciertamente triste. Giovanola, empresa de origen suizo de vital importancia en la construcción de rides durante la década de los 90, había adquirido grandes conocimientos de construcción de coasters tras trabajar para gigantes como Intamin o B&M, por lo que en 1998 se aventuró a iniciarse en el negocio de las coasters a lo grande, con dos proyectos de magnitud gigantesca como son esta Goliath y la Titan de Six Flags over Texas en 2001.

Con ambos proyectos, la empresa se endeudó tanto que acabó quebrando y cediendo sus negocios progresivamente a otras empresas hasta desaparecer para siempre en 2004.

Y os voy a decir una cosa: ojalá su legado hubiera continuado porque por lo menos esta Goliath es una auténtica maravilla. Con cierta esencia del peraltado de Arrow Dynamics, una suavidad propia de las B&M de los 90 y una intensidad totalmente Intamin, es una mezcla perfecta que ofrece puntos de enormes fuerzas G como es la gigantesca hélice que alberga en el interior del layout:

Descubierta esta joya más o menos oculta del parque, es momento de dirigirnos a un área apartada, muy apartada, que bien parecería una segunda entrada al mismo desde el área de los parkings traseros. Pero justo allí, montada sobre lo que en su día fue el asfalto de un parking, encontramos la que posiblemente sea una de las peor conservadas B&M's que he encontrado en mi vida, la irregular Scream!:

Con un layout clónico al de Bizarro, la hermana de Six Flags Great Adventure, hasta ahí están las similitudes entre estas dos coasters. De principio a fin la vibración, el gastado de track y el traqueteo se apoderan de tu cuerpo y la sensación es de que el arnés over-the-shoulder típico de las coasters suizas ha emprendido una decidida batalla contra tus orejas y tu cabeza en general, saliendo del credit, por lo menos en mi caso, bastante perjudicado y tocado. Algo que ni por asomo me ocurrió en la versión gemela de New Jersey:

Momento ahora de movernos hasta la zona trasera del parque, donde localizamos las adquisiciones más punteras que ha hecho el parque en estas últimas décadas y con la primera que nos topamos es con la intensa pero repetida hasta la saciedad Batman - The Ride:

Un credit del que se han escrito ya tantísimas descripciones (yo mismo en alguna ocasión creo haber hablado de este modelo de B&M), que es inútil hablar de ella más allá de que sí, ofrece un nivel de dinámica en elementos muy elevado, un buen ejemplo de muestra de inversiones y un catálogo de trucos y juegos de layout bastante bien llevados. Vale la pena indicar, eso sí, que de todas las que llevo probadas hasta el momento creo que esta fue la "Batman" más ejemplar de todas, por el conjunto quizás ya que la estación me pareció un buen ejemplo de theming progresivo y la localización de la coaster (ni a las afueras, ni integrada por completo en el interior del parque) la convierten en una coaster de catálogo más que correcta:

A apenas unos 50 metros del gigante de acero azul oscuro nos topamos con otra de las novedades que recientemente el parque descubrió para todos los fanáticos de Six Flags, una de esas rarezas para los norteamericanos que a los europeos ya no nos sabe tanto a "única", me refiero a Green Lantern - First Flight:

Con un layout clónico al ofrecido por la fastuosa Insane en Gröna Lund, esta Green Lantern difiere muy ligeramente en el trato de las inversiones por parte del tren, aunque he de decir que las encontré bastante iguales ambas, la versión sueca me pareció, o por lo menos me ofreció, un puntito más de intensidad que quizás no supe encontrar en esta versión verde del famoso modelo zacspin de Intamin:

Pese a todo, como me ocurrió con Insane: una y no más, Santo Tomás.

Aún así, habiendo probado ya tantísima cantidad de credits, Six Flags Magic Mountain todavía tenía reservada para mi una pequeña aunque muy grata sorpresa. Su nombre es Riddler's Revenge y se trata de una stand-up de B&M, de aquellas que se dedicó a construir como champiñones en una moda pasajera de apenas unos años y que, no temo a equivocarme, pudo alcanzar su máxima cumbre de calidad con este genial credit de colores verdosos y grises:
Es una genialidad de layout, suavísimo, muy extendido, elementos de tamaño más que considerable (a excepción de un corkscrew final, marca de la casa, que sin embargo no supuso ningún tipo de inconveniente para el cuerpo), extensión que se dejaba ver y fotografiar por numerosos flancos y que permitía captar en todo momento la esencia de una coaster completísima y que puede que sea una de las B&M's más originales y remarcables de cuantas haya podido probar hasta el momento:

Sin duda alguna Riddler's Revenge se merienda varias veces tanto a la todopoderosa Mantis como a la insignificante Green Lantern de Six Flags Great Adventure. Si visitáis el parque de Santa Clarita, no os podéis olvidar bajo ningún concepto de riddear esta gran joya suiza.

De manera testimonial pero sin menospreciar ni mucho menos, encontramos en pleno centro del parque y terriblemente escondida entre los bosques y la ladera posterior la entrañable Gold Rusher, una mine train de Arrow que sin duda guarda un buen puñado de giros, mini-drops y cambios de peralte que os divertirán muchísimo y os ayudarán a entender la geografía del parque en un layout sin duda particular y repleto de hélices traicioneras:

Y ya para acabar este exhaustivo repaso a través del parque de los 18 credits, qué mejor manera de hacerlo que fijándome en el que fue mi credit personal número #400, un creditazo que desde que empecé a organizar el viaje meses atrás siempre lo tuve en el punto de mira, un mito entre las coasters extremas, la inigualable Tatsu:
Una flying totalmente ejemplar, no demasiado intensa hasta llegar al temido pretzel loop (el más intenso y extenso de los que llevo probados hasta el momento, una auténtica fuente de fuerzas G positivas para el cuerpo) pero preciosa en toda su concepción a una altura que nunca disminuye de la decena de metros, siempre vuelas sobre la espesura del bosque:

Tatsu se retuerce una y mil veces y con ella tu cuerpo, sujeto en posición horizontal y disfrutando de las ligeras brisas californianas. No consigue quizás el punto de descontrol que sí logré en su momento con Sky Scrapper en World Joyland (China), pero sí que logra plenamente unificar la sensación de vuelo que experimentamos en la británica Air con la sensación placentera de inversiones justificadas una a una que nos ofrece Manta en SeaWorld Orlando:
Tatsu consigue ser una mezcla de todas ellas con, repito, uno de los elementos más demoledores que pueda haber traido al mundo esta empresa, el gigantesco pretzel loop. Un ejemplo perfecto de lo que puede hacer un parque experimentadísimo y hábil en cuestión de encargos con lo que puede ofrecer una empresa totalmente puntera como es la vanagloriada Bolliger & Mabillard cuando lo que se sueltan son millones de dólares sobre la mesa. Imprescindible para todo park-freak.
Como ya habréis podido intuir en alguna ocasión, hay momentos durante mis viajes en los que decido probar rarezas o mezclas que normalmente no encajan con el estándar de lo que podría ser una visita regular a un parque y, el momento de la comida durante mi segunda jornada de visita a Six Flags Magic Mountain no fue para menos.

Localicé a los pies de los robustos soportes de Superman: Escape from Krypton, un local de restauración de la más o menos conocida cadena de comida norteamericana Food, Etc. , dedicada a ofrecer una amplia variedad de comida con inspiración asiática y mexicana, pero mezclándola con menús más yankees.

Los ojos se me abrieron como naranjas californianas cuando vi que había un puestecito en el que vendían sushi fresco en bandejas, por lo que no me lo pensé dos veces y decidí darme un pequeño capricho:

Dos bandejas de sushi en formato del clásico californian roll. Una con una variedad de salmón y atún sabrosísima y cubiertos de una salsa ligeramente picante que le daba un toque dulzón. La otra con la versión más minimalista y sencilla de los típicos californian roll de aguacate, surimi y arroz. Combinando ambas bandejas y acompañándolas con la ya familiar agua Dasani, logré una comida sana, equilibrada y totalmente diferente a lo que uno pueda esperar de un parque de atracciones tan americano como este Six Flags.

Y si pensáis que quizás es demasiado estrambótico comer sushi en este preciso lugar, pensad por un momento: ¿en qué otro parque podéis adquirir sushi y comer un par de bandejas como estas para después poder riddear vuestras coasters favoritas? Placer parqueril unido a placer gastronómico.

Por la noche apuré la bandeja de galletitas con lonchas de pavo y queso que había adquirido el día antes en una gran superfície de venta de comida.

Y así, indicando punto por punto los ingredientes de esta particular dieta, pongo el punto y final a la visita a uno de los mayores parques de atracciones en el que he puesto pie hasta el momento, un gigante del ocio que rivaliza (y además de manera muy digna) con el también gigante e invencible Cedar Point, que bajo mi punto de vista pasa la mano por encima a este complejo de ocio californiano.

El siguiente será el penúltimo capítulo y el último en el que nos adentraremos en un nuevo parque, preparad la escafandra de astronautas porque viajaremos al espacio para tener una visión general del globo terraqueo, símbolo inequívoco de la mítica Universal Studios, en Hollywood.

Mañana os explico...

El gran viaje - Día 8

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Cometí un error, he de reconocerlo. Bueno, en sí no es un error, sino simplemente un orden cambiado de visitas que hizo que el descubrimiento del parque del que os hablaré hoy no fuese tan placentero como aparentemente debía serlo. El error fue visitar el complejo Universal's de Orlando el año pasado, en 2013 y más o menos por las mismas fechas.

Pero antes de sacar conclusiones y hacer comparativas (además de ver qué esconde este pequeño pero sabroso bombón temático) vamos a echar un vistazo a este nuevo episodio en vídeo de la que fue la visita a una de las mecas del cine comercial en Los Angeles, el Universal Studios de Hollywood:


No, no os alarméis, realmente tampoco fue un error porque este parque tiene solera, tiene bastante por mostrarnos y, si no se ha puesto pie en la "meca" de Orlando, puede llegar a estar entre vuestros favoritos. Como ya me ocupé de decir en Facebook, el Universal Studios de Hollywood es una recopilación de "grandes éxitos" de la compañía en cuestión de parques, juntando y recopilando lo mejor de lo mejor aunque en versiones ligeramente descafeinadas o, por lo menos, diferentes a las superiores.

Para empezar Universal repite la estrategia que siguen también otros parques temáticos y potencia la estancia del visitante e incrementa su consumo con el Universal CityWalk, una larga y amalgamada avenida repleta hasta la saciedad de tiendas, restaurantes y locales de ocio en general donde podréis encontrar desde el clásico Bubba Gump, un Hard Rock Café o hasta la mayor tienda de Calcetines de Los Angeles. Si disponéis de dinero y tiempo, huíd antes de caer en las garras de este complejo comercial:

Superada la primera barrera comercial, es momento de plantarse ante el mítico arco de entrada de la Universal y adquirir billete en taquillas (a no ser que hayáis hecho la compra online). Y aquí es donde llega el nuevo disgusto ya que el precio de la entrada es realmente abusivo (92 dólares, unos 73€), teniendo sobretodo en cuenta que el parque que nos vamos a encontrar al otro lado del arco no es ni tan grande, ni tan completo como para costar ni tan siquiera la mitad de ese importe. Pagaréis la marca, sin más:

Durante mi visita decidí apostar por la visita a las majors más relevantes primero y posteriormente dedicarme a explorar los detalles y rincones del parque (que no abundan, para qué engañarnos). Así pues la primera major que pude probar y que ya tenía probada en su versión de Florida fue Desplicable Me Minion Mayhem:

Clónica por completo a su versión en Universal Studios Florida. Desde las salas de pre-show, los efectos, el uso de tecnología en proyecciones, olores o iluminación y, para acabar, la película. Es exactamente igual en absolutamente todo, a diferencia de las fachadas, que en el Universal de Orlando es esquinera y en la versión californiana es frontal por completo, custodiada por pequeños edificios que simulan el vecindario donde vive el inquietante Gru.

Otra de las rides que "sufre" el efecto clonado es The Simpsons Ride, con una divertida reproducción de Krustyland, el particular parque de atracciones del payaso de pelo verde tan mítico en la serie de dibujos animados. Y como ocurrió con la anterior ride, este simulador panorámico con movimiento y repleto de salas y más salas de carga se encuentra en una versión exactamente igual en el parque de Florida:

La única diferencia, esta vez sí, es el entorno de la ride, sensiblemente más escueto y pobre que en su versión del este. En la versión de Hollywood por ejemplo no encontramos ningún local de restauración, tan solo una hilera de puestos de feria ambientados en distintos personajes de la serie y un edificio aislado, a unos 20 metros de la ride, inspirado en el Kwik-e-Mart de Apu y donde encontraremos productos de merchandising tanto de la ride del parque como de la serie de televisión de Homer y compañía.

Pero no todo serán copias, pues también nos encontramos en las proximidades de la entrada con uno de los stunt-shows más espectaculares que he presenciado hasta el momento (y llevo ya algunos a las espaldas). Os hablo de WaterWorld, inspirado en aquella película de dudosa calidad protagonizada por un extraño Kevin Costner y que narra las peripecias de los habitantes de uno de los muelles construidos tras la inundación masiva de todo el mundo:

Realmente me pareció un show con una dinámica envidiable, una interacción con el entorno muy bien llevada y alguna que otra sorpresa que os dejará boquiabiertos si lo véis (tampoco es cuestión de desvelar spoilers). Aunque algo sí que os puedo decir: en las filas que pone "splash zone" haced caso porque os mojaréis. WaterWorld es, como su nombre indica, un show basado principalmente en el agua y esta misma será lanzada hacia vosotros (voluntaria o involuntariamente) sin piedad alguna. Avisad@s quedáis...

Proseguimos el recorrido por Universal Studios Hollywood con otro clásico y posiblemente, junto al stunt-show anteriormente mencionado, el segundo único aliciente para su visita dado la rareza de esta ride de paseo llamada Studio Tour (o Backlot Tour), donde una especie de autobuses descubiertos nos pasearán por algunos de los principales decorados de películas y series rodadas allí mismo con la compañía de un guía que nos irá mostrando imágenes en pantallas habilitadas en los mismos vehículos:

Además, pasaremos por distintos elementos que implicarán efectos especiales, movimiento, agua, sonido y en general un nivel de interactuación con el visitante muy grande, que se verá potenciado al entrar en la misteriosa caverna de la Skull Island de King Kong (la podéis ver en la fotografía de arriba) donde experimentaremos las sensaciones de King Kong 360, una simulación con pantallas en 360 grados y que requerirá del uso de gafas especiales para el 3D.

La verdad es que los 50 minutos de este Studio Tour bien valen la pena por la cantidad de elementos, escenarios y efectos que viviremos a lo largo de este recorrido. Preparad las cámaras y cerrad esas mandíbulas.

Y ahora es momento de vivir una de las rarezas más sorprendentes de este Universal y que pasará factura a la hora de incrementar tiempo de visita de manera realmente tonta. Y es que el parque está construido en 2 alturas, dos niveles separados por una ladera empinada de montaña y por los cuales nos moveremos gracias a unas largas y eternas escaleras mecánicas en 3 fases, salvando un desnivel de unos 60 o 70 metros de altura:

Una vez bajadas esas escaleras pasamos al piso de abajo, donde se encuentran las incorporaciones más intensas del parque y posiblemente las 3 majors más come-personas de todo el recinto, auténticos hervideros de ciclos sin parar. La primera de ellas, con la que nos encontramos nada más bajar del último tramo de las escaleras mecánicas es Jurassic Park: The Ride, un clásico entre clásicos:


Al contrario de en las otras rides, en esta ocasión pese a que el tipo y argumento de la ride es prácticamente similar, la estructura y recorrido varía ligeramente de su versión en Islands of Adventure (Orlando). En esta ocasión encontraremos un entorno algo más cuidado, más efectos activos y un espacio algo más comprimido pero mucho más acogedor. La salida del drop de 26 metros de altura, eso sí, luce mucho más cuidada y generosa en la versión de Florida, aunque la californiana ofrece quizás el extra de proximidad, además de un puente que conecta con la terraza del restaurante colindante a la ride y que ofrece un punto de vista distinto al de River Adventure en Orlando:


Para los más freaks de la saga de dinosaurios llevada al cine por el maestro Spielberg, la verdad es que esta versión de Hollywood tiene algo más de valor al ser la primera ride que se construyó de las 4 ambientadas en estas películas, de hecho se construyó mientras se rodaba la propia Jurassic Park, por lo que la inauguración de la ride contó con la presencia de alguno de los actores y del propio Spielberg (encontramos placas y menciones al personal a lo largo de varios puntos en la entrada de la ride).

Tras esta primera experiencia y remojo (porque sí, podéis salir algo salpicad@s de Jurassic Park: The Ride) es el momento de adentrarnos en las misteriosas ruinas egipcias de The Mummy: The Ride, la famosa coaster indoor de Premier Rides en colaboración con Dynamic Structures, Universal Creative e ITEC (un conglomerado de empresas, algo a lo que suele recurrir normalmente Universal y que encarece sobremanera el presupuesto de sus rides):

La sensación que me dejó es la de estar un peldaño por debajo de la espectacular versión de Florida, mucho más larga, suave y repleta de efectos. En esta versión Hollywoodiense, por ejemplo, no encontramos en ningún momento la presencia de llamaradas de fuego, aunque sí hace acto de presencia la niebla provocada por vaporizadores. Sin embargo el elemento de los animatronics de momias así como los escarabajos en forma de latiguillos de plástico sí que es un elemento común en ambas coasters.

Vale la pena indicar que pese a ser más sencilla tuve la suerte de encontrar un bajo attendance y poderla riddear no menos de 10 veces en todo el día, ocasiones que aproveché para certificar que el tren, en distintas filas y asientos, vibra constantemente, cosa que en la versión de Orlando es prácticamente imperceptible.

Ya por último nos encontraremos, al final de una avenida asfaltada muy típica de estudios de cine, un último pabellón con una fachada realmente espectacular y que alberga la no menos espectacular Transformers: The Ride 3D, hermana gemela y totalmente idéntica a las que se encuentran en Universal Studios Florida y en Universal Studios Singapore:

En este caso nos encontramos ante una de esas majors que significan apuesta segura (de hecho al parque le supuso, durante la temporada 2012 en la que se inauguró Transformers: The Ride 3D, un aumento del attendance anual de un 15%). Instalados en el interior de un transformer en forma de cápsula exploradora, nos veremos envueltos en luchas entre Optimus Prime, Megatron, el gigantesco Devastator o el simpático Bumblebee.

Todo ello aderezado con efectos de todo tipo, movimientos de 360º por completo, rápidos cambios de velocidad, giros bruscos y la sensación de que todo, absolutamente todo, está hilado de manera muy fina para evitar descubrir al máximo los secretos de una ride que, como sus otras dos hermanas, costó la friolera de 100 millones de dólares.

Vista esta última major, sorprendentemente el parque acaba aquí. Queda por ver el tratamiento que se le hará al área enorme que ocupan las obras de la que será Wizarding World of Harry Potter, situadas justo en el centro del nivel superior y que parece ser que reproducirán, casi al dedillo, la estructura de Hogsmeade + Hogwarts que encontramos ya en la versión de Orlando.

Pero en general la sensación que se le queda a uno en el cuerpo, especialmente si ha visitado ya algunos de los mayores parques temáticos del mundo, es que este Universal Studios Hollywood se queda corto, muy corto. De hecho aunque el nivel de attendance sea elevado es un parque que se deja visitar en una sola jornada sin ningún problema (8 majors a poquísima distancia las unas de las otras, no hay más).

Si estáis por la zona de Hollywood o de visita a Los Angeles, vale la pena una visita fugaz, pero si ya habéis puesto pie en el complejo de Orlando, puede que sea mejor ahorrar el día y visitar quizás otras cosas en la ciudad.
Como no podía ser de otra manera, el octavo día proseguí con la dieta parqueril que me propuse seguir jornada a jornada en este viaje y que os puedo adelantar que tuvo consecuencias positivas en mi peso final (pero eso será algo que quizás deje para otra entrada).

Durante este octavo día decidí ceñirme mucho a las 3 comidas importantes de la jornada: desayuno, comida y cena. Para ello inicié el día en una cafetería cercana al hotel (Trylon) y donde pude comer un sabroso croissan de mantequilla acompañado de un capuccino que me supo a auténtica gloria. Creo que es la primera vez que tomo un café más o menos bueno en EEUU:

A mediodía y viendo la escasa oferta de restauración que ofrecía el parque de Universal Studios Hollywood, decidí optar por un recurso que ya conocía de mi visita a Knott's Berry Farm y es la cadena de restauración con inspiración asiática Pandas, donde pude degustar una porción de orange chicken, una de tallarines con verduras y una de arroz salteado. Acompañé la comida con un vaso de Fanta Naranja y un refrescante postre a base de sandía bien fresca y cortada en dados, servida en otro vaso de plástico:

Como la comida durante el mediodía fue bastante copiosa, a última hora de la jornada no tenía demasiado hambre, por lo que la cena finalmente se redujo a comer un producto clásico de EEUU y que no puede faltar jamás en ninguna de mis visitas, el mítico Pretzel calentito, que vamos a decir las cosas por su nombre, no es más que PAN enroscado en esta curiosa forma:

Comiendo este sabroso pretzel frente al drop final de Jurassic Park: The Ride es como finalicé mi visita al parque y regresé al hotel para preparar mi partida hacia Barcelona al día siguiente.

Me esperaba por delante un madrugón a las 6 de la mañana, un entretenido viaje en taxi al aeropuerto, un vuelo de 5 horas hasta Miami (primera y única escala de este viaje de vuelta) y el gran vuelo de casi 9 horas para cruzar el charco y aterrizar, con un jet lag de los que hacen historia, en una lluviosa Barcelona.

Pero eso es algo que me encargaré de explicar de una manera más extendida en la novena y última bitácora de este apasionante pero exhaustivo viaje por la costa oeste de EEUU.

Mañana os explico...

El gran viaje - Día 9 (Final)

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Últimas horas ya en Los Angeles, últimas horas de un largo y cansado viaje que llega ya a su fin y que durante 10 días ininterrumpidos me ha mostrado lo mejor (y quizás algo de lo peor) de una ciudad que jamás duerme, una ciudad enorme, muy poblada y con algunos de los parques temáticos y de atracciones más espectaculares del mundo.

Como no podía ser de otra manera también, el último vídeo de esta particular serie en la que pongo punto y final al seguimiento de la ruta mediante Youtube:


Las últimas jornadas de este tipo de viajes suelen estar marcadas por esa extraña mezcla de sentimientos en el cuerpo que hacen que tu mente sea un coctail de sensaciones. Por una parte la tristeza por abandonar una aventura tan repleta de ingredientes y anécdotas, por otra parte la sensación de calma por haber podido llevar a cabo punto por punto todos los objetivos iniciales de aquél viaje que meses atrás planificaste con tanto esmero. Y en mi caso particular, con 3 cámaras, un portátil y multitud de archivos recogidos durante todas las jornadas de manera masiva, una extraña calma en la que por fin empiezo a respirar con tranquilidad y con la satisfacción del "trabajo" bien hecho.


El último día en Los Angeles amanecí en el Hotel Tyrlon, a apenas un par de kilómetros de Universal Studios Hollywood y a otros tantos de las famosas colinas de Hollywood. A mi salida del hotel y esperando el taxi que me llevaría al aeropuerto, aproveché para avistar a lo lejos el simbólico edificio de la Capital Records, emblemática discográfica norteamericana:

Eran más o menos las 7 de la mañana y el viaje hasta el aeropuerto me llevaría más o menos media hora. Aproveché para conversar con un taxi repleto de "humanidad" y un taxista bastante animado que me explicó algún que otro secreto de la ciudad que debería tener en cuenta en una posible próxima visita:


Con el sol ya en pleno y claro cielo, llegué a la terminal 4 de LAX, el Aeropuerto Internacional de Los Angeles, un lugar donde los más jugones del GTA V reconocerán sin duda la que es una de las estructuras más simbólicas del aeropuerto, genialmente representada también en el videojuego de Rockstar:


Con un ligero retraso de 20 minutos tomé el vuelo que me llevaría hasta Miami en poco menos de 5 horas. El retraso fue debido a que la programación inicial era de escala en New York, pero el temporal que estaba sufriendo por entonces la ciudad de los rascacielos al norte hizo que la aerolinea decidiera hacer escala en Miami, mucho más propensa a realizar el vuelo de la manera más puntual posible. Así que tras esas 5 horas y la variación de 3 horas en el reloj internacional, me planté a última hora de la tarde en el Aeropuerto Internacional de Miami, donde tras una escala breve de poco más de una hora, emprendí de nuevo el gran vuelo, esta vez ya con dirección a Barcelona:

8 horas, dos películas y varias cabezadas después, corría 6 horas hacia adelante en el reloj, atravesaba fugazmente la noche y me plantaba en el Aeroport del Prat de Barcelona a eso de las 10 de la mañana del día siguiente:

En 14 horas adelanté 9 en el reloj (esto explicado rápido es bastante confuso, debo admitir, pero luego lo piensas y es realmente una locura), mi cuerpo fue vilmente engañado y justo cuando mi cabeza pensaba que era momento de ir a dormir, empezaba una nueva y lluviosa jornada en Barcelona.

El contraste térmico era apabullante, pues salí de Los Angeles con temperaturas rondando los 30 grados a mediodía y llegué a Barcelona con 12 grados y una tormenta realmente acongojante.

Entorno a media mañana llegué a mi casa. Dejé la maleta, dejé la mochila, tomé asiento en el sofá y solté la clásica frase que uno suelta en estas situaciones: ¡Hogar, dulce hogar!

Ponía punto y final a uno de esos grandes viajes que esculpen por completo la mentalidad del eterno viajero. Una experiencia difícilmente reemplazable que me marcó, marca y marcará de ahora en adelante a nivel de haber podido probar alguno de los parques más impresionantes con los que me he encontrado hasta ahora.

Definitivamente, 2015 será un año cargado de análisis y coasters en el blog...

El gran viaje - Conclusiones

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Se acabó lo que se daba. Todo empezó aquél lejano domingo en el que publiqué una misteriosa entrada en la que os anunciaba que había desaparecido por completo y acaba ahora, tres semanas después, con la vuelta a la normalidad (dentro de lo que cabe) en el nivel de creación de entradas para el blog.

Han sido días intensos, un mes de noviembre que será difícil de olvidar (con un montón de días en los que ha habido una entrada diaria, un ritmo que os aseguro que es dificilísimo de seguir) pero a la vez una experiencia inolvidable y muy gratificante que me ha ofrecido conocimientos extra así como una colección de material multimedia que iré desgranando para vosotr@s durante este próximo año que se nos acerca ya.

Así pues hoy, en Bloggercoaster, he decidido lanzar al aire 10 reflexiones rápidas con las que me quedaría tras la visita a la ciudad de Los Angeles y todo lo que ello ha comportado. Reflexiones que están a medio camino entre la experiencia en viajes, el turismo y, cómo no, la visita a los parques de allí. Y tras las reflexiones, una útil y sencilla recopilación de todo el material que he publicado hasta ahora sobre el viaje:


10 Reflexiones al aire...
  •  Cuidado con las medidas. Y no me refiero al cambio de unidades (que también, recuerda que en EEUU no se habla de metros, litros o kilómetros, sino pies, galones o millas), sino que me refiero a las proporciones de las distancias. Como bien se encargarán de recordaros tarde o temprano, norteamérica es un país joven y con mucha extensión de terreno allá por donde vayáis, así que cuando calculéis viajes o transportes aparentemente cortos (entre un barrio u otro o entre dos parques, por ejemplo) tened en cuenta que probablemente haya el doble o el triple de distancia de la que inicialmente creíais.
  • Llevad una bolsita/monedero solo para monedas. Pese a que la unidad de pago más generalizada del país son los billetes, existe también el pago con monedas y los precios al céntimo, por lo que puede ser que sin daros cuenta enseguida os carguéis de decenas de moneditas que, si no las vais consumiendo (y es realmente difícil hacerlo), acabaréis acumulando masivamente. Un bolsillo con cremallera en la mochila o una bolsita cerrada os sacarán de más de un apuro.
  •  Cada un@ es libre de vestir aquello que desee, pero a la hora de hablar de parques es esencial llevar un calzado cómodo (dejad la estética a un lado), evitar las prendas ajustadas o vaqueros y sobretodo no os preocupéis por las rides que puedan mojar porque, pese a que existe la posibilidad de acabar bastante mojado, la temperatura seca i calurosa de California hará que no estéis mojad@s demasiado rato. Olvidad comprar chubasqueros o prendas que os cubran en las rides acuáticas, tardaréis más en sacarlos y meterlos dentro de la mochila que en secaros rápidamente.
  • Si no disponéis de carnet de conducir reservad un buen colchón económico para los taxis. Como os dije en el primer consejo las distancias en Los Angeles son brutales y el tráfico casi siempre suele ser intenso, por no decir desesperante, así que las carreras en taxi son igual o más caras que en las ciudades españolas. Esto, sumado a la proliferación de distintas compañías de taxi, hará que los precios puedan bailar entre un 5% y un 20% en el mismo recorrido. Calculad siempre el doble de tiempo para desplazaros de un punto al otro y jamás, JAMÁS penséis en tomar el bus, es algo que desaconsejan incluso los propios habitantes de Los Angeles, por algo será.
  • Si vas a visitar el complejo Disney pero prefieres adquirir habitación en hoteles periféricos que no pertenezcan a la cadena, adquiere siempre las entradas en el hotel. En la mayoría de los hoteles te ofrecen un servicio de transporte del hotel al parque y del parque al hotel, terriblemente cómodo tanto cuando tienes ganas de poner pie en el parque como cuando tienes ganas de regresar y descansar en tu alojamiento. Jamás os harán descuento, pero os ofrecerán siempre ventajas como esta del transporte que además os pueden ahorrar un buen puñado de dólares.
  • No te agobies demasiado si al entrar a los parques Disney ves mucha gente en el interior o accediendo al mismo. Por norma general, Disneyland es un parque con un nivel de attendance muy elevado durante toda la temporada, pero a su vez es un parque preparadísimo para poder captar y absorber toda esa gente, sea cual sea la cantidad. Es también aconsejable que te adaptes lo antes posible al uso del servicio (gratuito) del FastPass.
  • Estudia previamente los parques para priorizar tiempos de espera. Tampoco se trata de realizar tesis o de empollarse hasta la saciedad todos y cada uno de los rincones del parque, no, pero jamás vendrá mal conocer por lo menos la estructura del parque (si es de ciclo circular o con senderos interconectados, si tiene distintas alturas o niveles, el sentido normal de circulación, etc.). De la misma manera va bien tener una referencia de las rides y coasters y de su capacidad estándar, por ejemplo no es lo mismo la capacidad de una dark ride o una come-personas que la de una wild mouse o una flat de poca capacidad y ciclos largos. Familiarizarse con el mapa del parque antes de visitar el parque es un buen paso, por Internet pueden encontrarse fácilmente siempre los mapas de cada parque incluso en la temporada presente.
  • Procura desayunar y cenar fuera de los parques, es mucho más económico. Si el bolsillo o el tiempo escasea en una visita a parque en Los Angeles, sobretodo si el volumen del mismo es grande, se puede ganar un tiempo extra desayunando antes de acceder al parque y dejando la cena para la salida del parque. Normalmente alrededor de los parques se pueden localizar decenas de restaurantes o cafeterías donde podremos comer a un precio generalmente inferior al de los locales de restauración de los propios parques. Y con lo que os ahorraréis en ello, os podréis permitir quizás una buena comida a mediodía en el interior del parque.
  • Los elementos turísticos de Los Angeles no son tan espectaculares como parecen. Este es quizás el punto más personal de los 10 que os doy, pero realmente fue algo que capté desde el primer punto. Al contrario de como pueda suceder por ejemplo en New York, donde a cada paso que das hay un gran edificio importante, en Los Angeles el conglomerado de monumentos o edificios míticos es más reducido y, sobretodo, está mucho más repartido en la distancia. Además la estructura de lo más mítico está enfocada a que puedas sacar la típica y tópica fotografía, desde un mirador preestablecido con anterioridad, por lo que jamás sacarás una fotografía que no se pueda encontrar en miles y miles de albumes de otras tantas personas en el mundo. No harás jamás una fotografía "única" a no ser que caigas en la manida auto-foto. Lo que veas en vídeos o fotografías sobre el Kodak Theatre, por ejemplo, es aquello que verás una vez estés delante, no hay "parte trasera". Todo fachada.
      • Compra aquí un adaptador de electricidad para allí. Solo con investigar un poco veréis que en EEUU la electricidad es diferente a Europa y, por lo tanto, los enchufes también. Pese a que el voltaje no es algo por lo que os debáis preocupar demasiado (la mayoría de los cargadores y conectores de aparatos son de voltaje variable) sí que debéis ocuparos de comprar uno o dos adaptadores ya que los enchufes americanos NO son como aquí (de dos cabezales cilíndricos) sino que son de dos cabezales planos. Un adaptador de este tipo comprado aquí os puede costar como mucho entre 6 y 10 euros, sin embargo si intentáis comprar uno en EEUU id preparando billetes porque os costará entre 15 y 30 dólares, dependiendo de las prestaciones. El más básico (como el de la fotografía) os costará entre 15 y 18 dólares en los hoteles donde los ofrezcan a la venta. Así que sed precavid@s, adquirirlo antes os salvará del "robo".
      Un vistazo rápido

      Ahora que ya he finalizado el relato tanto en texto, fotografías como en vídeo de este intenso y largo viaje por la costa oeste, es momento de ordenarlo todo y tenerlo a mano, por lo que os facilito esta lista con los enlaces a las entradas que he dedicado al viaje así como los vídeos que me he encargado de ir subiendo al canal de Youtube (al cual os invito desde ya mismo a suscribiros si queréis seguir las andanzas por el mundo de los parques de un servidor).

      Día 1
      Viaje de ida



      Día 2
      Santa Mónica/Venice Beach



      Día 3
      Disney California Adventure


      Día 4
      Disneyland Anaheim



      Día 5
      Knott's Berry Farm



      Día 6
      Six Flags Magic Mountain (1)


      Día 7
      Six Flags Magic Mountain (2)



      Día 8
      Universal Studios Hollywood



      Día 9
      Viaje de vuelta



      *****

      Creo que no me dejo nada, así que hasta aquí llega esta entrada a mitad entre recopilatorio de consejos y de entradas/vídeos. He pensado en montarla y ofrecerla ya que así tendréis muy a mano toda la información que he ido colgando en estas 3 semanas en el blog.

      Como ya hice en repetidas ocasiones, quisiera agradecer tanto a mi família como a mis amigos el apoyo que me han ido dando tanto durante los días del viaje como a la vuelta (que es dura, la verdad). Y cómo no, también quisiera extender el agradecimiento a ti, a ti y a ti, que habéis tenido la paciencia de leerme y entrar día sí día también al blog. Gracias a todos vosotros y vosotras por seguir esta aventura y las que vendrán.

      ¡Mil gracias a tod@s!

      Animal Kingdom (parte 1)

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      Pues sí, nuestras aventuras y desventuras por el inmenso mundo de Disney todavía no han acabado y, antes de que se acabe este provechoso e inteso año 2014, quiero ofreceros mi punto de vista y análisis de uno de los parques de la franquicia del ratoncito orejudo que más me gustó durante la visita que realicé a finales del 2013.

      Quizás el hecho de disfrutar de cierta descongestión visual y temática en referencia al mundo de la animación de Walt Disney o el hecho de jugar con elementos mucho más realistas y culturales hacen de este parque una auténtica joya temática que vale la pena tener en cuenta y que destaca por encima de los otros 3 parques del complejo de Florida. Es como si Animal Kingdom fuese el laboratorio donde se gestan las ideas más alejadas del mundo de las princesas y reinos, más icónico quizás de la compañía.

      Así pues hoy, en Bloggercoaster, echaremos un vistazo a las primeras 2 áreas temáticas que nos presenta el parque. Por una parte nos atreveremos a cruzar las puertas de Oasis (el área de acceso del parque) y por otra descubriremos la enorme belleza que guarda la Discovery Island, en cuyo interior nos encontraremos con el de sobras conocido Tree of Life.
      Adentrándonos en lo salvaje...

      Todo en el ambiente es distinto cuando se trata de visitar Animal Kingdom, todo el proceso, la estética y el entorno cambia y parece más bien que por momentos estemos a punto de entrar en una gran reserva natural, alejada del murmullo de los parques temáticos repletos de visitantes o del sonido de las rides o coasters corriendo por raíles de acero.

      Hay un aroma a calma, un tiempo mucho más pausado y tranquilo y, en general, la sensación de relajación que uno añora en muchas ocasiones al visitar otros parques de similar calibre. En ese sentido ya desde antes de plantarnos en las puertas del parque, podemos visualizar gran cantidad de bosques y junglas a lado y lado del vial. Por supuesto no vemos absolutamente nada del parque:


      Conforme nos acercamos a la plaza central el lugar se expande y todo deriva en una gran extensión de cemento rodeada de altos bosques y naturaleza, el primer paso natural como en cualquier otro parque de Disney es el de pasar por los arcos de seguridad donde revisarán rápidamente nuestras pertenencias (si visitáis la mayoría de grandes parques de EEUU, esto es algo totalmente usual):


      Habiendo demostrado ya que nuestras intenciones son meramente de ocio y diversión, es el momento de descubrir el elemento que emerge navidad tras navidad en todos los parques Disney y del cual Animal Kingdom no podía ser una excepción. Un gigantesco árbol de navidad de unos 10 metros de altura y con un sinfín de elementos decorativos inspirados en la flora y fauna del interior del parque:


      El siguiente paso en nuestra inquieta búsqueda por acceder al parque es, como es lógico, pasar por taquilla y adquirir nuestros tickets. Eso si no habéis adquirido las entradas online, algo mucho más cómodo y rápido. Vale la pena indicar que las taquillas de Animal Kingdom son probablemetne de las más bonitas que he encontrado hasta ahora, decoradas hasta la saciedad tanto por vegetación floral como por elementos arquitectónicos de bella estética:


      Ahora sí que sí, con la tarjetita de cartón o de plástico en nuestras manos, podemos decir que ya estamos entrando en el reino salvaje de Disney's Animal Kingdom:


      La última barrera hasta encontrarnos cara a cara con Oasis, la primera área temática de bienvenida, es un arco en el cual cuelga una pequeña pancarta en la cual podemos leer el eslogan que ha caracterizado año tras año los parques de Disney: "Let the memories begin!" (¡Que comiencen tus recuerdos!):


      Puede parecer una banalidad, pero la distribución y orden de esta entrada es de las más impecables que he encontrado hasta ahora, sumado a un entorno que no puede ser más prometedor, como vamos a ver en adelante.

      Verde a raudales

      Ahora ya sí, ahora tenemos todo Animal Kingdom por delante y la original manera que tiene el recinto de darnos la bienvenida se aleja lo máximo posible de las famosas main streets al estilo Disney o Universal. Abandonamos el concepto calles, abandonamos el concepto de theming artificial en grandes cantidades, nada de edificios, nada de cafeterías o tiendas de souvenirs. La manera que tiene Animal Kingdom de darnos la bienvenida es a través de un área llamada Oasis y nos ofrece precisamente eso, un auténtico oasis de vegetación espesa, jungla, senderos a través de los árboles, formaciones rocosas ocultas en la espesura y algún que otro riachuelo:


      Mires donde mires en esta zona lo único que verás es naturaleza pura y dura. En parte os recordará a una especie de isla de Tom Sawyer (como pudimos ver en el análisis de Magic Kingdom unas semanas atrás) en la que hemos sido "soltados" para poder experimentar y campar a nuestras anchas. Podremos preguntarnos qué es aquél extraño y estrecho sendero y nos podremos adentrar en él para descubrir, quizás, un rincón oculto tras unas cascadas en el interior de una oscura caverna o un pequeño estanque con guacamayos a su alrededor:


      Oasis es, sin duda, una delicia para todos los sentidos. Los amantes tanto de la naturaleza como de la fotografía (mundos a menudo ampliamente unidos) encontrarán en este amplio pasaje todo un rincón de paz y tranquilidad en el que al estar el recorrido distribuido en diminutos ramales, jamás se sufrirá de aglomeraciones o multitudes. Todo el mundo avanzará para descubrir la siguiente área temática pero lo hará por caminos distintos y totalmente separados:


      Como os he dicho, no hay proliferación de edificios en este Oasis, de hecho únicamente contamos con la existencia de una tienda de regalos (Garden Gate Gifts) situada nada más entrar a mano derecha y pegada al arco de entrada y un edificio de restauración totalmente independiente y alejado del área llamado Rainforest Cafe, un restaurante perteneciente a esta peculiar cadena de restauración y que nos ofrece la oportunidad de comer o cenar rodeados de un trabajo de theming espectacular además de acuarios y un variado menú de waffles, hamburguesas, pastas y carne:


      Fuera de esos dos edificios el resto es jungla y bosque en los que de vez en cuando podemos encontrar pequeñas sorpresas en forma de fauna adaptada totalmente al entorno tales como osos hormigueros, espátulas rosadas o maras:


      Si os agobia mucho el tema de laberintos o de perderos por las numerosas sendas verdes que pueblan este área, lo mejor es optar por rodearla por izquierda o derecha, donde unos senderos ligeramente más anchos y decorados con coquetas farolas de bambú y madera nos mostrarán el camino más rápido y fácil para llegar a la próxima Discovery Island:


      Lo cierto es que si me ponéis delante las opciones de un main street tradicional Disney y uno al estilo Animal Kingdom, me lo ponéis bastante difícil. Apenas en 300 metros de recorrido a pie a través de estas amplias junglas uno se sentía plenamente integrado con la naturaleza, relajado y totalmente descontaminado de la imagen que previamente podía tener en mente de lo que sería un parque típico Disney. Al salir de Oasis uno cree haber entrado en una reserva africana o se pone en la piel de un explorador abandonado a su suerte a orillas del mismo Amazonas.

      El árbol preside todo

      Dejamos atrás ya la espesura y avanzamos paso a paso a través de un único y ancho camino que se irá abriendo progresivamente conforme nos acerquemos hacia el centro del parque. Atravesamos el río que rodea todo el recinto a través de un gran puente y empezamos a avistar ya la que es la joya de la corona de Animal Kingdom (con el permiso de la montaña artificial de Exedition Everest), me refiero al espiritual Tree of Life (Árbol de la Vida) que ahora puede que os cueste encontrarlo en el centro de esta fotografía:


      Pero que finalmente veréis ante vosotr@s con este porte tan intimidatorio y gigantesco:


      Casi 45 metros de altura, 15 metros de diámetro en el tronco y una extensión de raíces esculpidas y enterradas en tierra y roca visibles hasta en 100 metros a la redonda, el Tree of Life es una auténtica obra de arte que alberga además esculturas de decenas de especies animales del pasado y del presente (porque también hay incluso dinosaurios). Pero no os preocupéis que de este imponente Tree of Life os voy a ir hablando durante el resto de la entrada, vamos a centrarnos ahora en Discovery Island, que como su propio nombre indica es una isla en cuyo centro se encuentra el árbol pero que alrededor guarda un buen número de elementos y sorpresas, como se encargan de indicarnos señales direccionales tan trabajadísimas como esta que veis aquí:


      Discovery Island es conocida por ser un área que reparte el flujo de visitantes (ya que divide en dos el recorrido que aquí se inicia como circular y que nos llevará por el resto de áreas del parque) pero además también es conocida por ser el área que alberga la inmensa mayoría de tiendas y restaurantes del parque, al estar situada geográficamente en el centro del parque.

      Buen ejemplo de ello es Pizzafari, una pizzería donde además también encontraremos sabrosos menús con sandwiches o tostadas:


      Muy cerca del centro del parque y en un lugar de paso de miles de personas al día nos encontramos con Disney Outfitters, la tienda de souvenirs más grande del parque y el lugar donde encontraréis absolutamente toda la mercadotecnia existente tanto de las películas de animación como de sus personajes, enfundados en una estética más bien aventurera y salvaje o en versión original. También localizaréis aquí multitud de objetos de artesanía en distintas inspiraciones así como ropa, libros, CD's y, cómo no, películas originales Disney en DVD y BlueRay:


      Y otro de los recomendados restaurantes de la zona es el Flame Tree Barbecue donde l@s carnivor@s encontraréis todo tipo de platos preparados con vuestro alimento favorito: la carne. Desde costillas ahumadas, parrilladas, pollo o las famosas Turkey Legs, el alimento por excelencia del viajero en los parques de Orlando. Ojo al dato porque si tenéis el estómago vacío y os entra ganas de llenar el buche, el peor enemigo está aquí presente: el olor. Las cocinas de Flame Tree Barbecue desprenden constantemente aromas de barbacoa por la zona, por lo que es muy difícil resistir la tentación y no pasar a su interior a comer un buen banquete:


      Os he nombrado tan solo dos ejemplos de restauración en la zona, pero hay algunos más. Encontramos por ejemplo el Isle of Java (una pequeña y coqueta cafetería con deliciosos pastelitos y variedades de café), el Disvovery Island Ice Cream (que como su nombre indica es una completísima heladería con decenas de variedades) o los kioscos de Gardens Kiosk y Beastly Kiosk, donde encontraremos alimentos para alérgicos, guías de nutrición para las dietas y menús del resto del parque así como snacks y refrescos.

      No todo es simple fachada...

      Pero echemos de nuevo la vista al cielo y volvamos a maravillarnos con la grandeza del imponente Tree of Life. Porque sí, amigos y amigas, es prácticamente imposible situarse en un punto del parque desde el que no se vea tan portentosa estructura realizada enteramente de forma artificial (recordad que el árbol está realizado con acero, cemento y plástico, siendo el esqueleto principal del árbol los restos de una abandonada torre de extracción petrolífera que Disney adquirió específicamente para llevar a cabo este proyecto).

      Alrededor y en el interior del árbol podemos encontrar, si decidimos explorar, una buena gama de atracciones y rincones que nos entretendrán un buen rato tanto si decidimos observar la fauna que rodea el árbol distribuida en distintos recintos como la flora que estará presente a nuestro alrededor en todo momento. En toda la maraña de senderos y caminos que se entrecruzan en el centro del parque encontraremos cartelitos informativos donde se nos especifica la especie animal que podemos llegar a ver (y digo podemos porque Animal Kingdom no es un zoo al uso, no hay barreras y recintos para ver a través de ellas los animales, sino que es cuestión de que estemos en el lugar y el momento adecuados para ver pasar algún animal:


      Como os he dicho, encontraremos una docena de entornos totalmente adaptados y naturales en los que podremos localizar especies como nutrias, puerco espines, titís o una gran gama de roedores:


      Aunque no todo es lo que rodea el árbol. La particularidad más singular del Tree of Life es que a diferencia de lo que podría parecer, el interior del árbol y lo que sus raíces esconden es posiblemente la primera ride que probaremos en todo el parque y además una de las más carismáticas que presenta Animal Kingdom, me refiero a It's Tough to be a Bug!

      Para empezar,  nos olvidamos de espectaculares arcos de entrada o reclamos vistosos, se abre ante nosotros un camino rodeado de rocas, palmeras y grandes arbustos y cubierto con una red de cuerda sujeta por grandes postes de madera, la invitación idónea para el curioso amante de lo misterioso que, como fue mi caso, no había repasado el historial del parque antes de visitarlo y se encuentra con una ride de estas características:


      Mas adelante el camino va metiéndose poco a poco a través de pequeñas grutas, arcos de madera y estrechos barrancos de roca, cruzándose cada vez más con raíces de gran tamaño:


      En dichas raíces empezaremos poco a poco a distinguir cuerpos o rostros de animales que nos serán muy familiares, como es el caso de este enorme grupo de elefantes, tallados en la falsa madera de la raíz del Tree of Life:


      Como os he dicho anteriormente, no solo nos encontraremos en este curioso sistema de esculturas en relieve animales que existan en la actualidad en el planeta, sino que también iremos cruzándonos con especies que dejaron de existir hace millones de años, como es el caso de este gastonia oculto tras las maderas que soportan la red que cubre las colas:


      Por encima de nuestras cabezas pasarán también grandes ramales y troncos de raíz en cuyo interior aparecerán, como incrustadas, especies de insectos de distinta índole y tamaño:


      Y finalmente llegaremos a un punto en el que el cúmulo de raíces, ramas y rocas sera tan enorme que, sin planteárnoslo siquiera accederemos al interior del gran tronco del árbol, una gran sala cubierta de cemento en una perfectísima imitación de madera y que ya de por sí sirve como sala de pre-show ya que el juego consiste en dar un chapuzón de lleno en el theming referente a la película Bichos (Bug's Life), la segunda gran producción que Pixar estrenó tras el éxito de Toy Story. De repente nos encontramos en el interior de una guarida de insectos donde nos encontraremos con pequeños objetos de proporciones gigantescas o elementos tan naturales como una pelotilla de escarabajo pelotero de "apenas" dos metros de altura:


      Efectivamente, habremos entrado totalmente al área de preshow de It's Tough to be a Bug!:


      Tras una pequeña pero entretenida espera observando la multitud de detalles y minuciosidad del theming en cemento, se nos hará entrega de unas gafas 3D (con pequeñas antenitas incluidas) y se nos invita a pasar a una enorme sala en forma de teatro con una gigantesca pantalla en la que veremos proyectadas multitud de mariposas de colores que hacen las veces de telón:


      No voy a spoilear demasiado el show ya que sí, It's Tough to be a Bug! es más bien un show que mezcla las proyecciones, la iluminación, la interactuación con diversos personajes de la película e incluso la incursión de elementos reales que irán surgiendo del decorado con un lógico climax final que os dejará totalmente boquiabiert@s. Un concepto muy similar al que podemos encontrar en el mismo Magic Kingdom a través de la divertida Monsters Inc. Laugh Floor.

      Una vez disfrutamos de este show lleno de 3D e interactuación con el público, es momento de salir del árbol de nuevo (no olvidéis que todo el teatro entero está dentro de la estructura) y disfrutar de las vistas más cercanas posibles a lo que es el colosal tronco del icono principal de Animal Kingdom y donde nos encontraremos con geniales esculturas de leones, orangutanes, caballos, águilas, búhos, serpientes, iguanas y un larguísimo etcétera:


      Y aunque os pueda parecer que todas estas apariciones animales deterioren la belleza de la corteza de semejante elemento temático, si uno se fija en el entorno repleto de vegetación, rocas e incluso pequeñas cascadas no puede más que admirar la armonía con la que el equipo de imagineers trabajó en su día para hacer realidad la existencia de este Tree of Life, cuyo nombre cobra totalmente sentido viendo imágenes como esta:


      La verdad es que, como he comentado al principio de la entrada, junto con la majestuosa montaña de Expedition Everest, el elemento del Tree of Life es sin duda la carta más bien jugada por Disney en todo el parque, un ejemplo de que el theming al detalle puede llegar a cotas absolutamente asombrosas y, para no variar en la teoría, se le sabe sacar el máximo rendimiento cuando el sol desaparece en el horizonte y se despliega una red de iluminaciones sin parangón que hacen que nos quedemos embobados mirando esta preciosidad en la lejanía:


      Algo que, como también os he comentado, es posible realizar desde multitud de ángulos ya que el árbol es visible desde todas las áreas temáticas del parque (ya que en realidad lo rodean en todas direcciones, es como una especie de corazón temático).

      Así pues cuando llegan las últimas horas de la jornada, el parque ofrece distintos miradores y balcones desde los que tanto con fotógrafo oficial del parque como de modo individual podemos sacarnos bellas instantáneas en las que inmortalizar el gigante verde y marrón con su más bella iluminación nocturna:


      Os voy conociendo poco a poco ya y se que estaréis pensando much@s de vosotr@s: "Muy bien Jivo, esto es precioso, pero ¿dónde demonios están las rides y las coasters?".

      Paciencia. Paciencia y sobretodo rebajad mucho las expectativas en cuanto a rides y coasters porque la proporción de animales, theming y atracciones en este parque vendría a ser algo así como 30% animales, 50% theming y 20% rides. Encontramos muy pocas y la inmensa mayoría son majors de calibre superior (algo a lo que ya de por sí nos tiene acostumbrados la compañía del ratoncito Mickey).

      Estas dos primeras áreas tienen propósitos muy marcados tales como servir de distribuidoras de flujo de attendance (objetivo MUY importante para cualquier área de entrada de cualquier parque), ofrecer la inmensa mayoría de locales de restauración o tiendas generales y mostrarse como claros escaparates de lo que queda por venir, que ya os puedo asegurar que no es poco. Las rides y coasters, con todo el flujo de naturaleza que nos queda por contemplar, quedan empequeñecidas a una proporción más bien discreta.

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      Y hasta aquí esta primera toma de contacto con el que, a mi parecer, es uno de los mejores parques temáticos que he pisado hasta el momento, precisamente por lo que os explicaba en estos últimos párrafos del análisis, porque encara el trato a un theming concreto de una manera que pocas veces he visto en multitud de otros parques de igual o menor calibre.

      Animal Kingdom es una gran rareza, una rareza que lejos de convertirse en el hijo no deseado, en el bastardo encadenado en las mazmorras, se convierte aquí en el protagonista y en el objetivo de inversiones millonarias totalmente desorbitadas. Pero con un claro objetivo: hacer que los sueños de niños y mayores se puedan convertir en realidad también disfrutando y aprendiendo como nunca de la madre naturaleza.

      Animal Kingdom (parte 2)

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      Como ya sabéis, durante estas próximas semanas estaremos recorriendo poco a poco las distintas áreas temáticas que conforman uno de los parques más raros y a la vez pintorescos dentro del legado de Disney: Animal Kingdom, una especie de mezcla entre reserva natural, paraíso perdido en pleno centro de Florida y parque hiper-tematizado hasta la saciedad.

      En la primera entrega del análisis pudimos descubrir la curiosa manera que tiene este parque de darnos la bienvenida, alejándose de los estereotipos y las main streets tan manidas e icónicas y consiguiendo nuestra adaptación a un medio totalmente natural y verde. A su vez, vimos también la majestuosidad del elemento principal del parque, visible desde todos los ángulos posibles y con el místico nombre de Tree of Life.

      Así pues hoy, en Bloggercoaster, es momento de seguir avanzando en nuestra búsqueda e investigación, visitando en esta ocasión un curioso laboratorio en plena jungla, un lugar donde por un momento experimentaremos la magia de los viajes en el tiempo combinada con un entorno repleto de dinosaurios, hoy visitamos Dinoland U.S.A.

      Retorno al jurásico

      Si uno no investiga quizás un poco se podría caer en el error (o falsa suposición) de que la creación de Dinoland U.S.A. es el contraataque de Disney al abrumador éxito de las áreas temáticas de Jurassic Park por parte de su eterna rival, la Universal. Y bien, hay argumentos que pueden sostener esta teoría, pero Disney se encargó, con el planteamiento de este área temática, de desmentir tales suposiciones.

      Aparentemente al llegar a Dinoland U.S.A. nos ponemos en la piel de unos investigadores y científicos que decidieron, en 1947, fundiar el Dino Institute, una organización que se asentaría en un poblado abandonado de EEUU y que iniciaría investigaciones arqueológicas y científicas. Tiempo después estos investigadores encontraron una fórmula mediante la cual podían enviar objetos de gran tamaño (como por ejemplo vehículos de exploración) al pasado, por lo que el Dino Institute empezó a transformar los edificios del pueblo abandonado para adaptarlos a las necesidades de los investigadores.

      Con este más o menos ingenioso argumento nos da la bienvenida el área de Dinoland U.S.A.:


      Una vez entramos en el entorno efectivamente nos damos cuenta de que la bienvenida que se nos ofrece es similar a la que se ofrece al entrar en cualquier población estadounidense, con el cartel de bienvenida típico tallado en madera:


      Y el aspecto general del área evidencia la investigación y el aire a arqueología en general, con un enorme esqueleto de brachiosaurus que preside un puente de acceso general al área y que forma parte de una ride con la que nos encontraremos unos metros más adelante:


      Dicha "ride" es The Boneyard, una especie de mini-zona cerrada en la que los más pequeños podrán ponerse el mono de arqueólogos e investigar fósiles, esqueletos, huellas y demás elementos típicos de las investigaciones jurásicas a través de una estructura que imita los típicos asentamientos en los que se realizan tareas de excavación e investigación de las capas de tierra. En el interior de The Boneyard encontraremos también una fiel reproducción a tamaño real del desentierro de un fósil de mamut:


      Aparentemente, y según las indicaciones del argumento inicial, las casetas y edificios del poblado abandonado y reconvertido en Dinoland sirvieron para acoger distintos negocios y lugares en los que podían pasearse los investigadores del Dino Institute, así es como nos encontramos con un edificio de venta de snacks y refrescos llamado Tril-o-Bites:


      La heladería y churrería Dino-Bite Snacks:


      O el restaurante principal del área, el Restaurantosaurus, cuyo edificio se alzó tiempo atrás con la idea de servir de puerto pesquero para las pequeñas lagunas y charcas que se extienden alrededor del poblado de Dinoland:


      Pese a que por el horario y la situación decidí no usar el Restaurantosaurus como lugar para realizar mi comida esa jornada, vale la pena indicar que el interior y los alrededores del restaurante están repletos de elementos que encantarán a cualquier amante de las investigaciones y excavaciones arqueológicas, incluyendo reproducciones fieles de fósiles y elementos de minería, así como cuadros y decoración relacionada con ese rico mundo científico.

      Una major con solera

      Hasta ahora nos hemos ido adaptando poco a poco a la historia que nos quiere contar el área, con un rápido vistazo a las excavaciones y a los edificios del Dino Institute, pero es hora de ir conociendo el auténtico motivo de la existencia de Dinoland U.S.A. en Animal Kingdom y el toque realmente innovador que los imagineers de Disney prepararon en su momento para el visitante.

      Es así como nos encontraremos con Dinosaur, la que es considerada una de las dark-rides más espectaculares de la compañía del ratoncito orejudo:


      Dinosaur es herencia de aquél intento que hizo Disney a finales del siglo pasado (¡qué lejos suena!) por querer dominar el mundo de los dinosaurios que coleaba tras el estreno de The Lost World, la segunda y polémica parte de Jurassic Park. Disney decidió crear una película de animación en 3D en la que se mezclaba la aventura con la consciencia ecológica y una gran dosis de dinosaurios de un aspecto realmente asombroso por entonces. El problema fue que a nivel de taquilla la película no acabó de funcionar del todo y Disney se llevó un batacazo bastante comentado por entonces, algo que indirectamente afectó también a la repercusión mediática de la ride de Dinosaur en el parque:


      Hay que indicar también que Disney apostó fuerte pero seguro en la construcción y creación de esta ride ya que en 1995 había inaugurado el que rápidamente se convirtió en uno de los éxitos de los imagineers en la versión californiana de Disneyland en Ahaiem, la mítica Indiana Jones Adventure, una ride en la que los viajeros montaban en grandes jeeps e investigaban un misterioso templo a través de caminos, puentes y un recorrido intrincado con la ayuda del aventurero arqueólogo. El éxito de aquella hizo que Dinosaur fuese una realidad desde un principio y se decidió usar exactamente el mismo sistema, aunque con entornos más abiertos y un recorrido más lineal.

      El recorrido empieza con un acceso al imponente edificio de Dino Institute, presidido en su interior por una reproducción de un esqueleto de Tyranosaurus Rex a escala real que nos observará mientras recorremos la cúpula principal del edificio, donde se albergan las colas:


      Una vez pasado este tramo, nos adentraremos en el interior de los laboratorios, donde se nos descubrirá la estación de carga de los gigantescos jeeps que nos transportarán en un pionero viaje a través del tiempo en la búsqueda del cretácico tardío, la época en la que se desarrolla la película de Dinosaur y en la que se produjo la extinción de los dinosaurios, momento en el cual apareceremos nosotros a través de caminos de jungla repletos de dinosaurios escondidos:


      Tampoco os haré spoilers de esta impecable dark-ride, pero sí que me mojaré diciendo que me pareció mucho más floja y sencilla en comparación con la grandiosa Indiana Jones Adventure que probé hace apenas unas semanas en Disneyland Anaheim. Sí que el concepto y el desarrollo es sorprendente e innovador, pero la interactuación con el entorno así como la tecnología usada es mucho más extendida y admirable en las aventuras del arqueólogo cinematográfico. En Dinosaur todo queda en una narración a través del científico que nos va guiando en el coche y se pierde mucho más la capacidad de imaginación del viajero. Aún así, suspirarían decenas de parques en el mundo por tener algo tan atractivo a nivel visual como esta Dinosaur, de eso no cabe duda.

      Una vez salimos de la ride y como viene siendo lógico, encontraremos la tienda de souvenirs de la ride que a la vez sirve también como gran store del resto del área, la Chester & Hester's Dinosaur Treasures:


      En cuyo interior localizaréis un sinfín de elementos relacionados con el mundo de la arqueología y, como no podía ser de otra manera, con los dinosaurios. La verdad es que la decoración de la tienda es exquisita y repleta de bonitos detalles, fijándose incluso en ese eterno enemigo de los decoradores llamado techo:


      La tienda forma parte de un pequeño complejo residencial transformado en zona de tiendas y servicios, con un aspecto realmente carismático y que, en el argumento original de esta Dinoland U.S.A., antiguamente sirvió como estación de servicio y gasolina para los primeros investigadores del Dino Institute:


      En general hasta este momento el área de Dinoland U.S.A. se presenta impecable, con un muestrario bastante equilibrado de atracciones familiares, una major espectacular y digna de catálogo Disney y una variedad de edificios de restauración y tiendas que bien podría equipararse a cualquier otra área temática del parque. Pero desgraciadamente (y para sorpresa del park-freak), estamos a punto de presenciar una de las atrocidades visuales y temáticas más grandes que ha llevado a cabo hasta el momento la compañía del ratoncito Mickey...

      Disney... ¿qué haces?

      Como os decía, justo al salir de la tienda de souvenirs de Chester & Hester's Dinosaur Treasures es donde nos encontraremos cara a cara con una auténtica atrocidad temática de la mano de la todopoderosa Disney, algo sorprendente a estas alturas pero que también puede pasar, sin duda.

      El "problema" se llama Dino-Rama!, es una especie de mezcla entre sub-área temática dentro de la propia Dinoland U.S.A. y responde un poco a la necesidad de otorgar una ride extra y una coaster a la zona temática, para no dejarla únicamente con una pequeña walk-through para niños y una dark-ride en forma de major principal. El inconveniente es que allí donde Disney podría haber plantado, por ejemplo, una buena mine-train de Vekoma o algo quizás un poco más intenso, se decantó por ahorrar costes y crear un área temática low-cost que, dicen las malas lenguas, fue un ajuste de presupuesto tras la enorme cantidad de dinero que los imagineers se dejaron en otras áreas temáticas durante la construcción del parque:


      Dino-Rama! cambia por completo el look que hasta ahora teníamos del área, juega con colores planos, carteles mucho más visuales y un caricaturizado aspecto en los dinosaurios que nos encontraremos en el interior de este amplio callejón. Todo con un aspecto muy poco monumental y más bien cartoon, algo que no suele responder demasiado a los estándares de la compañía, pero que se convierte en una realidad.

      Para justificar este cambio, el parque nos cuenta que Dino-Rama! nace de la unión de los científicos más innovadores de la expedición, en la que se busca constantemente el medio para viajar en el tiempo y descubrir las épocas en las que los dinosaurios existieron. Con esa investigación del tiempo y con la idea de rentabilizar el asentamiento arqueológico convirtiendo todo en una pequeña feria estatal se juega en Dino-Rama!, algo tan poco creíble como cuestionable, un argumento válido a puntillas, pero muy poco claro de cara a un visitante más bien sencillo de mente (por decirlo de alguna manera). La cuestión es que ese cambio de estética y ese abaratamiento de theming no obtiene una respuesta clara en ningún momento, seamos claros.

      El hecho es que como os he dicho, esta mini-área consta de una flat ride destinada principalmente a un público más familiar y llamada Triceratop Spin:


      Que no es ni más ni menos que una reconversión jurásica de la de sobras conocida Dumbo, que podemos localizar en Magic Kingdom así como en multitud de otros parques Disney. Como podéis comprobar a través de esta fotografía, se abandona por completo el realismo o la seriedad, para dar paso a una estética totalmente cartoon e irrealista, más acorde con la idea de atraer al público infantil que de complementar la Dinoland U.S.A. que habíamos visto hasta ahora:


      Acto seguido llega una atrocidad mayor todavía. Responde al nombre de Primeval Whirl y es esencialmente una spinning coaster de (redoble de tambores) Reverchon. Sí, lo habéis leído bien, la francesa Reverchon se llevó el gato al agua con este proyecto:


      Técnicamente difiere en algunos aspectos de las clásicas spinning de Reverchon que podemos encontrar a patadas en todo el mundo (y qué triste suena tener que decir que Disney tiene dos de ellas...). Por ejemplo, el hecho de ser dos tracks en vez de uno (a modo espejo) duplica una carga que, de sobras es conocido, suele ser baja o muy baja. Por otra parte Disney solicitó que para aumentar la carga por hora de esta spinning se utilizaran 4 trenes más adicionales a los que ya existen en cualquier otro proyecto similar:


      Además hay elementos como el transfer o el theming que, evidentemente, tienen una transformación y adecuación más a juego con la compañía que encargó el proyecto y es ahí donde podemos ver un ligerísimo toque Disney, con elementos móviles y un ligero argumento jugando con los conceptos de tiempo y la locura de los investigadores del Dino Institute:


      Pero en definitiva Primeval Whirl es un manchurrón muy feo en el catálogo de rides y coasters del parque, un hijo repudiado y que rápidamente ignoraréis, además de que olvidaréis totalmente el recuerdo de riddear un credit de tan simple concepción y funcionamiento en un parque como Animal Kingdom. Por cierto, un pequeño consejo que os vendrá bien: probablemente debáis usar pocas veces el servicio de Fast Pass a lo largo de vuestra visita a Animal Kingdom ya que el attendance del parque no suele ser tan elevado como el de otros parques Disney, pero en Primeval Whirl es casi obligatorio ya que, aún así, el tiempo de espera suele variar entre los 20 y los 45 minutos. Sacar el Fast Pass os puede salvar de una lenta y aburridísima espera.

      ¡Prosigamos! Complementando un poco el resto de mini-área nos encontraremos con diversos edificios de chapa y madera que pretenden imitar las ferias más tradicionales norteamericanas y donde nos encontraremos, sin ir más lejos, con los típicos puestos de tiro, precisión o equilibrio a modo de ferias de principios de siglo XX como este:


      Este de aquí:


      O este otro:


      Un elemento que en el argot de los park-freaks es conocido como espacio de relleno. Siempre que en un hueco queda una plaza, una avenida o un rincón sin posibilidad de encajar una ride, teatro o coaster en su interior, el parque lo utiliza para hacer caber este cúmulo de casetas y puestos de barata construcción pero altísima rentabilidad. Que lo haga un parque Six Flags, Cedar Fair o uno de medidas más bien discretas es aceptable, pero que Disney caiga en lo burdo y simple de este tipo de recursos para un parque temático, da que pensar.

      Vista ya la flat ride familiar y la lamentable doble coaster que presenta esta Dino-Rama! es el momento de enfilar el camino a la salida del área, gobernada por una imponente figura que supongo que trata de imitar la que nos encontramos varios centenares de metros más allá en la entrada del área según veníamos del Tree of Life. Un brachiosaurus enorme con un aspecto evidentemente cartoon y un vistoso color amarillento que deberemos pasar por debajo para seguir con nuestra exploración del parque:


      Desde la parte trasera del enorme elemento temático vemos como sirve, a la vez, de arco y cartel de acceso al área. Un elemento que enfatiza quizás un poco la calidad temática perdida a capazos a lo largo de una mini-área tan lamentable como inútil:


      Patinazo pues del gigante Disney con la finalización totalmente desencuadrada y desequilibrada de esta Dinoland U.S.A., un área temática que prometía grandes expectativas al acceder a ella a través del arco inicial de entrada, que jugaba con una realidad que pese a trabajar con aspectos argumentales como viajes en el tiempo o institutos de investigación ficticios era creíble para el visitante, pero que con esta transformación en proyecto de dibujos animados rompe por completo la estética y se rebaja varios peldaños por debajo de lo que nos tiene acostumbrados la compañía de animación.

      Un pequeño suspenso para un parque que, no os preocupéis, está a punto de recuperar nota.

      *****

      Y hasta este punto llegamos a través del análisis de hoy en el cual nos hemos enfundado los uniformes de investigadores/arqueólogos y hemos descubierto el trato que en su día quiso otorgar Disney al mundillo temático de los dinosaurios y de la tierra hace miles de millones atrás en el tiempo.

      Un área que nos ha sorprendido inicialmente, con un proceso temático más que correcto y competidor con la todopoderosa saga Jurassic Park de la némesis de Disney (Universal), pero que se ha ido desdibujando conforme avanzábamos el recorrido hasta acabar como un despropósito temático.

      Este es el vistazo que ofrece Animal Kingdom a la flora y fauna del pasado, un pequeño traspiés en el parque que, como os aseguro, se verá recompensado en breves con áreas tan grandes y vistosas como Asia o África.
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